Me encontraba por las calles de Londres junto con Sarah,
nada más salir de clase fuimos a comer a un McDonald’s y ahora la acompañaba de
compras.
Sarah se paró delante de una de las muchas tiendas de
zapatos que ya habíamos visto hoy.
- ¡Mira que zapatos más bonitos! ¡Entremos!
- Oh, no. No pienso volver a entrar en ninguna zapatería
más.
- Aaaaaaaanda, será la última. Lo prometo.
- No. Ve tú, yo me quedo a esperarte. – me lanzó una mirada
reprochándome y bufó.
- Está bien, no tardaré mucho.
Me apoyé en la pared contigua a la tienda. Mis ojos se
dirigieron a lo largo de la calle, y bastante cerca de donde estaba, había una
tienda de discos. Miré por el cristal y Sarah tenía como cuatro cajas de
zapatos encima del banco de probar, tardaría un par de minutos, así que me
acerqué hasta la tienda.
Cuando abrí la puerta un sonidito de campanillas revoloteó
encima de mi cabeza.
- Buenas tardes. – me saludó una chica joven, que estaba
sentada en una silla tras una mesa. Me llevaría un par de años solamente.
- Buenas tardes. – le sonreí.
- ¿Te ayudo con algo?
- Mmmm… Voy a echar un vistazo antes.
- Cualquier cosa, avísame.
Empecé a dar vueltas fijándome en todas las portadas y los
títulos de los discos, entre ellos algunos de mis grupos y cantantes favoritos,
pero que ya estaban en la estantería de mi habitación.
Cogí un puñado de discos y los empecé a pasar dejándolos en
su lugar, y cuando llegué al último una sonrisa enorme iluminó mi cara al ver a
los chicos en la portada.
Sin pensarlo dos veces lo llevé hasta la chica y lo pagué.
Lo guardé en mi mochila y me despedí. Cuando llegué a la tienda de zapatos
Sarah salía con una bolsa cargada.
- ¿A dónde fuiste?
- A ningún sitio en especial…solo fui a ver alguna cosilla. –
el bolsillo de mi pantalón empezó a vibrar, saqué el móvil y descolgué. - ¿Si?
- ¡Kelly, soy Louis! – Sarah me dio una mi mirada queriendo
saber quién era.
- Hola, Louis. – respondí a Sarah. - ¿Qué pasa?
- Necesito pedirte un favor, un favor muy importante.
- ¿Qué quieres?
- Como este sábado es el cumple de Harry…- ¡Oh, mierda! ¡Se
me había olvidado por completo! Soy idiota. - …Pues he pensando en organizarle
una fiesta sorpresa aquí en casa, pero antes de organizar todo, necesito saber
que podrás mantenerlo fuera de casa desde las… ¿cuatro y media? ¿Podrías? – la voz
de Louis sonaba casi suplicante.
- Claro, pensaré algo para hacer toda la tarde, pero sí, me
lo llevaré.
- ¡Genial! Pero os necesito en cansa sobre las nueve y media
eh.
- Vale, vale.
- ¡Y ni se te ocurra comentarle nada! – me reí.
- Que no, Lou. ¿Cómo le voy a decir algo? Es una fiesta
sorpresa.
- Bueno, pues muchísiiiiimas gracias Kelly, de verdad, me
has salvado la vida. Ahora tengo que dejarte. Un beso. – y colgó.
- ¿Qué quería? – preguntó inmediatamente una Sarah muy
curiosa.
- Que sacara a Harry de casa el sábado por la tarde.
- ¡Oh, es cierto! Niall me comentó que Louis llevaba un par
de días empezando a planear todo. ¿Y qué vas a hacer para mantenerlo distraído
toda la tarde? – el tono de Sarah era demasiado insinuante. Le di un pequeño
codazo.
- Calla. Aun no sé qué vamos a hacer, ya sé me ocurrirá
algo.
- Y…. ¿Ya tienes su regalo?
- Pues…no, con todos estos días de exámenes no he podido ni
pararme a pensar en que iba a ser su cumpleaños. Agg. – me pasé una mano por el
pelo.
- Tranquila, seguro que encuentras algo especial.
- Eso espero. – suspiré.
- Bueno, y ahora vamos a otra tienda.
No sé cómo había llegado al punto de estar metida en un
probador con un vestido de noche puesto. Pero estaba terriblemente desesperada.
- ¡Kelly, sal de una vez, no me obligues a entrar!
- No pienso salir, Sarah. Estoy ridícula, odio los vestidos.
– no me había atrevido ni a mirarme en el espejo del probador.
- No seas tonta, seguro que te queda genial, ¡Sal!
Después de tres minutos más, abrí la puerta y salí fuera con
la cabeza agachada, en cuestión de segundos Sarah ya estaba a mi lado.
- ¡Te queda estupendo! No sé de qué te quejas, de verdad. –
se colocó detrás de mí, me cogió por los hombros y me puso recta. – Mírate. –
me obligó a levantar la cara, pero tenía los ojos cerrados. – Oh, venga Kelly,
no seas así. Abre los ojos y mírate.
Abrí primero un ojo con miedo y luego el otro, y vi mi
reflejo en el espejo del fondo del pasillo. Sarah dividió mi pelo en dos
mitades y lo puso delante, cayendo por mis hombros.
- Estás preciosa, Kelly.
- Creo que estoy de todo, menos eso. – Sarah me gruñó.
- Cállate. Ya tenemos vestido para la fiesta, y estoy segura
de que a Harry le va a encantar.
H
Después de vestirme bajé al saló y encontré a Louis hablado
por teléfono.
- …Ahora tengo que dejarte. Un beso. – y colgó.
- ¿Con quién hablabas? – Louis se giró bruscamente.
- ¡Me has asustado! ¿Desde cuándo estás ahí?
- Acabo de bajar. – suspiró. - ¿Con quién hablabas? –
repetí, enarcando una ceja.
- Con mi hermana, con Lottie. – sonó demasiado nervioso,
pero decidí dejar el tema. – Y… ¿qué vas a hacer esta tarde?
- Voy a ir a ver a Kelly, bueno, más bien le voy a dar una
sorpresa. Con sus exámenes, nuestras entrevistas y eso, llevo sin verla dos
días…
- Oye, ¿le has dicho ya qué dentro de dos semanas nos vamos
a Los Ángeles? – esa pregunta se me clavó en el pecho, y sentí una punzada.
Pasé las manos por mi pelo y revolví mis rizos.
- Aun no. – susurré.
- ¿Cuándo piensas hacerlo? ¿El día qué nos vayamos? Vas a
estar fuera por un mes y medio, Harry, necesita ir haciéndose a la idea.
- ¡Joder, Louis ya lo sé! ¿Acaso piensas qué no? Casi no
llevamos nada de tiempo juntos y me tengo que ir de su lado, y me jode pensar
en ello, no sabes cuánto.
- Hey, tranquilízate. – Puso una mano sobre mi hombro. –
Está bien Harry, te comprendo. Solo te aviso de que cuanto más tardes, peor
será. – inhalé profundamente y me dirigí a la entrada, cogí las llaves del
coche y abrí la puerta.
- Me voy, no sé a qué hora volveré.
Y salí de allí. Arranqué el coche y fui directo hacia su
casa. Durante todo el camino las palabras de Louis venían a mi cabeza haciendo
que maldijera una y otra vez mi vida. Era todo tan frustrante y cansado.
Cuando llegué a su calle, aparqué y caminé hasta la puerta,
la cual estaba abierta. Di un par te toques en ella.
- ¿Hola?
- ¡Harry! – Emily vestida con una malla terminada en una pequeña
faldita de vuelo y un abrigo corrió hacia mí.
- Hola pequeña, ¿estás sola? – me agaché para ponerme a su
altura.
- No, mi madre fue ahora a sacar el coche, me voy al
entrenamiento.
- ¿Y Kelly?
- Está en su cuarto. – un coche tocó dos veces el claxon, me
giré y vi a la madre de Kelly saludándome con la mano, le correspondí el gesto.
- Me tengo que ir, puedes entrar, su cuarto está subiendo
las escaleras, al final del pasillo. Adiós, Harry. – besó mi mejilla y cerró la
puerta tras ella, dejándome dentro de la casa.
Subí las escaleras y nada más llegar a la planta de arriba
me encontré con la puerta de Kelly, al final del pasillo, y no solo sabía que
era de ella porque me había dicho Emily que era esa, en la puerta se podía leer
‘Kelly’ con letras hechas de cartulina en distintos colores.
Me acerqué y peté. Nadie contestó, así que entré en la habitación.
Sonreí inmediatamente al ver su cuarto era tan…tan personal y íntimo. Y yo acababa
de romper esa intimidad. Una parte de mi se sentía un poco culpable, pero la
otra se sentía terriblemente complacido por ver cómo era Kelly reflejado en cada
rincón.
Me di cuenta entonces del ruido del agua de la ducha tras la
puerta que había dentro de la habitación. Pero había algo más que eso, estaba
cantando. ¡Estaba cantando One Thing!
No pude evitar soltar una pequeña risita.
Fui hacia la cama, que tenía las mantas revueltas, señal de
que antes había estado tumbada en ella, y me senté. De repente, la puerta se
abrió y ella salió cubierta simplemente por una toalla envolviendo su pequeño
cuerpo y con otra toalla secaba su pelo.
- But I need that One Thing…-
susurró.
- You've got that One Thing. – Terminé la canción por ella, que no se
había dado cuenta de que estaba allí hasta ese momento, y abrió los ojos
completamente.
- ¡Harry! – chilló, y como
instinto puso la toalla del pelo sobre su cuerpo e intentó taparse más con los
brazos. - ¡¿Pero qué diablos haces aquí?!
- ¡Venía a darte una sorpresa! – me defendí. – Pero creo que
la sorpresa me la has dado tú a mí. – dirigí una mirada de arriba a bajo por su
cuerpo, viendo como las gotitas de agua caían por sus piernas. Tragué saliva.
Contrólate Harry.
- ¡Idiota! – volvió a chillar mientras sus mejillas se
volvían más rojas que nunca.
- ¡Deja de gritarme y vístete antes de que me vuelva loco! –
sus ojos se abrieron todavía más, saqué la sonrisa más pícara que tenía y ella
me tiró su toalla del pelo a la cara.
- ¡Date la vuelta! – obedecí riéndome por lo bajo y escuché
como buscaba ropa en los cajones. Eché un vistazo corto por encima del hombro,
pero justo se giró en ese momento y me pilló.
- ¡Harry!
- ¡Perdón, perdón!
Entró en el baño dando un portazo tras ella.
K
¡Será idiota! Aggg.
Me senté en la tapa del váter después de ponerle el pestillo
a la puerta. Y di un largo suspiro. Pasé las manos por mis mejillas, estaban
ardiendo.
Cogí la ropa que había escogido y me empecé a vestir
torpemente. (http://www.polyvore.com/you_are_earth_will_stand/set?id=65023418)
Fue la única ropa que pude coger, ya que no me podía mover
hasta el armario por la vergüenza, pero me daba igual, ya que no iba a salir de
casa y era ropa cómoda. Me miré en el espejo y tomé una bocanada de aire antes de
salir.
Abrí la puerta y me encontré con Harry tumbado en mi cama,
di gracias por que se hubiera quitado los zapatos, tenía los brazos debajo de su cabeza
y las piernas cruzadas. Inclinó un poco la cabeza al verme entrar en la
habitación. Recogí la toalla que anteriormente le había arrojado a la cara y la
puse sobre una silla.
- ¿Me dejas sitio? – intenté sonar lo más seca posible. Él
se incorporó en la cama y yo me senté cruzando las piernas como un indio.
- ¿Estás enfadada? – no le respondí. – Oh, venga, no te
enfades. Quería pasar tiempo contigo, hace dos días que no te veo.
- No deberías haber entrado sin permiso a mi habitación.
- Lo sé, y lo siento.
- ¿De verdad lo sientes?
- Una pequeña parte de mi si lo hace. – sin quererlo,
sonreí. – No estás enfadada, puede que un poquito molesta, pero enfadada no.
- Debería estarlo, debería romperte la cara ahora mismo – me burlé.
- No serías capaz, porque adoras esta cara.
- Idiota.
- Tu idiota. –
besó mi mejilla y toda la molestia que había causado en mi, se esfumó por
completo. – Pongamos algo de música, ¿Qué hay por aquí? – cogió uno de los
discos de mi mesilla. – Ed Sheeran, ¿Te gusta Ed Sheeran?
- Es mi cantante favorito.
Había puesto el disco de Ed y llevábamos un buen rato
charlando de todo un poco. Él tenía la cabeza apoyada sobre mis piernas mientras
yo acariciaba sus rizos. Cambió la canción, ahora comenzaba a sonar This, y para mi sorpresa, Harry empezó a cantarla.
Nunca me había cantado directamente, y su voz sonaba mucho
más preciosa que la última y primera vez que lo había escuchado en directo. Era
grave y sutil. Y me encantaba. Me encantaba verlo sobre mis piernas, con los
ojos cerrados y pudiendo admirar cada facción de su rostro.
- This is
the start of something beautiful. You are the start of something new…
Terminó la canción y abrió los ojos de golpe. Me incliné
para besarle, él se levantó de mis piernas y se puso a horcajadas sobre mí,
tirándome sobre la cama. Clavó sus profundos ojos verdes en los míos antes de
cerrarlos para tomar mis labios en un beso lento, que poco a poco empezó a
subir el ritmo, introdujo su lengua dentro de mi boca y empezó una pequeña
guerra, intentó separarse de mi, así que mordí su labio inferior y tiré de él
levemente. Una sonrisa apareció en su rostro, llenándome por completo.
Metí las manos por debajo de su camiseta y él se la sacó,
mostrándome su cuidado abdomen. Volvió sobre mí, y pasó sus manos por mis
muslos mientras dejaba besos sobre mi garganta. Puse las manos sobre su ancha
espalda y la acaricié. Empezó a subir mi sudadera y a recorrer mi vientre provocándome
cosquillas que me hacían morderme el labio.
Entonces escuchamos cerrarse la puerta de la entrada,
rápidamente empujé a Harry de encima de mí y este comenzó a ponerse su camiseta
lo más deprisa posible. Me arreglé la ropa y el pelo, y nos sentamos haciendo como si nada hubiera pasado.
- Kelly…- mi madre entró en la habitación y vio a Harry. -
¡Oh, hola, Harry!
- Hola. – sonrió nerviosamente.
- ¿Lleváis toda la tarde aquí?
- Si, hemos estado viendo una película…- fue la primera
excusa que se me vino a la cabeza.
- Bueno, pues yo iba a preguntarte si te apetecía cenar
pizza.
- ¡Claro!
- Harry, ¿te apetecería quedarte a cenar?
- Si no es mucha molestia…
- ¡En absoluto!
- Pues entonces, me quedaría encantado.
- Bueno, pues voy a pedir las pizzas.
Mi madre salió cerrando la puerta. Harry y yo dimos un largo
suspiro a la vez, nos miramos y comenzamos a reírnos.
- ¡Casi! – dije aliviada.
- ¡Casi! – repitió él con una sonrisa enorme.
No os imagináis la semana de exámenes que tuve, pero bueno, por fin pude subir.
¿Podéis pasaros por la novela de esta chica y leerla a ver si os gusta? http://directiorusher.blogspot.com.es/
Quiero recordaros que votéis los capítulos al final de la entrada, porque aunque no os haya gustado, me ayuda a saber más o menos cuanta gente lee la novela.
Gracias por vuestros preciosísimos comentarios, de verdad. Es que os quiero tantísimo, que jo. Sois tremendamente adorables, en serio.