domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo 21.


Me encontraba por las calles de Londres junto con Sarah, nada más salir de clase fuimos a comer a un McDonald’s y ahora la acompañaba de compras.
Sarah se paró delante de una de las muchas tiendas de zapatos que ya habíamos visto hoy.

- ¡Mira que zapatos más bonitos! ¡Entremos!
- Oh, no. No pienso volver a entrar en ninguna zapatería más.
- Aaaaaaaanda, será la última. Lo prometo.
- No. Ve tú, yo me quedo a esperarte. – me lanzó una mirada reprochándome y bufó.
- Está bien, no tardaré mucho.

Me apoyé en la pared contigua a la tienda. Mis ojos se dirigieron a lo largo de la calle, y bastante cerca de donde estaba, había una tienda de discos. Miré por el cristal y Sarah tenía como cuatro cajas de zapatos encima del banco de probar, tardaría un par de minutos, así que me acerqué hasta la tienda.

Cuando abrí la puerta un sonidito de campanillas revoloteó encima de mi cabeza.

- Buenas tardes. – me saludó una chica joven, que estaba sentada en una silla tras una mesa. Me llevaría un par de años solamente.
- Buenas tardes. – le sonreí.
- ¿Te ayudo con algo?
- Mmmm… Voy a echar un vistazo antes.
- Cualquier cosa, avísame.

Empecé a dar vueltas fijándome en todas las portadas y los títulos de los discos, entre ellos algunos de mis grupos y cantantes favoritos, pero que ya estaban en la estantería de mi habitación.

Cogí un puñado de discos y los empecé a pasar dejándolos en su lugar, y cuando llegué al último una sonrisa enorme iluminó mi cara al ver a los chicos en la portada.

Sin pensarlo dos veces lo llevé hasta la chica y lo pagué. Lo guardé en mi mochila y me despedí. Cuando llegué a la tienda de zapatos Sarah salía con una bolsa cargada.

- ¿A dónde fuiste?
- A ningún sitio en especial…solo fui a ver alguna cosilla. – el bolsillo de mi pantalón empezó a vibrar, saqué el móvil y descolgué. - ¿Si?
- ¡Kelly, soy Louis! – Sarah me dio una mi mirada queriendo saber quién era.
- Hola, Louis. – respondí a Sarah. - ¿Qué pasa?
- Necesito pedirte un favor, un favor muy importante.
- ¿Qué quieres?
- Como este sábado es el cumple de Harry…- ¡Oh, mierda! ¡Se me había olvidado por completo! Soy idiota. - …Pues he pensando en organizarle una fiesta sorpresa aquí en casa, pero antes de organizar todo, necesito saber que podrás mantenerlo fuera de casa desde las… ¿cuatro y media? ¿Podrías? – la voz de Louis sonaba casi suplicante.
- Claro, pensaré algo para hacer toda la tarde, pero sí, me lo llevaré.
- ¡Genial! Pero os necesito en cansa sobre las nueve y media eh.
- Vale, vale.
- ¡Y ni se te ocurra comentarle nada! – me reí.
- Que no, Lou. ¿Cómo le voy a decir algo? Es una fiesta sorpresa.
- Bueno, pues muchísiiiiimas gracias Kelly, de verdad, me has salvado la vida. Ahora tengo que dejarte. Un beso. – y colgó.
- ¿Qué quería? – preguntó inmediatamente una Sarah muy curiosa.
- Que sacara a Harry de casa el sábado por la tarde.
- ¡Oh, es cierto! Niall me comentó que Louis llevaba un par de días empezando a planear todo. ¿Y qué vas a hacer para mantenerlo distraído toda la tarde? – el tono de Sarah era demasiado insinuante. Le di un pequeño codazo.
- Calla. Aun no sé qué vamos a hacer, ya sé me ocurrirá algo.
- Y…. ¿Ya tienes su regalo?
- Pues…no, con todos estos días de exámenes no he podido ni pararme a pensar en que iba a ser su cumpleaños. Agg. – me pasé una mano por el pelo.
- Tranquila, seguro que encuentras algo especial.
- Eso espero. – suspiré.
- Bueno, y ahora vamos a otra tienda.



No sé cómo había llegado al punto de estar metida en un probador con un vestido de noche puesto. Pero estaba terriblemente desesperada.

- ¡Kelly, sal de una vez, no me obligues a entrar!
- No pienso salir, Sarah. Estoy ridícula, odio los vestidos. – no me había atrevido ni a mirarme en el espejo del probador.
- No seas tonta, seguro que te queda genial, ¡Sal!

Después de tres minutos más, abrí la puerta y salí fuera con la cabeza agachada, en cuestión de segundos Sarah ya estaba a mi lado.

- ¡Te queda estupendo! No sé de qué te quejas, de verdad. – se colocó detrás de mí, me cogió por los hombros y me puso recta. – Mírate. – me obligó a levantar la cara, pero tenía los ojos cerrados. – Oh, venga Kelly, no seas así. Abre los ojos y mírate.

Abrí primero un ojo con miedo y luego el otro, y vi mi reflejo en el espejo del fondo del pasillo. Sarah dividió mi pelo en dos mitades y lo puso delante, cayendo por mis hombros.

- Estás preciosa, Kelly.
- Creo que estoy de todo, menos eso. – Sarah me gruñó.
- Cállate. Ya tenemos vestido para la fiesta, y estoy segura de que a Harry le va a encantar.

H

Después de vestirme bajé al saló y encontré a Louis hablado por teléfono.

- …Ahora tengo que dejarte. Un beso. – y colgó.
- ¿Con quién hablabas? – Louis se giró bruscamente.
- ¡Me has asustado! ¿Desde cuándo estás ahí?
- Acabo de bajar. – suspiró. - ¿Con quién hablabas? – repetí, enarcando una ceja.
- Con mi hermana, con Lottie. – sonó demasiado nervioso, pero decidí dejar el tema. – Y… ¿qué vas a hacer esta tarde?
- Voy a ir a ver a Kelly, bueno, más bien le voy a dar una sorpresa. Con sus exámenes, nuestras entrevistas y eso, llevo sin verla dos días…
- Oye, ¿le has dicho ya qué dentro de dos semanas nos vamos a Los Ángeles? – esa pregunta se me clavó en el pecho, y sentí una punzada. Pasé las manos por mi pelo y revolví mis rizos.
- Aun no. – susurré.
- ¿Cuándo piensas hacerlo? ¿El día qué nos vayamos? Vas a estar fuera por un mes y medio, Harry, necesita ir haciéndose a la idea.
- ¡Joder, Louis ya lo sé! ¿Acaso piensas qué no? Casi no llevamos nada de tiempo juntos y me tengo que ir de su lado, y me jode pensar en ello, no sabes cuánto.
- Hey, tranquilízate. – Puso una mano sobre mi hombro. – Está bien Harry, te comprendo. Solo te aviso de que cuanto más tardes, peor será. – inhalé profundamente y me dirigí a la entrada, cogí las llaves del coche y abrí la puerta.
- Me voy, no sé a qué hora volveré.

Y salí de allí. Arranqué el coche y fui directo hacia su casa. Durante todo el camino las palabras de Louis venían a mi cabeza haciendo que maldijera una y otra vez mi vida. Era todo tan frustrante y cansado.

Cuando llegué a su calle, aparqué y caminé hasta la puerta, la cual estaba abierta. Di un par te toques en ella.

- ¿Hola?
- ¡Harry! – Emily vestida con una malla terminada en una pequeña faldita de vuelo y un abrigo corrió hacia mí.
- Hola pequeña, ¿estás sola? – me agaché para ponerme a su altura.
- No, mi madre fue ahora a sacar el coche, me voy al entrenamiento.
- ¿Y Kelly?
- Está en su cuarto. – un coche tocó dos veces el claxon, me giré y vi a la madre de Kelly saludándome con la mano, le correspondí el gesto.
- Me tengo que ir, puedes entrar, su cuarto está subiendo las escaleras, al final del pasillo. Adiós, Harry. – besó mi mejilla y cerró la puerta tras ella, dejándome dentro de la casa.

Subí las escaleras y nada más llegar a la planta de arriba me encontré con la puerta de Kelly, al final del pasillo, y no solo sabía que era de ella porque me había dicho Emily que era esa, en la puerta se podía leer ‘Kelly’ con letras hechas de cartulina en distintos colores. 

Me acerqué y peté. Nadie contestó, así que entré en la habitación. Sonreí inmediatamente al ver su cuarto era tan…tan personal y íntimo. Y yo acababa de romper esa intimidad. Una parte de mi se sentía un poco culpable, pero la otra se sentía terriblemente complacido por ver cómo era Kelly reflejado en cada rincón.

Me di cuenta entonces del ruido del agua de la ducha tras la puerta que había dentro de la habitación. Pero había algo más que eso, estaba cantando. ¡Estaba cantando One Thing! No pude evitar soltar una pequeña risita.

Fui hacia la cama, que tenía las mantas revueltas, señal de que antes había estado tumbada en ella, y me senté. De repente, la puerta se abrió y ella salió cubierta simplemente por una toalla envolviendo su pequeño cuerpo y con otra toalla secaba su pelo.

- But I need that One Thing…- susurró.
- You've got that One Thing. – Terminé la canción por ella, que no se había dado cuenta de que estaba allí hasta ese momento, y abrió los ojos completamente.
- ¡Harry! – chilló, y como instinto puso la toalla del pelo sobre su cuerpo e intentó taparse más con los brazos. - ¡¿Pero qué diablos haces aquí?!
- ¡Venía a darte  una sorpresa! – me defendí. – Pero creo que la sorpresa me la has dado tú a mí. – dirigí una mirada de arriba a bajo por su cuerpo, viendo como las gotitas de agua caían por sus piernas. Tragué saliva. Contrólate Harry.
- ¡Idiota! – volvió a chillar mientras sus mejillas se volvían más rojas que nunca.
- ¡Deja de gritarme y vístete antes de que me vuelva loco! – sus ojos se abrieron todavía más, saqué la sonrisa más pícara que tenía y ella me tiró su toalla del pelo a la cara.
- ¡Date la vuelta! – obedecí riéndome por lo bajo y escuché como buscaba ropa en los cajones. Eché un vistazo corto por encima del hombro, pero justo se giró en ese momento y me pilló.
- ¡Harry!
- ¡Perdón, perdón!

Entró en el baño dando un portazo tras ella.


K

¡Será idiota! Aggg.

Me senté en la tapa del váter después de ponerle el pestillo a la puerta. Y di un largo suspiro. Pasé las manos por mis mejillas, estaban ardiendo.

Cogí la ropa que había escogido y me empecé a vestir torpemente. (http://www.polyvore.com/you_are_earth_will_stand/set?id=65023418)
Fue la única ropa que pude coger, ya que no me podía mover hasta el armario por la vergüenza, pero me daba igual, ya que no iba a salir de casa y era ropa cómoda. Me miré en el espejo y tomé una bocanada de aire antes de salir.

Abrí la puerta y me encontré con Harry tumbado en mi cama, di gracias por que se hubiera quitado los zapatos, tenía los brazos debajo de su cabeza y las piernas cruzadas. Inclinó un poco la cabeza al verme entrar en la habitación. Recogí la toalla que anteriormente le había arrojado a la cara y la puse sobre una silla.

- ¿Me dejas sitio? – intenté sonar lo más seca posible. Él se incorporó en la cama y yo me senté cruzando las piernas como un indio.
- ¿Estás enfadada? – no le respondí. – Oh, venga, no te enfades. Quería pasar tiempo contigo, hace dos días que no te veo.
- No deberías haber entrado sin permiso a mi habitación.
- Lo sé, y lo siento.
- ¿De verdad lo sientes?
- Una pequeña parte de mi si lo hace. – sin quererlo, sonreí. – No estás enfadada, puede que un poquito molesta, pero enfadada no.
- Debería estarlo, debería romperte la cara ahora mismo – me burlé.
- No serías capaz, porque adoras esta cara.
- Idiota.
- Tu idiota. – besó mi mejilla y toda la molestia que había causado en mi, se esfumó por completo. – Pongamos algo de música, ¿Qué hay por aquí? – cogió uno de los discos de mi mesilla. – Ed Sheeran, ¿Te gusta Ed Sheeran?
- Es mi cantante favorito.


Había puesto el disco de Ed y llevábamos un buen rato charlando de todo un poco. Él tenía la cabeza apoyada sobre mis piernas mientras yo acariciaba sus rizos. Cambió la canción, ahora comenzaba a sonar This, y para mi sorpresa, Harry empezó a cantarla.

Nunca me había cantado directamente, y su voz sonaba mucho más preciosa que la última y primera vez que lo había escuchado en directo. Era grave y sutil. Y me encantaba. Me encantaba verlo sobre mis piernas, con los ojos cerrados y pudiendo admirar cada facción de su rostro.

-  This is the start of something beautiful. You are the start of something new…

Terminó la canción y abrió los ojos de golpe. Me incliné para besarle, él se levantó de mis piernas y se puso a horcajadas sobre mí, tirándome sobre la cama. Clavó sus profundos ojos verdes en los míos antes de cerrarlos para tomar mis labios en un beso lento, que poco a poco empezó a subir el ritmo, introdujo su lengua dentro de mi boca y empezó una pequeña guerra, intentó separarse de mi, así que mordí su labio inferior y tiré de él levemente. Una sonrisa apareció en su rostro, llenándome por completo.

Metí las manos por debajo de su camiseta y él se la sacó, mostrándome su cuidado abdomen. Volvió sobre mí, y pasó sus manos por mis muslos mientras dejaba besos sobre mi garganta. Puse las manos sobre su ancha espalda y la acaricié. Empezó a subir mi sudadera y a recorrer mi vientre provocándome cosquillas que me hacían morderme el labio.

Entonces escuchamos cerrarse la puerta de la entrada, rápidamente empujé a Harry de encima de mí y este comenzó a ponerse su camiseta lo más deprisa posible. Me arreglé la ropa y el pelo, y nos sentamos haciendo como si nada hubiera pasado.

- Kelly…- mi madre entró en la habitación y vio a Harry. - ¡Oh, hola, Harry!
- Hola.  – sonrió nerviosamente.
- ¿Lleváis toda la tarde aquí?
- Si, hemos estado viendo una película…- fue la primera excusa que se me vino a la cabeza.
- Bueno, pues yo iba a preguntarte si te apetecía cenar pizza.
- ¡Claro!
- Harry, ¿te apetecería quedarte a cenar?
- Si no es mucha molestia…
- ¡En absoluto!
- Pues entonces, me quedaría encantado.
- Bueno, pues voy a pedir las pizzas.

Mi madre salió cerrando la puerta. Harry y yo dimos un largo suspiro a la vez, nos miramos y comenzamos a reírnos.

- ¡Casi! – dije aliviada.
- ¡Casi! – repitió él con una sonrisa enorme. 








No os imagináis la semana de exámenes que tuve, pero bueno, por fin pude subir. 

¿Podéis pasaros por la novela de esta chica y leerla a ver si os gusta? http://directiorusher.blogspot.com.es/

Quiero recordaros que votéis los capítulos al final de la entrada, porque aunque no os haya gustado, me ayuda a saber más o menos cuanta gente lee la novela.

Gracias por vuestros preciosísimos comentarios, de verdad. Es que os quiero tantísimo, que jo. Sois tremendamente adorables, en serio.

lunes, 7 de enero de 2013

Capítulo 20.


Me encontraba tumbada en cama después de un día de clase normal, con el portátil delante de mí y los auriculares puestos.

Cuando llegué a casa a comer me había empapado porque de repente empezó a llover y se había formado una tormenta increíble, así que me tuve que meter en la ducha y ponerme el pijama.

Nada más encender el ordenador fui a YouTube buscando canciones de One Direction, quería conocer su música. Habían pasado como unas tres horas desde que abrí la pestaña, y no he parado de escuchar todo su último disco, Up All Night, una y otra vez. Me sabía todos los estribillos, y hasta alguna que otra canción me hizo llorar. No tenía ni idea del talento que tenían, y me sentía orgullosa de ellos.

Era increíble, esto de salir con uno de los componentes de la banda de Pop más famosa del momento…era increíble. A veces se me olvidaba que Harry y los demás eran famosos. Me gustaba olvidarlo, ya que cuando lo recordaba sentía la presión sobre mis hombros. Demasiadas son las miradas que he tenido que aguantar durante estos últimos días.

- ¡I, I wanna save your, wanna save your heart tonight! – sin darme cuenta estaba encima de la cama cantando a todo pulmón y haciendo movimientos extraños.

Mi móvil empezó a sonar descontroladamente, pero no lo encontraba, le di a pause a la música y levanté los cojines hasta encontrar el móvil.

- ¿Si? – contesté con la voz agitada.
- ¿Kelly? – era mi madre.
- ¡Oh, hola mamá! ¿Qué pasa? – me senté como un indio sobre la cama.
- Necesito que vayas a buscar a Emily a su entrenamiento de patinaje. Yo sigo en el trabajo y no voy a poder salir hasta dentro de tres horas.
- ¿A qué hora sale?
- Dentro de media hora, acaban a las siete.
- ¡Pero sigo en pijama!
- ¿Pues a qué esperas? ¡Vístete! Ah, y abrígate bastante que sigue lloviendo fuerte, lleva paraguas.
- Vale, vale. – ya estaba frente al armario.
- Date prisa eh, adiós cariño.
- Adiós mamá.

Colgué y cogí la ropa que ya había seleccionado. (http://www.polyvore.com/come_on_get_higher/set?id=67765015) Me vestí en tiempo récord, me até los cordones de las botas y agarré mi pelo en una coleta con la goma que tenía en la muñeca. Me puse el abrigo y la bufanda y salí con el paraguas en mano.

Gracias a Dios llegué justo a la parada de autobús cuando este ya estaba allí. Me senté, y en ese momento mi teléfono vibró.

“Hola guapa, ¿dónde estás?”

Era Harry. Sonreí automáticamente.

“Estoy en el autobús ahora mismo. Tengo que ir a recoger a mi hermana a su entrenamiento.”
“¿Entrenamiento?”
“Patinaje sobre hielo…”

Y no volvió a contestarme. Fruncí el ceño y guardé el iPhone en el bolsillo.

El bus se paró, salí por la puerta trasera y abrí el paraguas inmediatamente. Caminé hasta la puerta de la pista donde entrenaban y saqué el móvil para ver la hora. Las siete en punto. Me cobijé de la lluvia y cerré el paraguas apoyándome a la pared.

- ¡Kelly! - levanté la vista y vi a Emily enfrente de mí, con su cazadora puesta y unas botas de agua de colores.
- Hola enana. – le sonreí. - ¿Qué tal?
- Un poco cansada. ¿Y mamá?
- En el trabajo, ella me mandó venir a buscarte. – Emily soltó un suspiro.
- ¿Qué pasa?
- Tú no tienes coche. – sus cejas se juntaron semejando una. – Y está lloviendo, ¡nos vamos a empapar!
- Traje un paraguas. – lo levanté mostrándoselo, pero me di cuenta que con la intensidad que llovía y con lo pequeño que era el paraguas para ir dos…ella tenía razón, nos íbamos a empapar. – Esperemos un rato a ver si deja de llover.

Emily se quedaba viendo como todas sus compañeras se iban en coche con sus madres y me lo reprochó con la mirada. Habían pasado como unos quince minutos y la lluvia no cesaba. Entonces, un choche aparcó en la cera y tocó el claxon. Emily salió corriendo hacia él.

- ¡Em! – grité y fui tras ella que se había parado frente a la ventanilla del conductor.
- Hola guapas, ¿os llevo? – abrí los ojos al ver a Harry sentado al volante.

Emily no tardó en subirse en el asiento de atrás, yo rodeé el coche y me senté en el asiento del copiloto.

- No sabes cómo me costó llegar hasta aquí, las calles están repletas de coches y con este temporal…- dijo Harry nada más cerrar las puertas. - ¿Cinturones puestos? – puso una mano sobre el contacto.
- ¡Puestos! – exclamó Emily, giré la cabeza y vi la alegría en su cara.
- ¡Pues en marcha!

Harry encendió la radio y empezó a sonar What Makes You Beautiful. Me sorprendí a mi misma al reconocer el título de la canción. Emily empezó a cantar y Harry se unió a ella. Yo me limité a observarlo, sus hoyuelos estaban muy marcados debido a la enorme sonrisa que cubría su rostro mientras mezclaba su voz con la de mi hermana. Estaba tan guapo sonriendo así, que solo tenía ganas de lanzarme y atrapar esos labios rosados tan apetecibles y que en cada respiración los remojaba con su saliva.

Con tanto entretenimiento no me di cuenta de que habíamos llegado a casa de Harry y que ya estaba aparcando el coche en el garaje. Los tres salimos fuera.

- ¿Qué hacemos aquí? – le pregunté.
- Pensé que os gustaría tomar un chocolate caliente. – Se giró hacia Emily. - ¿Te gustaría una taza de chocolate caliente?
- ¡Siii! – negué con la cabeza sonriendo y nos dirigimos dentro de la casa.
- ¡Ya estamos aquí chicos! – anunció nada más pisar el salón. Niall y Liam estaban sentados en el sofá jugando con la Xbox.
- Holaaaa.
- Hola Kelly. – hablaron al unísono sin apartar la vista de la televisión, donde disputaban una carrera de coches. En ese momento sentí a mi hermana agarrando mi pierna con fuerza.
- Em, ¿qué pasa? – ella negó y volvió a esconder su cabeza en mi pierna, estaba muy sonrojada. – Hey, Emily. – le cogí las mano y la solté pero volvió a agarrarse.
- Emily. – Harry la cogió en brazos y escondió esta vez la cabeza en su pecho. - ¿Qué ocurre? – le acarició la cabeza, pero seguía sin hablar. – Vamos a por esa taza de chocolate, ¿vale?

Se la llevó en brazos hasta la cocina y la sentó en un taburete, Emily empezó a jugar con sus manos nerviosamente, creo que nunca la había visto así.

- Toma. – Harry le tendió una taza de chocolate con nata y pequeñas nubes de azúcar. Emily se llevó la taza a su boca y le dio un largo sorbo, cuando levanto la vista se lamió la nata que le había quedado sobre el labio. - ¿Está rico?
- Mucho. – le sonrió. – Gracias Harry.
- No hay de qué.
- ¿Qué pasó antes? – le recogí un mechón de cabello detrás de la oreja para que no se manchara.
- Es que… ¿Te das cuenta de quiénes están en esa sala? – susurró como si fuera un secreto. – Además, ¡Niall! – Harry se río.
- Oh, eso quiere decir que Niall es tu favorito, ¿no? – las mejillas de Emily se llenaron de color. - ¿Quieres que te los presente? – Dudó un momento y luego asintió.

Tomó la mano de Emily y la llevó de nuevo al salón.

- Poner eso en pausa un momento. – Emily volvió a esconderse.
- ¿Qué pasa? – pulsaron el botón.
- Hay alguien que se muere por conoceros. – Harry empujó levemente a Emily por la espalda para que saliera al frente.
- Oh, hola pequeña, ¿cómo te llamas? – le preguntó Liam.
- Em-Emily.
- Yo soy Liam, y él es Ni-
- Niall. – respondió ella por Liam.
- ¿Nos conoces? – Emily asintió. – Pues estamos en desventaja entonces eh, nosotros también queremos conocerte a ti, ¿quieres jugar? – Niall levantó uno de los mandos libres. Emily alzó la vista hacia mi buscando aprobación. yo le asentí, se sacó el abrigo y fue a sentarse con ellos en el sofá.

Después de unos pocos minutos, ya había cogido la confianza suficiente.

Unas manos me atraparon en un abrazo por la espalda. Sentí su respiración chocar contra mi cuello, posó su barbilla sobre mi hombro y me susurró:

- ¿No quieres chocolate? – sonreí.
- Lo cierto es que si que me apetecería una taza de chocolate.
- Pues genial, te prepararé mi especialidad.

Entrelazó su mano con la mía y me llevó a la cocina, me indicó que me sentara y se puso a prepararme el chocolate. Observé cómo se movía graciosamente de un lado a otro mientras una sonrisa boba se pegaba en mi rostro.

- ¡Ya está! – puso sobre la mesa una taza de color azul cubierta totalmente de nata, nubes y un polvillo de color marrón. Le di un sorbo y me lamí los labios.
- Mmm…Canela.
- Es mi especia secreta. – me guiñó un ojo y volví a darle un trago a mi chocolate. - ¿Qué tal está?
- Está realmente delicioso.

Cuando acabé, dejé la taza sobre la encimera y él me acorraló contra esta. Chocó su nariz con la mía en una caricia y bajo sus ojos hasta mis labios antes de que los cerrara, igual que los míos, y atrapara mis labios en un beso lento. El rito con el que nos movíamos era agonizantemente lento, se separó un poco para que pudiéramos tomar aire y volvió a mis labios, esta vez pasando la punta de su lengua por mi labio inferior, pidiéndome que le dejara entrar, y así lo hice, abrí más mi boca en repuesta e introdujo su lengua, no tardé en declararle la guerra, y aquello se volvió superior a mí. Bajó sus manos hacia mi cintura y las introdujo por debajo de mi blusa, tenían la temperatura perfecta pero sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo haciendo que agarrara con fuerza sus rizos, atrayéndolo más a mí.

- Creo…que…deberíamos…parar…- susurró contra el beso. Se separó de mí y le mordí el labio inferior levemente. Me dedicó una sonrisa deslumbrante y puso su frente contra la mía. – Vaya.
- Vaya. – nos empezamos a reír.
- Me temo que tendré que buscar alguna manera para raptarte, ya que voy a necesitar tus besos cada segundo de mi vida, y no me apetece compartirte con nadie.
- ¿Con nadie? – escondí mi cara en el hueco de su cuello.
- Con nadie. – afirmó y besó mi cabeza.

En todo ese tiempo no había sacado sus manos de mi cintura, y no paraba de acariciarla.
Le di un besito debajo de su barbilla y lo solté para poder mirarle a esos ojos que me tenían loca. Brillaban con ese toque mágico que solo Harry tenía.

- Gracias. – le solté sin apartar mi vista de la suya ni un segundo.
- ¿Gracias, gracias por qué? – frunció el ceño y giró la cabeza hacia un lado.
- Por todo. Por venir a buscarnos…No paras de sorprenderme, ¿sabes? A mí también me gustaría poder hacerlo. – me empujó a sus brazos y pegó su boca a mi oreja.
- Simplemente hazlo. Sorpréndeme. 









Lo siento, pero me fue imposible subir antes. No sabéis la poca imaginación que he tenido durante estos días de vacaciones, que por mucho que quisiera subiros capítulo, me era imposible. Y aquí estoy yo, dedicando mi último día de vacaciones a escribiros este capítulo, que creo que no cumple las expectativas, pero bueno.

No os hacéis una idea de lo muchísimo que amo vuestros comentarios, y tampoco os hacéis idea de lo adorables y perfectas que sois. Que si, que tengo las lectoras más preciosísimas del mundo. Ay, ojalá os pudiera abrazar a todas, de verdad. 

Y bueno, que... ¡Feliz año! Que se cumplan todos vuestros sueños. Suerte en la nueva etapa de curso *yo también la voy a necesitar*, y no os enfadéis mucho conmigo si tardo en subir. 

Os quiere, la escritora de esta novela, que más que mía es vuestra, ya que sois vosotras las que le dais vida cada vez que dedicáis unos pequeños minutos a leerla y a imaginárosla. 

Gracias, muchísimas gracias.