lunes, 24 de diciembre de 2012

Capítulo 19.


Me desperté y me vestí para ir al instituto. (http://www.polyvore.com/breakeven/set?id=65774853)

Solo asistí a las tres primeras clases, y luego avisé a Sarah de que me quedaría en la biblioteca a estudiar, ya que para dentro de dos días tenía el examen trimestral de Filosofía y había mucha teoría para estudiar.

Al llegar a la biblioteca, me senté en una de las mesas más alejadas y saqué el portátil de la mochila junto con los apuntes. Me esperaban duras horas de estudio y trabajo.

Habían pasado ya cuatro horas, y solo me sabía dos temas y medio por encima, aun me quedaban como otros dos. Intentaba hacer resúmenes mientras los memorizaba, pero mi cabeza se escapaba a otros mundos.

¿Y cómo no hacerlo si solo podía recordar su voz diciéndome que me quería? Eso había sido el sábado, el domingo no lo pude ver, y hoy, a lunes, llevo un día sin verlo y lo extraño como si fueran siglos sin verlo. Lo necesito tanto y tan fuerte…

Dejé el bolígrafo que sujetaba nerviosamente dando toquecitos con en la hoja y dejé mis manos sobre el teclado, abrí una pestaña con YouTube y en la barra de buscar escribí: One Direction.

Había miles de vídeos. Fui deslizando hacia abajo la página hasta encontrarme con uno que realmente llamó mi atención. Nada más iniciarse aparecieron los cinco, sentados en unas escaleras, algo distintitos en apariencia a lo que son ahora, pero iguales en cuanto a ser ellos mismos.

No pude tapar la carcajada que salió de mi boca debido a Louis. Escuché un ‘sssssssh’ colectivo y subí una mano a mi boca, sonriendo. Frenaba las risas que quería soltar como podía, pero era muy difícil. A medida que se acababan los vídeos, le daba a otro.

- Hola.

Mi corazón dio un vuelco debido al susto. No me había dado cuenta de que alguien se había sentado a mi lado. Llevaba un abrigo negro, un gorro y gafas de sol oscuras. Sonreí. Harry.

- Idiota. – le golpeé el brazo. – Me has dado un susto de muerte. Correspondió mi anterior sonrisa.
- Quería sorprenderte. – dijo, inocentemente, levantando los hombros.
- Y lo has hecho.
- Entonces, he cumplido mi misión. – escuché risas y me acordé de que no había parado el vídeo. Harry frunció el ceño. - ¿Qué mirabas?
- ¡Nada! – paré el vídeo y bajé la tapa del ordenador, pero el pudo echarle un vistazo rápido.
- Oh, son nuestros vídeos diarios en The X Factor. Que recuerdos. – sonrió, una sonrisa melancólica. - ¿Por qué los estás viendo?
- Solo escribí ‘One Direction’ en YouTube.
- ¿Ahora te harás Directioner?
- Solo quería saber un poco más de vosotros. – me sonrojé.

Otro ‘sssssssssh’ salió de la gente de la biblioteca.

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabías que estaba en la biblioteca? Pueden reconocerte…- susurré ahora.
- Vine a buscarte. Niall estaba hablando con Sarah por el móvil, se lo quité y le pregunté dónde estabas y me dijo que en la biblioteca. Y tranquila, no me reconocerán. – dijo, contestando a cada una de mis preguntas.
- No es muy normal que la gente lleve gafas en un sitio cerrado, ¿sabes?
-  Bueno, entonces, ¿qué tal si nos vamos?
- Tengo que acabar un resumen…
- Pues espero aquí. No te distraeré, tú acaba eso.

Sonreí de lado mientras se ponía mirado hacia delante, jugando con sus manos. Empecé a teclear mientras resumía las páginas del libro. Podía notar como movía su pie nerviosamente bajo la mesa, era en lo único que me podía concentrar y empezaba a ser frustrante.

- Harry. – susurré solo para que él pudiera escucharme, giró su cabeza hacia mi.
- ¿Qué pasa?
- Tienes que parar de mover así el pie, me desconcentras.
- Oh, lo siento. Es que me aburro. – me reí.
- ¿Por qué no coges un libro y lees un rato?
- Mmmm…Mejor que eso, ¿tienes folios blancos?
- Si, espera. – busqué en mi carpeta y saqué un pequeño montoncito de folios. –Toma.
- Gracias. Ahora puedes seguir, no te molestaré.

Me extrañó un poco lo de los folios y me quedé unos segundos viendo como empezaba a doblar hábilmente el papel. Él se detuvo y me indicó con la cabeza que siguiera con lo que estaba haciendo. Volví la vista hacia el ordenador y decidí acabar esto cuanto antes.

Después de unos minutos tenía todo acabado, apagué el ordenador y recogí mis cosas guardándolas de nuevo en la mochila. Entonces volví  a ver a Harry, que estaba rodeado de aviones de papel.

- ¿Qué haces? ¿Estás loco? – dejó de mover las manos rápidamente y contempló la mesa llena de su trabajo de origami.
- Cuando me aburro, o estoy nervioso me pongo a hacer aviones de papel. – se encogió de hombros como un niño bueno, llenándome de ternura.
- Ya he acabado, podemos irnos.
- ¡Genial! Vamos. – se levantó de la silla en un salto.

Ya en la calle, se sacó las gafas y las guardó en el bolsillo de su abrigo, y se colocó bien el gorro, mostrando su cara.

- Harry…las fans te reconocerán, y si vienen fotógrafos…
- Y si vienen fotógrafos se les caerá la baba con la novia más guapa que tengo. – no pude evitar sonrojarme. Agarró el asa de mi mochila y tiró de ella, sacándomela y colocándola sobre sus hombros.
- Puedo llevarla, tampoco pesa tanto.
- Pero quiero llevarla yo. – y supe que era mejor no discutir, era lo que menos quería.

Cogió mi mano y empezamos a caminar por Londres. Alguna que otra fan se acercó a pedirle una foto y autógrafo; yo me quedaba un poco al margen, me daba muchísima vergüenza cuando alguna chica se me quedaba mirando, algunas con rencor, otras con simpatía. Y aguantaba la tortura hasta que volviera a tomar mi mano y siguiéramos con el camino.

- Espera, entremos un momento en el Starbucks. Supuestamente salía para coger cafés a todos.  

Por  suerte el Starbucks no estaba demasiado lleno, y casi no había chicas jóvenes, así que no tuvo que atender a fans y avanzamos pronto en la cola. Harry hizo su pedido al dependiente y tuvimos que esperar un rato, ya que eran bastantes cafés. En ese momento, mis tripas empezaron a sonar, demasiado fuerte.

- ¿Tienes hambre? – me susurró Harry al oído. Me sonrojé y asentí. - ¿Has comido?
- No, solo asistí a las tres primeras horas de clase y luego ya me fui a la biblioteca a estudiar. – froté mi estómago, empezaba a doler.
- Deberías haber comido algo. – frunció el ceño. – Podemos pasar por el McDonald’s y te invito a comer algo, ¿sí?
- Vale.

Cuando los cafés estuvieron hechos, Harry pagó y salimos del Starbucks hacia el McDonald’s.

- Hola, quería una hamburguesa con queso, patas y una Coca-Cola. – el chico con una gorra roja con la ‘M’ amarilla apuntó y levantó la vista de nuevo.
- ¿Algo más?
- ¿Tú quieres algo? – pregunté a Harry.
- Un McFlurry de Oreo con chocolate, por favor.

En tres minutos todo estaba listo. Harry tomó la bandeja y subimos a la planta de arriba, nos sentamos en una mesa apartada y empecé a comer. Mi estómago dio una muy buena bienvenida a la comida, estaba más hambrienta de lo que pensaba. Di un sorbo a mi Coca- Cola después de acabar todo y me di cuenta de que Harry no sacaba su vista de mí.

- ¿Qué pasa? – dije tímida.
- Nada, me gusta mirarte. – me regaló una de esas sonrisas que te deja sin aliento.
- Eso es siniestro. – me burlé.
- Oh, perdóneme usted, señorita. – me reí. Harry se metió una cucharada de helado en la boca sin parar de mirarme. - ¿Quieres? – me ofreció, asentí y levantó la cuchara hasta mi, en dirección a mi boca, pero subió y dejó el helado en mi nariz.
- ¡Eres un idiota! – me limpié la nariz con la mano y le dediqué una mirada indignada.
- Te sienta bien el helado. Aun tienes un poco, espera. - Se acercó muy lentamente y enarcó su dedo para recoger el helado restante, luego se lo llevó a la boca y lo lamió. – Exquisito.
- Boh, anda vámonos.

Salimos del McDonald’s por fin, al pisar la calle entrelazó nuestras manos y empezó a moverlas hacia adelante y atrás con mucho entusiasmo, como un niño pequeño. Era consciente de las muchas miradas que caían sobre nosotros, pero no me importaba. Nada importaba a su lado. Solo él y yo.

- Llegamos. Los chicos están arriba, en el estudio. – estábamos frente a un gran edificio lleno de pequeñas ventanas.
- ¿Estáis escribiendo nuevas canciones? - entramos en el ascensor.
- Estamos trabajando en el nuevo disco. Queremos superar el anterior, aunque va a ser una tarea muy difícil. – el ascensor se abrió y dio vista a una gran sala, donde más al fondo estaba el estudio de grabación, los chicos estaban en la sala de al lado, charlando entre ellos. -  Hoooooola. – saludó Harry, todos se giraron a verlo y sus miradas fueron directas a mí.
- ¡Kelly! – Louis se acercó y me dio un corto abrazo.
- Hola Louis.
- ¿Qué haces aquí? – Niall se acercó.
- Oh, yo también me alegro de verte, Niall. – el rubio se sonrojó y no pude evitar soltar una pequeña carcajada, me gustaría saber si es así de tímido cuando está a solas con Sarah, aunque con mi amiga no se puede ser tímido.
- La encontré en el Starbucks. – me giré hacia Harry que reflejaba una sonrisa mentirosa.
- Por eso tardaste tanto, ¿me equivoco? – Liam nos dio una mirada tierna.
- No he tardado tanto…- se quejó Harry.
- Niall, Louis y Harry, ¿podéis venir un momento? – un hombre se asomó por la puerta, vestía unos vaqueros y una camisa blanca.
- Vengo ahora. – Harry me besó la mejilla y se fue tras el hombre.

Nos quedamos Liam, Zayn y yo solos. El teléfono de Liam comenzó a sonar.

- Lo siento, es Danielle. – se disculpó y salió de la sala.

Oh, genial. Me acababa de quedar sola con Zayn. Esto era demasiado extraño. Él no hablaba. Yo no hablaba. ¿De qué íbamos a hablar?

- Kelly... – sin darme cuenta, él estaba a mi lado.
- Oh…Hola Zayn.
- Hola. – intentó sonreírme, pero se quedó en un intento. – Creo que tenemos que hablar… ¿no? – era la primera vez que lo escuchaba hablar y notaba nerviosismo en su voz.
- No tienes porque hacer esto Zayn, no es asunto mío. – no me gusta que la gente se sintiera mal, y si hablar sobre el tema iba a hacer ese efecto en él, prefería que no hablara.
- No, si tengo que hacerlo, y quiero hacerlo…- tomó un trago de aire largo y continuó. – Siento lo del otro día…
- ¿Sentir qué, Zayn?
- Que nos vieras..., besándonos…ya sabes…
- No me refiero a eso. Quiero decir, no tienes que sentirlo, ¿por qué deberías hacerlo? Aunque supongo que si lo que quieres es pedir disculpas, no me las tendrías que pedir a mí. – Zayn pasó las manos por su cabeza, exhausto.
- No lo entiendes…
- Creo que tú eres el que no entiende que, con toda esta parafernalia y secretismo, la estás dañando.
 - No quiero que los periodistas la acribillen. – agachó la cabeza.
- ¡Pero qué más da eso! Zayn, ¿te gusta Taylor? – me miró a los ojos y sonrió. – Eso responde a mi pregunta. Bien, pues entonces, ¡demuéstraselo! Porque la tienes loquita.
- Hey, Zayn, ¿intentas quitarme a mi chica? – Harry se deslizó a mi lado mientras Liam, Niall y Louis se acercaban. Besó mis labios durante apenas unos segundos, los cuales supieron a gloria, y pasó un brazo por mi cintura, pegándome a su cuerpo.
- Solo hablábamos. – contesté yo, regalándole una sonrisa a Zayn, que por primera vez, fue correspondida.
- Bueno, nosotros ya acabamos, ¿te llevo a casa?
- Está bien. 







¡Hola! Creo que llevo algo más de un mes sin subir. Y lo siento muchísimo, de verdad que lo siento. Pero es que se me empezaron a acumular exámenes y exámenes y tenía que leerme libros para clase también y pfffff. Me colapsé y tuve que dejar la novela un poco abandonada demás. 

Aunque cada vez que tenía un ratito escribía, así que este capítulo es el resultado de trocitos escritos cada cierto tiempo, no creo que sea demasiado bueno...

Quería desearos una feliz Navidad, disfrutar las vacaciones.
Intentaré subir lo más pronto posible. 

Gracias por animarme a seguir con vuestros comentarios y votaciones, que no me cansaré de repetir que, sin vosotras, no existiría esta novela. 

Os amo, muchísimo




miércoles, 14 de noviembre de 2012

Capítulo 18.


El tono de llamada de mi móvil me estaba taladrando brutalmente los oídos. Me desperecé rápidamente y descolgué.

- Qué. – gruñí.
- Uuuuuy como nos despertamos. – escuché la voz burlona de mi amiga tras el teléfono.
- Sarah. Qué quieres. Estaba durmiendo, ¿sabes?
- Lo sieeeeeento, pero te necesito. Necesito que vuelvas a cubrirme en Nando’s.
- ¡¿Qué?! Estás de broma.
- Niall quiere llevarme a un sitio…solo son dos horas, por favor…- suplicó con voz aguda.
- Sarah…
- Venga, te la devolveré cuando tú quieras, de verdad. – suspiré.
- Aggg, vale, vale. Pero no me voy a  olvidar.
- ¡Te quiero, te quiero, te quiero! ¡Eres la mejor amiga que una puede tener! Tienes que estar en Nando’s a las cuatro.
- Ya, ya. Corre a ponerte guapa para Niall. Déjame volver a dormir un rato más.
- Vale, vale. Gracias, de verdad, adiós guapa. – y colgó.

Volví a hundirme entre las mantas y ahogué mi cabeza en la almohada. Después de una media hora intentando volver a dormir, me di cuenta de que me había desvelado completamente. Así que me fui a la ducha. Al salir sequé mi pelo y me vestí. (http://www.polyvore.com/watch_movie_with_him/set?id=63072563)

Después de comer, salí directa hacia Nando’s. El tiempo en Londres esa mañana era muy frío, así que agradecía haberme llevado la bufanda. Al llegar a Nando’s me encontré con Taylor.

- ¡Kelly! Cuanto tiempo. – dejó un beso en mi mejilla. - ¿Vienes a cubrir a Sarah?
- Por desgracia, si. – ella se río.
- Venga, que te doy la camiseta.

Después de una hora y media de atender mesas y llevar comida de aquí para allá, agradecí que el local estuviera ahora casi vacío. Me senté en uno de los taburetes de la barra y abrí una revista. No era de extrañar que la cara de Harry y los demás chicos la cubrieran. Suspiré. Hoy era sábado y llevaba sin ver a Harry desde que vino a comer a mi casa, no paraba de ir a cadenas de radio o al estudio, programas de televisión, pequeños conciertos, sesiones de fotos…Y lo peor es que lo extrañaba demasiado, pensaba que no iba a ser tan duro esto de salir con una estrella mundial del pop, pero me equivoqué demasiado. Lo necesitaba conmigo, a mi lado, sobre todo ahora que me había dado cuenta de que me estaba enamorando de Harry, ahora que me había dado cuenta de que lo quería…

- Kelly, ¿puedes ir a coger una caja de cebollas a la despensa? – me preguntó una de las chicas de la cocina.
- Claro, vengo ahora.

Fui hacia la despensa y cogí la caja, pero un ruido llamó mi atención. Me acerqué un poco y mis ojos no pudieron creer lo que estaban viendo: Zayn tenía acorralada a Taylor mientras la besaba de una manera para nada tranquila.
Se me cayó la caja al suelo y ellos me miraron, separándose inmediatamente. Recogí la caja y salí corriendo de ahí, se la di a la chica y me senté de nuevo en la barra viendo hacia mis manos que no podían parar de moverse.

¿En serio acaba de pasar eso?

Después de unos minutos vi salir a Taylor que se sentó a mi lado con la cabeza agachada.

- Kelly…yo…
- ¿Estás saliendo con Zayn? – pregunté directamente.
- No. – suspiró.
- Entonces… ¿Por qué…?
- No estamos saliendo, estamos…en ‘algo’, pero no salimos ni somos novios ni nada…
- ¿Desde cuándo?
- Un mes casi…Kelly, no le puedes contar lo que viste a nadie, en serio.
- ¿Por qué lo guardáis en secreto?
- Sería un escándalo para la presa, prefiero…evitar todo eso. – su voz sonaba tan apagada que no me creía nada de lo que decía.
- No se lo diré a nadie, tranquila.
- Gracias, de verdad. – me sonrió aliviada.
- Hoooola guapas. – nos giramos y vimos entrar a Sarah con una sonrisa enorme en los labios.
- Que feliz vienes eh. – se sentó en uno de los taburetes a nuestro lado.
- Adoro a Nialler, de verdad. Me llevó de picnic a un pequeño parquecito apartado de todo el mundo, lo quiero tanto. ¿De qué hablabais? – Taylor se puso tensa.
- De nada en especial…Como ya viniste, yo me voy ya. – fui a quitarme la camiseta y ponerme mi ropa de nuevo.
- Kelly, hay alguien esperándote fuera. – dijo Sarah con tono pícaro. – No te portes mal eh, adiós.

Salí del local esperando encontrarme a alguien, alguien cubierto hasta la cabeza para que no le descubrieran, pero no había absolutamente nadie. Fruncí el ceño, ¿Sarah me había gastado una broma? Porque si era así, era una broma de muy mal gusto. Entonces, un coche negro, un Audi, con los cristales tintados del mismo color tocó la bocina. Me acerqué despacio y la ventanilla se bajó, y para mi sorpresa el dueño de los ojos verdes más bonitos del mundo estaban ante el volante.

- ¡Ha…! – no me dio tiempo a acabar su nombre porque me interrumpió.
- Sssssssssssssh. Sube, rápido, venga. – abrí la puerta y me senté. – Ponte el cinturón. –obedecí y puso el coche en marcha.
- ¡¿Se puede saber desde cuando conduces?! – subí el tono de voz, atónita.
- ¡No grites, que me desconcentras! – suspiró y mantuvo la vista fija en la carretera, nos paramos frente a un semáforo. – Conduzco desde hoy temprano, he podido sacarme el carnet unos días antes de mi cumpleaños. – sonrió.
- ¿Estoy en el coche con un más que principiante conductor?
- Eh, ya he estado al volante antes, Louis me enseñó, y me dejaba practicar con su coche. Y que sepas, que lo hago genial. – el semáforo cambió a ámbar. – Pero es mejor que no hables hasta llegar a casa, por si las moscas…- volvió a poner rumbo.

¿Pensaba que eso me tranquilizaba? Agg.

Miraba a través de la ventana como Londres seguía con su vida normal, mientras yo estaba dentro de un coche con un conductor principiante intentando mantener la cordura y las ganas de salir corriendo.

De vez en cuando desviaba mi vista hacia su rostro. Era la primera vez que lo veía tan serio, o concentrado. Aunque he de admitir que estar al volante lo volvía más atractivo, si era posible. La luz chocaba contra sus cristalinos ojos esmeralda regalándole brillo.

Llegamos a la casa de Harry y Louis. Guardó el coche en el garaje y apagó el motor. Salió y vino a abrirme la puerta.

- No hace falta que me abras la puerta…- murmuré.
- ¿Estás enfadada? – entramos a la casa por la puerta del garaje.
- Estoy molesta. ¡Podríamos haber tenido un accidente! – él se río entre dientes. - ¡No es gracioso!
- Claro que lo es, como extrañaba verte enfadada, estás más guapa todavía. – No pude evitar el reciente calor que cubrió mis mejillas. Se acercó a mí y me abrazó por la cintura, yo crucé los brazos sobre mi pecho. – Anda, no te enfades. No dejaría que nada malo te pasara. Si supiera que podría tener un accidente, ni de lejos se me habría ocurrido llevarte en el coche conmigo.
- ¡Ah, así que si a ti te hubiera pasado algo te daría exactamente igual!
- Lo único que lamentaría sería no poder estar a tu lado. – besó mi mejilla delicadamente.
- Eres idiota...- se acercó a mis labios, podía sentir su respiración chocar contra ellos.
- Fue tu primer adjetivo hacia a mí. – sonrió y me atrapó en un beso corto. - ¿Te apetece ver una peli? – se separó de mi y fue hacia la cocina.
- Vale.
- Escoge tú, están todas en el mueble de debajo de la tele. Voy a hacer palomitas.

Me puse de rodillas sobre la alfombra y empecé a buscar una película que me llamara la atención. Cuando la encontré, metí el disco en el DVD y encendí la tele.

- ¿Ya escogiste una? – me giré y vi a Harry intentando llevar un bol enorme de palomitas y dos Coca-Colas a la mesa. Fui hacia él y le cogí las bebidas. Colocamos todo en la mesa y se sentó en el sofá con el mando en la mano, me hizo una seña para que me sentara a su lado, obedecí. - ¿Love Actually? – dijo al ver el menú inicial en la pantalla.
- La he visto un par de veces, pero me encanta. – me sonrió.
- Es mi película favorita.
- Entonces, ¿hice una buena elección?
- Una excelentísima elección.

Le dio al play. Pasó un brazo alrededor de mi cintura, atrayéndome a él y apoyé mi cabeza en el hombro, y Harry apoyó su cabeza en la mía.


“Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo, pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos... Cuando los aviones se estrellaron contra las torres gemelas, que yo sepa, ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza. Todas fueron mensajes de amor. Si lo buscarais, tengo la extraña sensación de que descubriríais que el amor en realidad, está en todas partes.”

Desde ese comienzo, en toda la película mi sonrisa era notoria. De todas las veces que había visto Love Actually, jamás fue de la forma que ahora la miraba.
Me daba tanto que pensar. Tenía ganas de actuar, de mostrar todos y cada uno de mis sentimientos.

“—Pero díselo.
— ¿El qué?
—Que la quieres.
—Ni hablar, su avión sale esta noche.
—Sam, no tienes nada que perder, y te arrepentirás si no lo haces. Yo nunca se lo dije lo suficiente a tu madre. Tendría que habérselo dicho cada día, porque era perfecta cada día. Las películas no se acaban hasta que sale la palabra fin.”

Un  par de escenas más y la película acabó entre abrazos y muestras de amor. Pegué un largo suspiro.

- Harry…- susurré, pero no recibí respuesta alguna. - ¿Harry? – saqué mi cabeza de su hombro lentamente.
- ¿Qué? ¿Qué pasó? – reaccionó alterado. Me reí.
- ¡Te quedaste dormido! – le reclamé entre risas.
- ¡No, no, no! Bueno…puede que un poquito, ¡solo un poquito! Lo siento…llevo una semana…apenas puedo dormir cuatro horas de un tirón, estoy muy cansado.
- No deberías haber venido a buscarme, era mejor que hoy descansaras. – acaricié su mejilla.
- Quería estar contigo. Soñarte no es tan bueno como tenerte. – me sentí tan colorada.

Posó sus manos en mi cintura y me hizo acostarme en el sofá, por suerte el sofá era lo bastante largo y ancho, así que se tumbó a mi lado, entrelazó sus dedos con los míos, acariciándolos. Su mirada verde no me dejaba respirar.
Se acercó más a mí y atrapó mis labios en un beso, y otro, y otro más.

- Kelly…- subió una mano hacia mi mejilla, apartó todos los mechones de pelo sueltos tras mi oreja, acomodándolos repetidas veces, marcando el contorno de mi oreja.
- Harry…- me sonrió y volvió a juntar sus labios con los míos, pero no me besó, los rozó.
- Te quiero. – susurró contra mis labios.

Mi corazón dio un vuelco. Sentí como una ola de felicidad atravesaba mi cuerpo. Miré detenidamente sus ojos, mostraban la mirada más sincera que había visto nunca.
Cuando lo conocí no me esperaba para nada llegar a vivir este momento. Y ahora estaba aquí, con el idiota y perfecto Harry Styles, que acababa de soltarme un “Te quiero”.

¡No podía ser! ¿En qué momento, Harry? ¿En qué momento te convertiste en la persona más esencial en mi vida? ¿Cuándo toda la rabia que sentía hacia ti se convirtió en cariño? ¿Cuándo dejaste de ser un egocéntrico para ser la persona más maravillosa del mundo? ¡Diablos, te quiero, claro que te quiero!

- Yo también te quiero, mucho. – pude ver como sus hoyuelos hacían aparición, mostrándome la más ancha y preciosa sonrisa.
- Mucho, mucho, mucho, mucho, mucho. – depositaba pequeños besos por toda mi cara entre cada palabra, hasta terminar en mis labios, dándome un beso lento, un beso cargado de sentimientos. 







Yo desaparezco y aparezco como si nada. Pero bueno, pooooooooor fin subo el capítulo. Lo que me costó escribirlo no lo sabe nadie. No se me ocurría nada.

Gracias por estar ahí, comentando para que suba, que si no fuera por esos comentarios tan JRESNDHJSD que me dejáis, no habría capítulo. También gracias por todas las votaciones. 

Bueno, no me alargo más. Os quiero, mucho muchísimo. 

Pd: espero que os haya gustado el cambio repentino de la apariencia del blog. 

domingo, 14 de octubre de 2012

Capítulo 17.


Apagué el despertador de mala gana y me pegué una ducha, salí envuelta en una toalla y me acerqué a la ventana, llovía, genial. Suspiré mientras abría mi armario para escoger que ponerme. (http://www.polyvore.com/rain/set?id=58924848#stream_box) Me vestí y sequé el pelo antes de bajar a la cocina, donde, al ver a mi madre preparando el desayuno me acordé de todo lo de ayer.

- Buenos días. – dijo algo seca mientras yo me sentaba en la mesa junto a Emily, que ya estaba comiendo un bol de cereales.
- Buenos días…- mi tono de voz era muy bajo gracias a todo lo culpable que me sentía. Mi madre me puso una taza de leche caliente en la mesa. – Mamá, yo…siento lo de ayer…No quería ocultarte nada, de verdad.
- Te pregunté si tenías novio y lo negaste.
- Eso es porque cuando me lo preguntaste, no lo era.
- Ayer saliste de casa sin dar explicaciones, y cuando llegaste ni saludaste. – revolvía mis cereales mientras ella se tomaba una taza de café mirándome indiferente.
- Tenía que salir urgentemente, necesitaba hablar con Harry…porque…tuve que…- tomé aire. -…tuve que explicarle lo que decía de mi aquel artículo. Y cuando llegué me encontraba muy mareada y solo quería tumbarme y dormir, lo siento mamá.

No dijo nada, el desayuno transcurrió silencioso, excluyendo los dibujos animados que mi hermana miraba. Me sentí fatal. No debería haberme comportado así.

Acabé de desayunar y subí a lavarme los dientes y meter las últimas cosas en la mochila. Volví abajo y cogí mi paraguas, cuando mi madre se acercó a la puerta con Emily.

- ¿Te llevo? – me preguntó. Sonreí levemente y asentí.

Emily bajó del coche antes que yo, ya que su colegio está algo antes que mi instituto.
Quedamos mi madre y yo solas.

- Dime, ¿te gusta mucho? – no me esperaba para nada esa pregunta, pero inmediatamente sentí mis mejillas enrojecer.
- Bastante…
- Ya veo. – mi madre sonrió. Y volvió el silencio, así que decidí romperlo.
- Mamá, no estoy castigada, ¿verdad? – agudicé mi voz  en la última palabra intentando ser convincente.
- Bueno…si invitas a tu novio hoy a comer, me lo replanteo. – abrí los ojos como platos.
- ¡¿Qué?! ¿Por qué?
- Quiero conocer al novio de mi hija, ¿hay algo malo en eso? – Si, pensé.
- Pero…
- Ni peros ni nada, esa es la condición. Llegamos. – vi por la ventana y estaba a la puerta del instituto. – Hasta la hora de comer.
- Adiós…

Salí del coche y subí las escaleras donde esperaba Sarah resguardada de la lluvia.

- Hola, preciosa. – besó mi mejilla.
- Hola, guapa. – le sonreí. En esto sonó el timbre que indicaba el comienzo de las clases. – Venga, vamos.
- No tenemos ni tiempo para hablar. – suspiró mientras caminábamos. Llegamos a mi clase.
- En el patio hablamos, adiós.

Entré en el aula y tomé asiento en mi sitio de siempre. La profesora de Historia dio comienzo a la primera clase la mañana, después de Historia, vino Inglés, Filosofía y Español, solo tenía ganas de salir de clase y reunirme con Sarah para ponernos al tanto de todo.

Mi móvil vibró contra mi bolsillo y lo saqué disimuladamente, no sin antes mirar hacia los lados para poder leer el mensaje sin problema alguno.

“¿Estás bien? Me tienes preocupado, dijiste que me avisarías nada más levantarte.”

Mierda. Lo había olvidado por completo.

“Lo siento, lo siento. Se me pasó, a la mañana solo pensaba en prepararme e ir a clases. Perdón.”
“No pasa nada, ¿estás mejor?”
“Si, ya no estoy mareada ni nada.”
“Menos mal.”

Vino a mi mente la condición que me había puesto mi madre para olvidarme del castigo. Ufff, de verdad no quería hacer esto. Pero ¿qué otra opción me quedaba? ¿Estar a saber cuánto tiempo sin ver a Harry por culpa de un castigo? No.

“Harry… ¿tienes planes para comer hoy?”
“Mmmm…No, ¿por qué?”
“Mi madre quiere que vengas a comer…”
“Vale, voy.”

Me sorprendió que aceptara así como así.

“¿Estás seguro?”
“Segurísisimo.”
“En ese caso…te espero en la puerta sobre las dos y cuarto. ¡No entres hasta que llegue yo eh!”
“Vale, vale. Nos vemos.”

Suspiré y guardé el móvil. Justo en ese momento sonó la campana, recogí mis cosas y salí al pasillo, Sarah salió de su clase y vino hacia mí, bajamos al patio y nos sentamos en una de las mesas.

- ¿Sabes? Tienes que contarme muchas cosas sobre tú y Niall. – ella me sonrió y hizo salir una risita
- ¿Qué quieres qué te cuente?
- Oh, no sé, a lo mejor… ¿cómo es que así de repente, de un día para otro tenéis tanta confianza para besaros? – expresé mi tono irónico de la mejor manera que sabía.
- Es mi novio, supongo que puedo besarlo cuando quiera ¿no? Ay, mi querida Kelly, yo no llamé al amor, él vino a mí. – reí ante lo cursi que había sonado eso. – Y para que negarlo, Niall es adorable, ay. – A Sarah se le iluminaron los ojos. – Bueno, ¿y tú qué?
- ¿Yo qué de qué?
- Qué que tal con el señor ricitos. – le pegué en el hombro y ella se río. – De verdad quiero saberlo eh.
- Tonta, va todo bien, supongo, acabamos de empezar, ¿no sé supone que al principio todo va genial?
- ¿Quieres decir que pasado un tiempo no va a ser así?
- Agg, no lo sé. No sé qué pasará en el futuro.
- No debería importarte, disfruta. Harry está loquito por ti, Niall se me queja de que se pasa el día hablando de lo preciosa y especial que eres. – Sarah estiraba las letras usando un tono ñoño que me hacía gracia.
- Ya, cállate. Si tú hubieras visto la cara de Niall cuando le di tu número…
- ¿Vesss? ¡Si es qué me lo como!

Sonó el timbre para volver a subir a las aulas. Sarah y yo nos levantamos y empezamos a caminar, pero algo no iba bien. Tenía la sensación de que…me miraban, demasiado. Miré por el rabillo del ojo el pasillo lleno de gente, y pude ver como todas las miradas de las chicas estaban fijas en mi y en Sarah, acompañadas de miles de susurros.

- Sarah, eh, ¡Sarah! – le di con mi mano en el brazo para que prestara atención.
- ¡Qué pasa!
- La gente. La gente nos mira. – le susurré.
- Hasta ahora, no somos invisibles, cariño.
- No, idiota. Que nos miran, solo a nosotras. – Sarah repitió mi acción de antes y con los ojos muy abiertos me miró.
- ¿Qué diablos les pasa?
- Ni idea…- pasamos de largo a un grupito de unas tres chicas de cursos inferiores y escuché fugazmente “One Direction”.
- ¡Sarah, dios, saben que estamos con Harry y Niall, todo el instituto lo sabe!
- Mierda, no sé como no nos dimos cuenta antes, ¿cómo no van saberlo si salen nuestras fotos por todas partes? – llegamos a la clase de Sarah. – Luego  hablamos, ten cuidado, estás rodeada de zombies.

Me reí y fui hacia mi aula. Las tres clases siguientes pasaron bastante rápido  a pesar de ahora ser consciente de que muchos ojos estaban posados sobre mí, evitaba el contacto visual con la gente de clase lo máximo posible, me ponían de los nervios.

- Y bueno, ¿qué vas a hacer hoy? – estábamos ya dentro del autobús y camino a casa. Sarah se recostó en el asiento y puso su mochila en su regazo.
- Pues…hoy Harry viene a comer a casa. – abrió los ojos y me miró. – Mi madre…-  Sarah se río.
- Venga, que seguro que tu madre será una suegra estupenda. – le lancé dagas con los ojos y ella besó mi mejilla.
- ¿Qué vas a hacer tú?
- Mi casa está vacía hoy, así que invité a Niall a comer. – sonrió abiertamente.
- A saber qué hacéis…- levanté una ceja insinuando y ella me pegó en la pierna.

El autobús llegó a la parada de Sarah y se bajó. Yo solía bajarme con ella y luego ir caminando hasta casa para estar más tiempo juntas, pero hoy debía llegar temprano. Tan pronto como el autobús aparcó, cogí mi mochila y avancé a paso apurada hasta casa.

Harry no había llegado, suspiré aliviada. Unos brazos rodearon mi cintura haciendo que mi cuerpo se sobrecogiera por el susto.

- Hola. – susurró en mi oído haciendo que un escalofrío me recorriera de pies a cabeza, apoyó su mentón en mi hombro.
- Me asustaste. – me giré para quedarme viendo sus hermosos ojos verdes. Me sonrió.
- Es que me lo pusiste tan fácil… ¿cómo estás? – apartó un mechón suelto de mi pelo y lo escondió tras mi oreja.
- Bien…bueno, nerviosa.
- ¿Por qué?
- Porque mi madre puede llegar a ser muy pesada a veces…
- Tranquila, mi encanto le abrumará, verás. – me reí mientras él no apartaba la vista de mis ojos. - ¿Puedo robarte un beso antes de entrar?

Asentí con una sonrisa en los labios, los cuales fueron apoderados en cuestión de segundos, movíamos nuestras bocas en un compás lento que me hacía desear besarle con ansias y desesperación, pero Harry se apartó antes de que me volviera loca.

- ¿Entramos? – rozó mis labios con sus dedos.
- Si.

Toqué el timbre y escuché unos pequeños pasos apurados antes de que se abriera la puerta y se asomara Emily con una sonrisa.

- ¡Mamá, Kelly ya está aquí!
- Traigo una visita. – entré en casa dejando visible a Harry que estaba tras de mi, la cara de Emily pasó de una tranquila a una histérica.
- ¡Aaaaaaaah, es Ha-Ha- Harry Styles! ¡Aaaaaaaaah, no me lo puedo creer, no, no, no! – empezó a dar saltitos, yo la observaba con los ojos abiertos, jamás se había comportado así. – Espera…- me miró y luego miró a Harry. – Mamá dijo que vendrías con tu novio a comer…¡¿Harry Styles es tu novio?! – asentí levemente y ella entrecerró los ojos. - ¡Como no pudiste decirme nada!
- ¿Qué pasa aquí? – mi madre apareció en la entrada y miró la escena sin entender.
- ¡Es su novio! – dijo Emily señalando a Harry acusadoramente.
- Ya, cariño, te dije que vendría, ¿no te acuerdas?
- Pero es Harry…Harry Styles…
- ¿Eres Directioner, pequeña? – Harry se agachó hasta la altura de Emily y le sonrió, no sé como no estaba de los nervios o incómodo. Yo lo estaría, todo esto era vergonzoso.
- Ajá. – consiguió hablar Emily que le miraba embobada.
- Pues encantado de conocerte, ¿cómo te llamas?
- Emily. – susurró.
- Que nombre más bonito. – mi hermana esbozó una sonrisa tímida. Harry se levantó y me miró.
- Eh…mamá, él es Harry, Harry ella es mi madre. – Harry se acercó a mi madre y le dio dos besos.
- Que sepa usted, que tiene dos hijas preciosas, creo que sé de donde sacaron su belleza. – a mi me pareció la bobería más grande del mundo, es más, me entraron ganas de reírme, pero mi madre le sonrió. Increíble, le caía bien.
- No me trates de usted, llámame Marie. – Harry asintió. – Bueno, la comida está lista, ¿vamos?

La mesa del salón estaba puesta, solo comíamos en el salón cuando había visitas o era fiesta. Mi madre trajo la comida a la mesa. Harry se sentó en la cabeza de un lado de la mesa, y en el otro mi madre; Emily y yo a cada lado.

Para mi suerte la comida fue todo un éxito, mi madre no lo acosó demasiado a preguntas, ya que todas las que le hacía se las respondía Emily. Harry en todo momento se mostraba feliz y era lo único que conseguía sacarme toda la tensión. Esperaba de verdad que no lo estuviera pasando mal.

- Estuvo todo riquísimo. – dijo después de masticar el último trozo de la tarta de manzana que había hecho mi madre. – Pero tengo que irme, me vienen a recoger dentro de nada a unas casas de aquí.
- Oh claro. – Harry se levantó y yo con él.
- Voy a acompañarlo, ¿vale? – mi madre asintió.
- Encantado de verdad, Marie. Cocina de lujo. – dejó otros dos besos en sus mejillas y nos acercamos hasta la puerta seguidos de Emily. – Bueno, pequeña, me alegra saber que tenemos una fan tan dedicada como tú. Prometo presentarte a los demás un día de estos, ¿vale? – Emily se lanzó a Harry en un abrazo, el cual lo correspondió. Una ola de ternura abrasó mi cuerpo.
- Adiós Harry. – se despidió y salimos por la puerta.
- ¿Dónde te vienen a buscar?
- En la casa de Sarah, en realidad tengo aun bastante tiempo, ya que Niall no me dijo una hora concreta, solo que lo esperara fuera. Pero quería pasar algo de tiempo contigo. – cogió mi mano y entrelazó sus dedos con los mío. Empezamos a caminar hacia casa de Sarah.
- ¿Ha sido tan desastroso como me ha parecido? – suspiré.
- ¿Bromeas? Tu madre es majísima, y creo que le he caído bien. – sonrió satisfecho.
- Perdón por la actitud de Emily…
- ¿Qué? ¡Si tu hermana es genial! Sabe más de mi que yo mismo. – se río. – Es adorable, en serio todo ha salido perfecto, lo juro. Repetiría de nuevo encantado.

Al llegar a la casa de Sarah nos sentamos en el bordillo de la cera. Harry pasó su brazo alrededor de mi cintura, atrayéndome a él y yo apoyé mi cabeza sobre su hombro.

No hablábamos, pero la verdad es como si nos lo estuviéramos diciendo todo, esto era lo que yo necesitaba. 

Necesitaba a alguien con el que poder estar en silencio y que no resultara incómodo, todo lo contrario. Necesitaba a alguien que me demostrara que quería estar a mi lado. Necesitaba a alguien que supiera que jamás me dejaría. Necesitaba a Harry.

- ¿En qué piensas? – me preguntó subiendo su brazo hasta mi pelo, acariciándolo.
- En nada…- sonreí. - ¿Y tú?
- En que me encanta estar así contigo. – besó mi cabeza y sentí mil mariposas volando en mi estómago.

Empezaba a asustarme de lo rápido que Harry se había colado en mi corazón. De que con solo rozarme me haga sentir estúpidamente bien. Sus besos me hacían olvidar de absolutamente todo. Temía a los sentimientos que se afloraban dentro de mi. 









¡Oh dios mío, pero si estoy viva! 

De verdad que siento haber tardado tanto es subir. Pero desde que empecé 4º de ESO, estoy que no puedo. Necesitaba acostumbrarme a la rutina, además, tengo colegio de mañana y tarde, a parte de clases particulares, así que pffff.

Pero estoy aquí de nuevo, por fin. 

Espero que os haya gustado el capítulo, que sé que no es gran cosa, pero bueno.

Mil gracias por todos vuestros comentarios y votaciones, sois adorables jfdksfskds. 

Ossssss quiero millones. 


sábado, 15 de septiembre de 2012

Capítulo 16.


Me levanté cuando el reloj marcaba las dos de la tarde. La noche anterior no había dormido demasiado bien, me desvelaba a cada rato.
Pegué un bostezo y bajé a la cocina con el pijama puesto.

- ¡Por fin te dignaste a despertarte! Estaba por ir a tirarte agua helada. – exclamó mi madre mientras yo me sentaba en la mesa, donde ya estaba Emily preparada para comer.
- No pude dormir casi…me cogió el sueño muy tarde. – pegué un bostezo. Mi madre me puso la comida en el plato, cogí el tenedor para empezar a devorar todo, de verdad tenía mucha hambre. – Además, hoy es domingo, no hay demasiado que hacer. Mañana ya tengo que despertarme temprano.

En ese momento fijé la atención en la tele, donde apareció una imagen de Harry y de mi de espaldas y cogidos de la mano, la chica que comentaba la noticia apenas pudo pronunciar una frase antes de que yo cambiara de canal: “Parece ser que Harry Styles ya tiene…

- ¿Por qué cambias? – preguntó mi madre mirándome distraídamente.
- Es que…es que… ¡Va a empezar Los Simpson! – y justo empezó a sonar la musiquita de la serie. Emily se giró rápidamente para poder ver perfectamente la televisión.
- Mamá…¿no tendrás alguna revista de hoy?
- Compré una cuando salí a buscar el pan. Está en el salón, aun no la leí.

Dirigí la vista al salón como una flecha y vi la revista apoyada en la mesa. Me terminé todo el plato en tres bocados y pegué un trago apurado a mi vaso de agua antes de saltar corriendo hacia la revista, me senté en el sofá y empecé a examinar su contenido, hasta encontrar lo que buscaba. Me llevé una mano a la boca, sin poder creerme que esto me pudiera estar sucediendo a mí.

Escuché el tono de mi móvil cuando me mandan un mensaje al Wassapp y recordé que lo había dejado en la mesa de la entrada junto a mis llaves. Me levanté, lo cogí y desbloqueé  la pantalla. Harry.

“Tenemos que hablar.”

Tragué saliva. Eso era justo lo que no quería. No. No. No. Sin que pudiera contestar, volvió a llegar otro mensaje:

“Estoy solo en casa, puedo mandar a alguien para que te recoja.
Pero tenemos que hablar, ya.”

Recapacité unos instantes y me decidí a contestar por fin.

“No hace falta, cojo el bus. Me visto y voy para allá.”

Volví  a bloquear la pantalla y subí hasta mi cuarto corriendo, una vez dentro me dejé escurrir contra la puerta, escondí  la cabeza entre las piernas, abrazándome a mí misma.

Estuve así durante unos minutos, hasta que recordé que tenía que vestirme. Fui hacia al armario y cogí lo primero que vi. (http://www.polyvore.com/sin_t%C3%ADtulo_85/set?id=53195568)
Peiné mi melena revuelta y salí de nuevo hacia la entrada, pero mi madre me paró en seco.

- ¡Kelly! ¿A dónde vas?
- Voy a salir. – no quería dar más información.
- Vas a ver a tu novio ¿no? Ese tal Harry Styles.
- ¡¿Qué?! – pegué un grito ahogado.
- Él. – me señaló una foto suya del artículo de la revista que yo antes había leído. – Debemos hablar, Kelly. – quería gritar, estallaba de la rabia.
- Ahora no mamá, lo siento, me tengo que ir ya.

Sin decir más cogí mi móvil y las llaves y salí de casa. A la vuelta me esperaría un doble castigo, uno por haberme ido así sin más, y otro por ocultarle que me estaba viendo con un famoso.

Dejé atrás el pensar sobre el castigo. Ya me daba igual, si me tenía que castigar, que lo hiciera, no creo que Harry después de hoy vaya a querer algo conmigo.

Cogí el primer autobús que pasaba y me senté al fondo con la mirada fija en mis manos, que no podían parar de moverse y ya empezaban a sudarme. Estaba asquerosamente nerviosa.

Llegué a la parada donde Harry y yo nos habíamos bajado la última vez y empecé a caminar hacia aquellas enormes verjas que daban paso a la urbanización. Cuando estuve frente a ellas, la pregunta era, ¿y cómo hago para entrar?

- ¿Necesita algo? – levanté la vista y vi al hombre que estaba en la cabina junto a la verja. Me acerqué.
- Eh…esto, necesito ir a la casa de Harry Styles. – bajó las gafas que tenía puestas hasta la nariz y me examinó unos minutos hasta que sonrió de lado.
- Tú eres la chica con la que vino el otro día, ¿no? – asentí tímida. – Anda, pasa. – me abrió la verja.
- Gracias.
- No hay de qué.

Caminaba con la vista fija en mis pies, pero tuve que apartarla para no pasarme la casa.
Pisé el caminito de baldosas con cuidado, ralentizando mi paso y mi llegada a la puerta.
Pero era imposible evitar lo inevitable. Toqué el timbre, me mordí el labio tragándome las ganas de querer salir disparada hacia mi casa, pero su aroma invadió mi espacio.

- Hola. - me miró con el semblante serio.
- Hola. – se apartó de la puerta dejando visible la entrada.
- Anda, pasa.

Lo seguí sin hacer el menor ruido hasta el sofá, donde me senté a su lado, pero manteniendo una distancia. Suspiró y se me hizo un nudo en la garganta.

- Bien…- susurró. Su tono de voz ahora era… ¿nervioso? ¿Por qué iba a estar él nervioso?
- De… ¿de qué quieres hablar? – estúpida, soy estúpida.
- De esto. – tiró la misma revista de mi madre sobre la mesita central con las páginas del artículo a relucir, unas grandes letras negras anunciaban como titular “¿Nueva conquista?” seguido de  nuestra foto cogidos de la mano.
- Harry…yo…- mordía todas las palabras, no era capaz de emitir algo coherente.
- ¿Se puede saber por qué aquí dicen que eres la desaparecida del patinaje artístico sobre hielo?  - sentí un malestar tan grande llenar mi cuerpo que hasta me entraron ganas de vomitar. No quería pasar por esto.
- Yo…Harry…no…no…pue-do. – su mirada se llenó de preocupación.
- ¿Estás bien, Kelly? – estiró el brazo para tocarme pero yo evité ese contacto.
- Si. – dije firme. – Te contaré todo, pero por favor, déjame soltarlo todo de un tirón, porque será la única vez que pueda hacer esto. – El asintió dándome paso para hablar. Era hora de acabar con esto de una vez. Tomé aire y lo solté antes de comenzar mi historia. – Vivía en San Francisco, junto con mi madre, mi hermana y…mi padre. Mi padre era la persona más importante en mi vida. Antes de que naciera mi hermana solía irme todas las tardes con él, cada día descubríamos una parte nueva de San Francisco. Una tarde de invierno, cuando tenía cuatro años me llevó a la pista de hielo que hay en Union Square; yo jamás había patinado sobre hielo, pero mi padre me animó y accedí con mucho miedo. Aun me duele la caída que tuve nada más pisar la pista, estuve a punto de ponerme a llorar, pero mi padre me cogió de las manos y me levantó, me ayudó a deslizarme por el hielo hasta que yo sin darme cuenta estaba patinando sin ayuda, el me seguía muy de cerca, pero lo hacía sola, me sentí tan mayor. Aquella noche, cuando mi padre vino a arroparme le dije: Quiero patinar. Al día siguiente me encontraba en mi primera clase de patinaje, he de reconocerlo, no hacía otra cosa que caer y caer, y cada uno de esos golpes y todas las marcas que me dejaron, valieron la pena. Cada vez manejaba mejor el deslizamiento, cuando subí una categoría mi entrenadora me llevó a mi primer campeonato, quedé segunda, mi primer campeonato y quedé segunda. Pero nada, nada se podrá comparar al sentimiento de libertad que sentí en el primer momento  que las cuchillas de los patines tocaron aquella pista. No hacía otra cosa que mejorar mi técnica y mi entrenadora tenía una fe ciega sobre mí, se había volcado completamente a mi entrenamiento personal. Con mis doce años gané la competición de patinaje artístico sobre hielo junior de Estados Unidos. No podía esperar nada mejor hasta que mi entrenadora decidió presentarme al campeonato mundial. Me pasaba todo mi tiempo libre entrenando para el gran día, hasta que por fin llegó. Gané, con catorce años era la campeona junior mundial. Recuerdo que nada más recoger el trofeo corrí hacia las gradas buscando a mis padres, pero allí no estaban, así que salí del recinto y los vi, más bien los escuché; no paraban de discutir, la cosa iba a más hasta que mi padre chilló: ¡Pues esto termina aquí! Tiré el trofeo al suelo y salí corriendo, llorando como nunca. Un mes después mis padres se divorciaron, ¿la causa? Mi madre había descubierto que mi padre la engañaba con su secretaria, durante dos años enteros. La noche que escuché a mi madre llorar por culpa de mi padre hice la promesa de que jamás, jamás volvería a patinar. No quería saber nada, nada sobre ese tema; mi madre decidió llevarnos a mi hermana y a mí a vivir a aquí, mientras mi padre se fue a España con la secretaria. El día que mi padre vino a recoger sus cosas, le tiré mis patines al suelo y le dije que no lo quería volver a ver en mi vida…Llevo cuatro años sin hablar con él, llevo cuatro años tragándome todo esto. Eres al primero al que se lo cuento, y el último.

Lo hice, me dije, lo hice.

Las lágrimas corrían por mis mejillas sin control alguno, me sentía terriblemente cansada, estaba por desmayarme en cualquier momento. Me  faltaba el aire, apenas podía respirar, todo se venía abajo.

Pero en menos de tres segundos me vi envuelta en la calidez de unos brazos, de sus brazos. Escondí mi cabeza en su pecho y lloré desconsoladamente. Harry me aferraba a su cuerpo de una manera protectora y cariñosa, era toda una exposición de sentimientos.

-  Lo siento Kelly, lo siento mucho. Pero todo va a ir bien. – deslizaba sus dedos a través de mi pelo en caricias hasta llegar a mi espalda. – Yo estoy contigo, estoy aquí, a tu lado. Y siempre que tú quieras, jamás me iré. Te protegeré de todo lo malo. Prometo hacerte sonreír todos los días de tu vida, ¿está bien? Puedes contarme lo que quieras, intentaré ayudarte en todo lo posible. Nunca estarás sola, yo estaré contigo, siempre.

Me separó cuidadosamente de su pecho, apartó un mechón de pelo, colocándolo tras mi oreja y limpió mis lágrimas con sus dedos.

- No llores más, por favor. Me destroza verte así. – me sonrió de lado y quise tocar su sonrisa, pasé las yemas de mis dedos por sus labios suaves y rosados, mientras él me miraba fijamente a los ojos yo no podía apartar la vista de su sonrisa.
- Gracias. – pude por fin hablar. – Gracias, Harry. – atrapó mi mano en su boca y me besó los dedos. Cogió mi barbilla entre su mano y me hizo mirarlo fijamente para luego atrapar mis labios en un beso lento.

Me tuve que separar de él porque me mareé. Llevé una mano a mi frente y cerré los ojos con fuerza.

- ¿Estás bien?
- Estoy algo mareada…

Harry se levantó del sofá e irguió mis piernas para dejarlas sobre el sofá, me recostó y me sacó los zapatos.

- Voy a buscar una aspirina, ahora vuelvo. – desapareció en un pestañeo y volvió en otro con un vaso y una pastilla en la mano. Me ayudó a incorporarme de nuevo y me la tomé. Quiso volver a tumbarme, pero aproveché que estaba sentado y apoyé mi cabeza sobre sus piernas. - ¿No estás incómoda? – preguntó bastante preocupado.
- No, al contrario. – Sentí como una manta cubría mi cuerpo hasta la cintura, donde dejó reposar su brazo izquierdo, dejando el otro libre para acariciar mí pelo.
- ¿Por qué no intentas dormir un poco? Te sentará bien.
- Tengo que irme a casa…- susurré.
- Puedes quedarte un par de horas más, es muy temprano. Si hace falta voy yo a hablar con tu madre luego.
- No, no. – me revolví entré él y el sofá.
- Sssssh, descansa, yo estaré aquí.





Cerré los ojos poco a poco y me quedé sumergida en una oscuridad completa hasta que fue iluminada por una voz grave y dulce.

- Mmmm…- aun estaba dormida.
- Kelly, voy a llevarte a casa, venga. Antes de que te pongas peor.
- Solo necesito dormir un poquito más.
- Es lo que llevas haciendo durante tres horas, vamos, nos espera el coche.
- No, Harry, por favor, no.

Después de eso sentí mi cuerpo flotando por encima del suelo, protegida contra su pecho, me agarré a su cuello evitando el caerme y me metió en el coche.
No quería estar más tiempo tumbada, así que me senté y apoyé mi cabeza sobre su hombro, haciendo que el recostara la suya sobre mi cabeza.

El trayecto fue demasiado rápido para mi gusto, no quería despegarme de su lado por nada de este mundo.

- Venga, te llevo en brazos hasta casa. – me alarmé.
- ¡No! No…Estoy mejor, puedo andar, estoy bien. – frunció el ceño.
- ¿Estás segura? – dijo no muy convencido.
- Segurísima.
- Bueno, pues te acompaño hasta la puerta.

Pasó un brazo por mi cintura pegándome a su cuerpo, supongo que para evitar que me cayera, y caminamos hacia la entrada de mi casa.

- Ahora vete a cama y duerme mucho. Pero mañana nada más despertar, me llamas, me avisas o algo. Quiero saber que estás bien, porque ya me tendrás toda la noche preocupado.
- No lo estés, estoy bien, de veras.
- Recupérate eh. Que te necesito al cien por cien. – no pude evitar reírme. Besó mi frente durante unos segundos. – Adiós, princesa.
- Adiós, príncipe. – me sonrió y volvió al coche.

Entré en casa e ignoré todo, fui directamente  hasta mi habitación y me metí entre las mantas. Cerré los ojos y pude notar aun el aroma de Harry en mí. Sonreí y caí vencida por el sueño.











Essssssssssssssstoy aquí de nuevop.

La culpa no es mía, es de mi asqueroso ordenador. Yo, que había acabado los exámenes y venía toda contenta a escribiros muuuuuchos capítulos y me encuentro con que no me enciende el ordenador. Llevo casi una semana entera sin él. 

Llevo toda la tarde escribiendo este capítulo, son las 12:28 de la noche y mis ojos se cierran solos. Espero que de verdad os guste. 

Mil gracias por todos esos comentarios, que me hacéis la personita más feliz del mundo cuando me conecto y me encuentro con un comentario nuevo. 
¿Y las votaciones de los capítulos? Woah, llegasteis hasta 25 votaciones. 

¿Qué si sois las personas más maravillosas y preciosas del mundo? PORSUPUESTÍSIMO QUE SI. No hay nadie más maravillosa y preciosa que mis queridas lectoras Directioners. 

Pd: no sé que es de mi Twitter, hace mil años que no entro, pero tampoco tengo la necesidad. No sé, vivo bien sin él. Pero yo estoy por Tumblr siempre, por si queréis hablar conmigo y esop. ¿Quién va a querer hablar conmigo? Un zapato, un zapato segurísimo que si.

 Os amo, guapas, os amo mil.