El timbre sonó finalizando las clases. Recogí mis cosas
rápidamente y salí al pasillo en busca de Sarah.
- ¡Sarah! – la llamé cuando la encontré entre un grupo de
gente.
- Dios, no sabes las ganas que tenía de salir de clase.
- Al final no me contaste todo lo de Niall eh. – le di un
codazo. Ella se puso roja.
- Pues eso, que me llamó y estuvimos un buen rato hablando,
y luego me dijo que si tenía algo que hacer esta tarde. Le dije que no, y ahora
estoy de los nervios. Va a pasar por mi casa a las cinco. No sabes las ganas que
tengo de verlo. – sonreí.
- ¿Te dijo que...?
- Me dijo que pertenecía a One Direction. – respondió a mi
pregunta sin terminarla.
- ¿Y lo creíste? ¿Así sin más? – recordé lo cabezota que
había sido respecto al tema con Harry.
- Si, bueno, al principio no. Pero me di cuenta de que me
sonaba muchísimo, al igual que Harry.
- Yo no me lo creí al principio...- me reí.
- ¿Qué vas a hacer tú hoy?
- Ni idea, mi madre tiene turno de tarde en el hospital y
como sola.
- ¿Y Emily?
- Se va a casa de mi tía, que por la tarde tiene
entrenamiento. - Salimos por la puerta del instituto.
- Kelly...
- ¿Qué pasa?
- Mira. – señaló a la farola enfrente de nosotras. – Ese
tipo, el que parece un esquimal, no para de mirarte. – me fijé y era cierto.
Era un hombre, estaba demasiado abrigado, vale que había frío...pero lo suyo
era excesivo: un abrigo marrón, una chaqueta con capucha por debajo, un gorro
de lana cubierto por la capucha, una bufanda de color beige y unas gafas de sol
Ray Ban de color negro. Bajó las gafas y las dejó sobre su nariz para mirarme.
- ¿Harry? – reconocí sus ojos. – bajé las escaleras de la
entrada rápidamente para llegar hasta él.
- Hola. – me sonrió.
- ¿Qué haces aquí?
- Venir a buscarte. – no podía ocultar la amplia sonrisa que
se había dibujado en mi cara.
- Hola, Sarah. – le saludó Harry cuando se acercó a
nosotros.
- ¿Harry? – dijo extrañada. Él asintió. - ¿Qué haces así
vestido?
- Camuflarme. – lo soltó como si fuera lo más natural del
mundo.
- Bien...Entonces, ¿te quedas con él?
- Si. – contestó por mi. Yo lo miré a los ojos. – Si tu
quieres, claro...
- Si, me quedo con él.
- Bueno, entonces me voy ya, que pierdo el bus. – se acercó
para abrazarme y me susurró al oído. – Ya me contarás... ¡Adiós Harry!
Me quedé mirando como entraba en el autobús más tiempo del
necesario, puede que para evitar lo evidente: toparme con sus ojos.
Pero no pude hacer más larga la espera, ya que el bus acaba
de arrancar y ahora desaparecía calle abajo. Me giré lentamente al mismo tiempo
que el se giraba hacia mi.
- Hola. – río.
- Hola. – me sonrojé.
- Pensaba que nunca te decidirías a mirarme.
- Lo...lo siento...estaba pensando en otra cosa...
- Ya veo. – me dedicó una sonrisa adorable.
- ¿Qué vamos a hacer? – dije mirando hacia mis zapatos.
- Que tal si... ¿comemos? – en ese momento posé mi mano
sobre mi estómago, notando ya las ganas de comida.
- Creo que sería una buena idea.
- Bien, ¿y a dónde quieres ir? Podemos ir a donde tú
quieras.
- ¿Dónde yo quiera? – el asintió. Pensé por un momento que
me apetecía, hasta que se me encendió la bombillita de la cabeza. - ¡Ya sé!
Vamos, no está muy lejos de aquí.
Empezamos a caminar y después de unos cinco minutos en
silencio noté como mis dedos se entrelazaban a sus dedos. Miré fijamente a
nuestras manos entrelazadas. Me había cogido de la mano. No podía apartar la
mirada de su mano entre la mía, era tan grande – sonreí – y su textura era
firme, pero lo mejor de todo, muy cálida.
- ¿Te molesta? – levanté la vista hacia él sin entender. -
¿Te molesta que te coja de la mano?
- ¿Eh? No, no, no. – volví la vista otra vez hacia nuestros
dedos y rápidamente volví a mirarle. – No...- se río.
Volvíamos a ir en silencio. Era tan extraño. No me gustaba,
quería oír su voz. Pero si le hablaba, me miraría, mejor dicho, miraría mi cara
más roja que un tomate. No podía evitarlo. Era su culpa. ¿Por qué no podía
parar de darme caricias con el pulgar? Me producía unas cosquillas que iban
desde mis dedos hasta todas las partes de mi cuerpo.
Di gracias cuando pude ver el carrito de perritos calientes.
Tiré un poco de su mano para avanzar hacia a él.
- ¿Quieres comer un perrito caliente?
- Me apetece mucho. – se río.
- Está bien. – nos acercamos más y el chico que estaba allí
nos dio la bienvenida con una sonrisa.
- ¿Qué vais a querer?
- Mmmm...un perrito con ketchup y mostaza. – el dependiente
lo preparó y me lo tendió en la mano.
- ¿Y usted? – se dirigió a Harry un poco extrañado, normal
tan tapado que iba.
- Lo mismo. – al acabar de prepararlo se lo dio y Harry pagó.
- Podemos ir a ese banco. – sugerí, señalándolo.
- Vale.
Nos sentamos y empezamos a devorar los perritos. Que hambre
tenía. Al terminar me giré hacia Harry, el cual había terminado también. Me
reí.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes?
- Estás manchado.
- ¿Dónde, dónde? – se restregó las manos por las mejillas de
una forma alocada.
- No, no. Para. Ahí no. Ven. – cogí la servilleta que nos
habían dado y me acerqué a él, limpié el rastro rojo de ketchup que había algo
más arriba de su labio superior. – Aquí... ¿ves?
Levanté la vista y él la tenía fija en mis labios, no pude
evitarlo y miré los suyos también, me pedían probarlos. Que ganas tenía de que
me besara.
Pero, me giré y me quedé mirando mis manos que no podía
parar de moverse nerviosamente.
Entonces una gota cayó sobre mis dedos, levanté la cabeza y
esta vez cayó en la puta de mi nariz. Y otra, y otra más.
- Llueve. – dije en un susurro.
- Corre, nos vamos a empapar.
Cogió mi mano de nuevo, pero esta vez para tirar de mi y
correr hacia una parada de bus cubierta. Una vez debajo la lluvia empezó a caer
con más fuerza.
- ¿Y ahora qué? – observábamos la lluvia sin saber muy bien
que hacer.
- Podemos...No, es una locura.
- No, ¿Qué ibas a decir? ¿Podemos qué?
- Pues...podríamos coger el bus hasta nuestra
urbanización...
- Pero... ¿y si te reconocen?
- Eso es lo arriesgado. – suspiró. En ese momento el autobús
estacionó frente la parada.
- Vamos. – me miró con los ojos desorbitados. – Cúbrete bien
la cara, ponte las gafas también, corre. – cogí su mano y entramos dentro. –
Dos billetes por favor. – pagué al conductor.
Busqué un sitio apartado donde poder sentarnos, pero estaba
ocupado, así que nos dirigí a un rincón apartado frente a una de las ventanas.
- Tengo miedo. – susurré. Él se puso enfrente de mí y cogió
mis manos entre las suyas.
- Estás helada. – pasó una mano por mi pelo. – Y empapada. –
hizo ademán de sacarse el abrigo, supongo que para ponérmelo, pero lo detuve.
- Para. Escucha. – nos quedamos en silencio y pudimos escuchar
como un grupo de chicas, una de ellas con una camiseta de One Direction,
hablaban de ellos.
- Solo están hablando.
- Una de ellas no nos quita ojo. – dije mirándola de
soslayo. - ¿Has llevado alguna vez ese abrigo?
- Si, claro.
- Puede haberlo reconocido.
- ¿Y por qué tendría que ser yo? Lo compré en una tienda,
como miles de chicos pudieron comprarlo también.
- Piensan como fans en una ciudad donde saben que viven sus ídolos, tonto. Yo me pondría igual.
- ¿Por mi? – se le dibujó una sonrisa en sus labios.
- Contigo no. Eres solo Ha...- me calle, sería mejor que no
dijera su nombre, porque ya serían demasiadas coincidencias para los
pensamientos de esa chica.
- ¿Solo soy...? – me miró a través de los cristales negros.
- Calla. – pareció entender y se dedicó a acariciar mis
manos con sus dedos.
El bus hizo una parada y por suerte, era la de las chicas,
todas bajaron entre risas, menos la que nos había estado observando, que nos
miró con duda antes de salir.
Pegué un largo suspiro.
- Que cerca estuvo, ¿eh? – dijo con una sonrisa en la cara.
- No sonrías. No es divertido. – estaba de los nervios, la
verdad es que no me hacía gracia eso de tener que esconderme.
- Eh, tranquila...ya pasó...
Volví a suspirar agachando la cabeza. Harry recogió un mechón
de pelo mojado que me había caído y lo puso detrás de mi oreja, acariciando mi
mejilla hasta llegar al mentón y obligarme a mirarlo. Se acercó más a mi, tanto
que su respiración y su olor era lo único que mis sentidos podían apreciar. Le
miré a los ojos, solo por un momento, porque me era imposible sostenerle la
mirada, así que los cerré. Ahora respiraba a centímetros de mis labios, llegó a
rozarlos y...
GUAAAAAAAPAS.
Ya sé que es una mierda de capítulo, pero quería subir pronto porque no parabais de comentar, así que me hizo querer subir lo antes posible.
Dios, en serio, muuuuuuuchísimas gracias por todos esos comentarios. Que sería de mi imaginación sin vosotras.
A ver si subo pronto *también subí cap del Fic de Zayn*.
OS AMO.
Eres una genia! Sos la unica que sube capitulos seguidos! Me encanta! Ojala se ponga cada vez mas emocionante! Reviso tu pagina todos los dias! Me fascina!
ResponderEliminarMe encanta tu manera de escricir, espero que subas otro pronto <3
ResponderEliminarBuenísimos!! , no demores en escribir y subir capitulos... por que me tienes con los nervios de punta con respecto a lo que pasara... :)
ResponderEliminarMe encanta esta historia, de verdad. Sube otro yaaa!
ResponderEliminarSiguelaaa! Me encanta! Eres lo mejor escribiendo.! Ojala se ponga cada vez mas interesante!
ResponderEliminarAHHHHHHHHHH ME HAS MATAOOOOHH.
ResponderEliminarReviso todos los días y de pronto pone "CAPÍTULO 11" y yo estaba como "AHHH ha subido ha subido ha subidoo :3". Me encanta como esribes, me recuerda a mí.
Sigue pronto, y de mierda nada, me salieron mariposinas en el estomago y todo con el último párrafo :O
Venga hasta el proximo capi, por cierto, ¿de donde eres?
vas a seguir subiendo capitulos? espero que si, por que me encanta esta historia
ResponderEliminar