martes, 28 de agosto de 2012

Capítulo 15.


Buenos días, princesa. Perdón si te desperté. Pero es que como te dije, hoy te vería, vamos a comer todos a Nando’s, te paso a buscar sobre la una.
Que ganas tengo de verte.”

Había releído ese mensaje por lo menos diez veces desde que me desperté a las diez y media.

Buenos días, princesa” Mi sonrisa era de una idiota completa.

No podía ser tan condenadamente precioso conmigo, me podía.

Acababa de salir de la ducha y ahora buscaba un jersey para ponerme con los vaqueros que había escogido, el tiempo seguía frío. Cuando encontré el jersey me lo puse (http://www.polyvore.com/sin_t%C3%ADtulo_134/set?id=55369747). Me cepillé el pelo y coloqué una horquilla hacia el lado derecho sujetando un mechón.

Al bajar me encontré con mi madre a punto de empezar a hacer la comida, se me había olvidado por completo avisarle de que no comía en casa.

- Mamá...- me senté en uno de los taburetes.
- ¿Qué pasa? – me sonrió. – Vaya, estás vestida. Pero si los domingos te los pasas todo el día en pijama.
- Es que...me invitaron a comer fuera. – dejó el tenedor que sostenía en la encimera y me miró.
- Últimamente te invitan mucho a comer, ¿no?
- Mmmm...
- ¡Tiene novio! – abrí los ojos completamente mirando hacia mi hermana que se giró sentada en el sofá para vernos.
- ¿Cómo? – preguntó mi madre mirándome. - ¿Es eso cierto?
- ¿Qué? No, no, no. No le hagas caso a Emily.
- Entonces,  ¿con quién has quedado?
- Eh...bueno, pues con...con un...amigo.
- Con que un amigo, ¿eh? ¡Ves mamá, te lo dije!
- Calla, enana. – me sacó la lengua.
- ¿Cómo se llama?
- Harry. – intenté no mostrarme demasiado nerviosa, pero de verdad lo estaba, y mucho.
- Así que...- le dio una vuelta con una cuchara de madera al contenido espeso de una tartera. - ...vas a salir sola con esa tal Harry... ¿me equivoco?
- También vienen sus amigos...
- ¿Tú sola con tantos chicos? – enarcó una ceja.
- ¡Mamá! Solo voy a ir a comer, y a la tarde vuelvo, solo eso.
- Bueno...si es así... ¿a qué hora te vas?
- Vienen a recogerme a la una.
- Es la una menos cinco. – dijo mirando hacia el reloj de la cocina.
- ¡¿Qué?! Voy a esperar fuera, ¿vale? – me acerqué a besar la mejilla de mi madre. – Te quiero mamá, adiós. – fui hacia el sofá y le di un beso a Emily mientras le susurraba. – Esta me la pagas, enana. – ella me sonrió con todos sus dientes a relucir.

Recogí las llaves y el móvil y salí de casa mirando al suelo y me choqué contra  algo firme que desprendía calor. Levanté  la vista y me encontré con sus verdes ojos.

- Hola. – me sonrió. – Iba a timbrar justo ahora.
- Menos mal que no lo hiciste, ya tuve bastante interrogatorio por hoy. – suspiré.
- ¿Interrogatorio? – deslizó una mano por mi mejilla y me hizo recordar las palabras de mi hermana “Tiene novio”. Novio...que palabra más graciosa. - ¿Kelly? – me había perdido de nuevo en sus ojos.
- ¿Si?
- Te quedaste ausente. – una risita preciosa salió de su boca.
- Creo que aun estoy un poco dormida...
- Bueno, vamos, que Niall nos espera.

Empezamos a caminar y vi que un coche negro, uno distinto al de siempre estaba aparcado un poco más atrás de la entrada a mi casa.

- Espera. – me detuvo y se puso delante de mi.
- ¿Qué pasa? – atrapó mi cara entre sus manos y me besó delicadamente, luego separó sus labios, y los volvió a juntar en un pico rápido.
- Me había olvidado de que ya no tenía que reprimirme las ganas de besarte. – sentí las yemas de sus dedos por mis labios, me sonrojé y apareció una sonrisa en los suyos. – Vamos.

Cogió mi mano y avanzamos de nuevo hacia el coche. Me abrió la puerta trasera para que entrara y luego entró él sentándose a mi lado y entrelazando mi mano con la suya.

- ¡Hola, Kelly! – hasta ese momento no me había percatado de que estaba Niall en el coche.
- Hola Niall. – le regalé una sonrisa al ver su carita, era tan dulce. - ¿Qué tal? – el coche se puso en marcha.
- ¡Genial! – se río.
- Ya veo, ya. – miré por el cristal y reconocí la calle donde estábamos. - ¿Niall?
- ¿Si?
- Por aquí no se va a Nando’s eh, hay que salir hacia la ciudad. – se le esbozó una sonrisa.
- Ya lo sé. – entonces detuvo el coche y la puerta del copiloto se abrió de repente.
- ¡Hola, guapo! – ¡Era Sarah! Se sentó y cerró la puerta para girarse rápidamente y dejar un beso en los labios del rubio, a este se le subieron los colores inmediatamente. Yo me limitaba a mirar la escena con los ojos y la boca abierta.
- ¡Sarah! – exclamé. Ella se dio la vuelta como si se diera cuenta ahora mismo de que existía dentro del coche.
- ¡Oh! Hola, preciosa. - me sonrió. – Hola, Harry.
- ¡Sarah! – volví a exclamar.
- ¡Qué! – se río.
- ¡No me habías contado nada! – le di un pequeño puñetazo en el hombro. Ella miró hacia mi mano entrelazada con la de Harry y sonrió pícara.
- Tú tampoco, mi amor. – me enseñó la mejor de sus sonrisas y solo pude ruborizarme. Tenía razón. – Harry, ten cuidado con la loca esta eh. – volví a pegarle.
- Yo soy la loca, ¿no? Niall, tú si que deberías tener cuidado con ella. – ellos dos se empezaron a reír.
- Va en serio. – dijimos a la vez, nos miramos y no tardamos en unirnos a sus risas.

Cuando llegamos a Nando’s fuismos directamente a la mesa donde estaban ya todos. Y todas las miradas se dirigieron a mi y a Harry.

- ¿Qué pasa? – reclamé. Entonces me di cuenta: no había soltado mi mano. Genial, Tomate Kelly Lodge a la vista.
- ¡Awwwwwwwwwww! – gritó Louis mientras nos sentábamos y abrazaba a Harry, bueno, lo aplastaba y revolvía todo su pelo. - ¡Ya era hora, Hazza!
- ¿Hazza? – susurré.
- A veces me llaman así. – me sonrió.
- Hazza...me gusta. – le devolví el gesto.
- Tengo hambre. – se quejó Niall.
- Tú siempre tienes hambre. – me era extraño ver la confianza que ya se tenían Sarah y Niall, me tendría que explicar muchísimas cosas.
- Hola, ¿qué vais a querer? – en esto apareció...
- ¡Taylor! ¿Te toca turno hoy? – habló Sarah. Dirigí mi mirada hacia Zayn al notar que se ponía rígido en el asiento. Que extraño...
- Si...El otro día no pude venir, y hoy me toca recuperar dos turnos. – suspiró. – Pero bueno, da igual, me gusta este trabajo, ya sabes. Y bueno, a lo que venía, ¿Qué queréis comer?

Cada uno pidió lo que quería y comimos entre miles de risas. Yo no sé si los demás lo notaron, pero las sonrisas de Zayn estaban siendo demasiado fingidas. Le pasaba algo, estaba al ciento cuatro por ciento segura. Debería encontrar algún momento para hablar con él, o decírselo a Harry...Aunque no lo conozco mucho, no sé, pero no estaba demasiado bien y eso me molesta...me da igual no haber apenas cruzado palabra con él. Buscaré algún momento.

Al acabar de comer cada uno se fue en su coche, menos Harry y yo que fuimos en el de Niall con Sarah.
Íbamos hablando de cualquiera cosa en el coche y en un momento recordé como Eleanor vino a junto mía para despedirse y me abrazó susurrándome: “Enhorabuena, chica” Luego se separó y me sonrió antes de que Louis se la llevara agarrándola por la cintura.

- Llegamos. – estábamos delante de la casa de Sarah.
- Niall, voy a acompañar a Kelly hasta su casa andando, luego vienes por allí a buscarme, ¿vale? – sin decir más me sacó del coche cogiendo mi mano.

- ¿Por qué nos vamos andando? – pregunté cuando ya estábamos algo lejos del coche.
- Porque esos dos querían algo de intimidad, y yo se la he dado. Aunque supongo que nosotros también la necesitamos, ¿no? – me sonrió y no pude hacer otra cosa que evitar su mirada antes de embobarme de nuevo viendo sus ojos.
- Harry...
- Dime. – tragué saliva y busqué las palabras.
- ¿Qué es lo que va a pasar a partir de ahora?
- ¿A qué te refieres?
- Ya sabes...tú...y...yo...- no sé podía ni imaginar lo difícil que esto resultaba para mi. Él se puso serio y me paró.
- Kelly, tengo que decirte como están las cosas, porque no quiero mentirte, y tampoco quiero que renuncies a tu privacidad por mí. – suspiró. Se le veía...dolido. Y lo peor de todo es que no entendía porqué. – A partir de ahora lo que va a pasar será que mañana saldrá alguna foto nuestra, cogidos de la mano y solo habrá titulares tipo “Harry Styles y su nuevo ligue” Entiendo si no quieres que todo esto pase, entiendo que quieras seguir siendo “anónima” – hizo comillas con los dedos – y entiendo por lo tanto que no quieras aceptar ser mi novia, porque como ves, esto y más son las consecuencias. No quiero destruir tu vida, Kelly.

Me quedé sin palabras, no tenía ni la más mínima idea de que decirle. Pero había algo de lo que estaba completamente segura tras toda la noche en vela: no quería separarme de su lado. No quería que se alejara de mí.
Había agachado la cabeza y eso me destrozó. Solo supe hacer una cosa, rodeé su cuello con mis brazos e hice que me mirara a los ojos. Capturé su labio superior en un beso lento hasta que él abrazó mi cintura con sus brazos y me pegó a su cuerpo, aumentando así el ritmo del beso.

Me separé despacito, besé su mejilla y apoyé mi cabeza en su hombro para que me siguiera manteniendo abrazada a él. Levantó mi cabeza por el mentón para que le mirara.

- ¿Eso es un, “si Harry, acepto ser tu novia”? – me sonrió de una manera terriblemente adorable.
- Si Harry, acepto ser tu novia. ¡Dios, por supuesto que acepto! – me besó fugazmente.
- ¿No te importa los problemas que eso te va a acusar?
- Solo quiero que no te vayas de mi lado. – sonrió de lado y volvió a unir sus labios con los míos. 








GUAAAAAAAAAPAS, guapas que sois guapas y nada más que guapas. 

Os amo, así de sencillo. De verdad, es que JDKSMDSJKZD vuestros comentarios son los mejores del mundo. No me podéis hacer más feliz eh. Os adoro puto mucho. 

He tardado tanto en subir porque en nada van a ser los exámenes de recuperación y estoy estresadilla. No sé cuando volveré a subir, la verdad. Espero que no muy tarde. 

Quería deciros que por mi mente ya lleva tiempo divagando una nueva historia de Harry, y solo tengo un capítulo, el cual está ya en un blog que hice hace nada, pero que lo tengo en privado, hasta que vea que la cosa avanza. Será algo...distinto. 

Y bueno, creo que eso era todo. Votar, comentar y esas cosas que me hacen felisssssss. Os quiero a morir. 


lunes, 20 de agosto de 2012

Capítulo 14.


- Holaaa, ya estamos aquí. – dijo Eleanor al abrir la puerta.

La seguí a lo largo del pasillo sin apartar la vista del suelo. Me sentía tan extraña después de todo lo que me dijo.

¿Me gusta Harry? Pero si es el idiota que llevó mi iPhone...

Y ahora estaba en casa de ese idiota. Y había salido a comer con él dos veces, y en la última vez estuvimos a punto de besarnos dos veces. Dos intentos fallidos. Los cuales deseé que no lo fueran, que hubiera acertado.

Pero no fue así. Y ahora tengo el mayor dilema de mi vida.

- ¿Kelly? – levanté la vista y me encontré con Louis pasando una mano delante de mi cara. - ¿Estás bien? Tienes la mirada perdida.
- Estoy...bien...
- Voy a subir a cambiarme. – anunció Eleanor y desapareció escaleras arriba.
- Ven, siéntate. – me senté en sofá al lado de Louis. – Harry se está duchando, baja en un rato. No esperáramos que vinierais tan pronto.
- Estábamos cansadas. – no miraba a ningún punto fijo.
- Kelly...
- Qué. – le dediqué una sonrisa indiferente.
- ¿Qué pasó? Puedes hablar conmigo.
- Nada...
- ¿Es algo relacionado con vuestro día de compras? ¿Te molestó algo de Eleanor? – frunció el ceño.
- ¡¿Qué?! ¡No, no! Eleanor es fantástica.
- Lo sé. – se le dibujó una sonrisa en la cara. Y se sembró el silencio. – Me gustas, quiero decir, me caes bien. Muchísimo mejor que la vieja.
- ¿Cómo? – no entendía de que hablaba.
- ¿La abuelita del cuento de Hansel y Gretel? Pues esa.
- Louis, ¿de qué hablas?
-  Tú no serás una arrugada ¿verdad? No, claro que no. Tú eres normal, uff, que alivio. No sabes la alegría que me das. Temía que la historia se volviera a repetir. Tenía hasta pesadillas y todo. Era espantoso, no te imaginas como he sufrido. Su cara venía a mi cabeza. Aaaaaggg, es asquerosa. Bicho.
- ¿Louis?
- ¡Kelly! – me di la vuelta y pude ver por encima del respaldo del sofá a un Harry mojado. A un Harry cubierto simplemente por una toalla rodeando su cintura.
- Ha-Harry...- sentí el color en mis mejillas. Quería dejar de mirar como las gotitas de agua caían desde sus rizos empapados creando una carrera por sus abdominales.
- ¡Harry, sube a vestirte ahora mismo! – le exigió Louis. Él se limitó a bajar su vista por su cuerpo y luego mirarme.
- Perdón...No sabía que habías llegado, ya bajo ahora. – y se fue.
- Se te caía la baba. – giré la cabeza incrédula hacia Louis, el cual se empezó a reír a carcajadas. – Tranquila, si yo entiendo que mi chico sea completamente irresistible. – sonrió.
- ¿De qué habláis? – apareció Eleanor con un pijama puesto y se sentó entre las piernas de Louis, este le rodeó con sus brazos apoyando la cabeza en su cuello.
- De chicos. – rió por lo bajo y Eleanor le pegó en la pierna.
- Deja a Kelly en paz eh. – le advirtió. – O te las verás conmigo.
- ¿Ah si? ¿Qué me vas a hacer? – se quedaron mirando fijamente y eso me produjo una incomodidad terrible. Sobraba allí.
- Ya estoy. – Mi héroe. Harry se puso enfrente de nosotros, iba vestido con un pantalón marrón y una camiseta blanca. Mi cabeza pensó que eso último le sobraba. Yo pensé que debería callar a mi cabeza. - ¿Qué pasa?
- Eleanor me amenaza. – Louis juntó su nariz con la de ella y besó su mejilla, para abrazarla luego. Harry negó con la cabeza y me miró con una sonrisa en la cara.
- ¿Qué tal el día? – se sentó a mi lado, mi pierna rozaba la suya.
- Bien. – intenté sonreír a pesar de los nervios acumulados.
- He renovado algo el vestuario de Kelly. – dijo Eleanor. Louis aprovechó la sonrisa que le había salido y le robó un beso.
- ¿Quieres quedarte a cenar? – me dijo Harry.
- Lo siento, no puedo. Mi madre me dijo que no llegara tarde. – de verdad, si quería quedarme, a pesar de lo realmente incómoda que me sentía.
- Bueno...- frunció el ceño. - ¿Llamo a Paul para que nos venga a buscar?
- Por favor. – y le dediqué una sonrisa. Harry se levantó para ir a llamar.
- ¿Te vas ya? – me preguntó el Eleanor, asentí. – Pues entonces toma. – me dio mis zapatos. Ya ni me acordaba de que llevaba los suyos puestos. Los cogí y me los cambié.
- Paul ya viene, ¿vamos fuera?
- Si. – salí del sofá. – Adiós Louis, adiós Ele. – me sonrió.

Salimos de la casa y sentí una inmensa ola de alivio recorrer mi cuerpo. Haber salido de ese aura de amor que habían creado Eleanor y Louis, fue como un regalo.

- ¿Te sientes mejor, eh? – susurró Harry sentándose en el mismo escalón donde nos habíamos quedado a hablar en nuestra primera “cita”. Sonreí ante ese recuerdo. – A veces me cuesta tanto aguantarlo. Me alegro muchísimo por ellos y todas esas cosas, pero no sé...siento que sobro. – se río por lo bajo.

En ese momento escuchamos como el coche aparcaba en la calle. Nos levantamos y fuimos hacia el coche. Harry me abrió la puerta y me dejó entrar no sin regalarme una de esas sonrisas donde sus blancos y perfectos dientes salían a relucir acompañados de los hoyuelos más bonitos del mundo.

Íbamos en silencio. Como siempre. Pero no como todas las veces, en esta ocasión nuestros hombros se rozaban, no había espacio alguno. Y lo mejor de todo, no me incomodaba lo más mínimo, al contrario.

Ya llevábamos bastante camino recorrido cuando sentimos como el coche se levantaba ligeramente para luego caer de golpe.

- ¿Qué pasó? – dije algo alarmada.
- Creo que hemos pinchado. Voy a ver. – Paul salió fuera y Harry bajó la ventanilla para asomarse.
- ¿Qué tal?
- No tengo rueda de repuesto. Creo que habrá que llamar a la grúa, tardarán en llegar.
- Genial. – suspiré. – Harry, me voy a pie. No estamos tan lejos, tengo que llegar a casa si no quiero quedarme castigada para el resto de la eternidad.
- Mmmm...Voy contigo. – iba a decirle que no hacía falta, que sabía llegar, pero me calló. – Voy contigo. No pienso dejarte ir sola, es prácticamente de noche, ¿y si te pasara algo? No puedo ni imaginármelo. Así que, te acompaño. Digas lo que digas. – sonreí al saber que se preocupaba por mi y asentí con la cabeza dejando que me acompañara. Abrió la puerta y me tendió una mano para ayudarme a bajar. – Paul, vuelvo ahora, voy a acompañarla. Su casa no está demasiado lejos de aquí. Vuelvo en nada.
- Está bien, pero tened cuidado.
- Lo tendremos.

Empezamos a caminar, cogidos de la mano. Sus dedos agarraban los míos de una forma tremendamente delicada, y me sorprendí al notar como mi pequeña mano encajaba perfectamente con la suya. Como si su única misión en este mundo fueran estar unidas.

Se puede decir que hacía algo de fresco, ya que se estaba haciendo de noche a medida que avanzábamos un paso más. Pero no tenía ni el más mínimo frío. ¿Cómo tenerlo a su lado?

No podía dejar de observarlo. Él en cambio no despegaba la mirada del frente. Las luces de las farolas chocaban contra su rostro dejándome disfrutar de su mirada firme. Y busqué, busqué algún signo de imperfección en su cara, más no lo encontré.

- Llegamos. – me vi sacada de golpe de mis pensamientos al escuchar su voz ronca. -¿Estás bien?
- Claro.
- Venga, te acompaño hasta la puerta. – avanzamos hasta el porche de mi casa y nos quedamos ahí quietos. Yo no quería entrar aun, era lo que menos me apetecía en esos instantes.

A Harry le gustas, Kelly.” – las palabras de Eleanor chocaron contra mi cabeza bruscamente. - “A ti también te gusta.”- No.

¿O si?

Cada vez se acercaba más y más a mí. No hacía nada para evitarlo.

Subió su mano y retiró un mechón de pelo suelto, colocándolo cuidadosamente detrás de mi oreja. Bajó hasta mi mejilla y la acarició, para quedarse ahí, observándome.

¿Por qué tenía los ojos tan bonitos? ¿Por qué eran tan verdes? Como dos pequeñas piedras brillantes, cristalinas y deslumbrantes.

Y vaya si me deslumbraban. Me abrumaban. Me hacían perder completamente el sentido.

- ¿Sabes? Cuando te conocí no pensé en llegar a poder estar contigo así. En cambio, lo único que quiero ahora es besarte. – me quedé sin palabras.

¡¿Qué demonios?! Pues claro que me gusta. Me gusta muchísimo. Me encanta, joder.

- Hazlo. – las palabras me salían solas.
- ¿Qué?
- Bésame.

En su cara apareció una sonrisa pícara antes de acercar su rostro al mío cortando todo espacio libre posible. Miró mis labios y como un auto reflejo lamió los suyos. Se dejó deslizar suavemente hacia delante y cerró los ojos, yo también lo hice. Y sentí sus labios sobre los míos, un roce, un roce bastó para que una corriente atravesara mi cuerpo justo antes de que atrapara mis labios. Me besó, me besó despacio, como si fuera lo más delicado del mundo, como si me fuera a derretir y desaparecer en ese mismo instante.
Bajó sus manos hasta mi cintura y me pegó a él todavía más, lo cual creía ya imposible. Yo pasé mis brazos alrededor de su cuello justo cuando él aumentó la intensidad del beso por un momento, lo que me hizo atrapar sus rizos entre mis dedos.
Separó lentamente su boca de la mía y juntó nuestras frentes. Abrí los ojos lentamente y me topé con su mirada, brillaba más que nunca, era tan precioso. Junté de nuevo nuestros labios, solo por unos segundos y me volví a separar para ver como se le dibujaba una sonrisa tonta en los labios. Bajé mis manos de su cuello y lo separé de mi despacio.

- Tengo que entrar, Harry. – dije en un susurro, lo increíble era que pudiera hablar después de eso.
- No quieres. – tradujo lo que mi cabeza decía.
- Claro que no quiero. – sonrió. – Pero debo entrar ya.
- Está bien...Pero mañana te veo, si o si.
- No me voy a negar.
- En ese caso...me voy ya, Paul debe de estar desesperado. – se acercó a los peldaños del porche, pero en un movimiento fugaz se acercó a mi de nuevo, chocó su cuerpo con el mío con ayuda de sus brazos y me robó un beso, uno pequeñito. – Adiós, Kelly. – bajó las escaleras.
- Adiós, Harry.

Entré rápidamente en casa y me dejé deslizar por la puerta, cayendo en el suelo y me tomé un momento para sonreír y disfrutar del sabor de sus labios aun permanente en los míos. 





sábado, 18 de agosto de 2012

Capítulo 13.


Me desperté a las diez menos cuarto y me di una ducha. Al salir busqué lo más cómodo que pudiera encontrar en mi armario (http://www.polyvore.com/sin_t%C3%ADtulo_125/set?id=54642070). Me sequé el pelo y lo recogí con una goma.

Bajé a la cocina y no había nadie. Saqué zumo de la nevera y llené un vaso, luego cogí uno de los bollos que estaban sobre un palto en la encimera, donde también se encontraba una nota.

Kelly, voy a llevar a tu hermana a entrenar y de paso me acerco al super, así que no voy a estar cuando te despiertes.
Pásatelo bien y no llegues muy tarde.

Besos,
                                                      Mamá.


Dejé la nota sobre la encimera de nuevo y miré el reloj que había en la cocina. 11:05. Genial. – pensé. – Acabé el bollo y me bebí el vaso de zumo de golpe. Salí corriendo hacia la puerta, recogí las llaves y el móvil y salí fuera.

 Levanté la vista y me encontré con un descapotable gris. Eleanor me saludó con la mano. Me acerqué hasta el coche y me senté en el asiento del copiloto.

- Hola. 
- ¡Buenos días! – dijo con una sonrisa en la cara. – Creo que para esta mañana no dan lluvias, pero no sé que me da que aquella nubecita de allí nos cubrirá. – puso las llaves en el contacto. – Pero bueno, aprovechemos nuestro tiempo.

Eleanor encendió la radio y de repente se empezó a escuchar Call Me Maybe, sonreí, hacía poco que esa canción había alcanzado el éxito en las listas británicas, y era condenadamente pegadiza. Eleanor canturreaba sin apartar la vista de la carretera, lo que me incitaba todavía más a querer cantarla con ella, lo hice, en un tono bajo, claro. Aun no estaba preparada para mostrarme tan abierta ante ella, pero era todo culpa de la canción.

En apenas unos minutos llegamos al centro comercial. Entramos en el parking y aparcó, salimos entre risas y nos adentramos en el fabuloso mundo de las compras.

- ¿A dónde vamos primero? Hay tantas tiendas y tanta ropa...
- ¿Qué tal si entramos en la más cercana? Mmmm...- miré alrededor. – creo que es Zara.
- Puesssss vamos.

Entramos en Zara. Yo fui por un lado de la tienda y ella por otro para al rato encontrarnos con los brazos cargados de ropa. Fuimos directas a los probadores y al salir comentábamos como nos quedaba.

- Me gustan los pantalones, pero esa camiseta no. Prueba con esta. – me tendió una de su montón y me la puse. – Te queda genial. – esbozó una sonrisa y se la correspondí encantada.

Salimos de allí con dos bolsas llenas cada una. Pero no fue nuestra última parada, después de Zara vinieron muchas tiendas más, y siempre salíamos con las manos repletas de bolsas y más bolsas.

- ¿Qué te parece este sombrero? – lo sostenía por los lados y se giraba poniendo poses divertidas.
- Estupendo, ¿y esta chistera? – agarré una vieja chistera de color lila que se encontraba a mi lado, en una estantería.
- Divina. Pareces Willy Wonka o el Sombrerero Loco, pero estás divina. – estallamos en una carcajada.
- Wonka...eso me recuerda a que...- llevé una mano a mi estómago con dificultad a causa del peso que las bolsas ejercían sobre mi brazo. – Me muero de hambre.
- Ahora que lo dices, yo también. Son las dos y media. ¿Vamos a comer algo?
- Vale.

Fuimos hasta la planta de restaurantes y escogimos una pizzería. Pedimos una Hawaiana y nos sentamos en las mesas de fuera.

- Me revientan los pies. – dijo Eleanor entre mordisco y mordisco,luchando con el queso fundido.
- Hombre, vienes con esos zapatos tan planos de compras. Las Converse son siempre una buena elección.
- Pfff, no pensaba que me dolerían tanto.
- ¿Qué número usas?
- Treinta y ocho.
- Te los cambio, son un ocho también. – di el último sorbo a mi Coca-Cola.
- ¿Segura?
- Que si, mis pies están muy cómodos ahora mismo, pueden resistirlo. Los tuyos necesitan algo de descanso.
- Está bien. – nos intercambiamos los zapatos. – Gracias.
- Eleanor, no las tienes que dar.
- Ele.
- ¿Cómo?
- Llámame Ele. Conmigo puedes ser tú misma, de verdad. Al principio del día te he notado algo tensa, pero veo que ahora ya has cogido más confianza. Quiero que sepas que puedes hacerlo, puedes confiar en mí, de verdad. – me dedicó tal sonrisa que me dieron ganas de saltar y abrazarla.
- Gracias, Ele. – sonreí. – Tú también puedes confiar en mi.
- Lo tendré en cuenta. ¿Y que tal si nos vamos ya? Estoy cansadísima.
- Por mi perfecto.

Nos levantamos y nos dirigimos hacia el parking de nuevo, pero al escuchar como un grupo de chicas llamaba a Eleanor nos giramos.

- ¡Eleanor, Eleanor! – se pusieron rápidamente frente a nosotras. Eran cuatro chicas, uno o dos años más jóvenes que yo solamente. Estaban super nerviosas. Tres de las chicas empujaban a una para que hablara.
- Hola. – dijo Ele con toda la tranquilidad del mundo.
- E-E-Eleanor... – consiguió decir. - ¿Te sacarías una foto con nosotras? – habló rápido, pero sin tropezarse y eso ayudó a que se le entendiera.
- Oh, por supuesto que si. – Dejó sus bolsas a mi lado en el suelo. Las chicas se miraron entre ellas decidiendo quien se quedaría fuera de la foto para sacarla.
- Puedo hacer yo la foto, si queréis. – les dije. La chica rubia que sostendía la cámara me miró con una sonrisa esperanzada y me tendió su cámara.
- Bueno, poneros. – enfoqué y me preparé para darle al botón. - ¿Listas? Decir patata.
- Patataaaa. – canturrearon y sonó el flash de la cámara capturando el momento.
- Muchísimas gracias. – hablaron a la vez. Eleanor recogió las bolsas.
- A vosotras. – sonrió. – Espero volver a veros por ahí, chicas. – se despidió y volvimos a emprender el camino. Giré la cabeza y vi como daban pequeños grititos de alegría al ver la imagen en la pantalla.
- Vaya...- susurré.
- Si son así conmigo, imagínate con los chicos. Y cuando voy con Danielle, todavía peor. Y tuvimos suerte, estas no gritaron tanto como las últimas que me encontré.
- ¿Solo por salir con Louis? ¿En serio? Es increíble... ¿No...No te molesta? ¿No te sientes acosada ni nada? – negó con la cabeza.
- Bueno, algunas veces si me siento agobiada por los medios. Saber que hay gente que se gana su sueldo persiguiéndote con tu novio para sacarte un par de fotos es un poco...enfermizo. Claro, pero sé que ni se compara a lo que deben sufrir diariamente los chicos. Y más últimamente, cuando más fama alcanzan, más pública se vuelve su vida, y con ello, también las vidas de la gente que les rodea. Y créeme, que eso no les gusta lo más mínimo. Pueden soportar que los juzguen a ellos, pero a sus familias y a sus seres queridos...duele. Es algo loco, lo sé. Pero lo cierto es que sin ellas, sin sus fans, ellos no estarían donde están ahora mismo, y es algo que tienen muy presente. Son espléndidas. Yo las adoro.

Acabó la pequeña charla sobre sus pensamientos con una sonrisa, y a pesar de sentirme algo acongojada, sonreí también.
Ya estábamos en el coche, camino hacia la casa de Louis y Harry. Ya que me había dicho que Harry quería verme, algo que me puso verdaderamente nerviosa.

- A Harry es al que más le afecta la prensa. – dijo al llegar a un semáforo en rojo. – No le gusta nada que sea así, y querría que fuera todo lo contrario. Pero lo cierto es que la prensa se ceba mucho con él. Sobretodo con él. Yo no sería capaz de afrontar tanta presión, y creo que tampoco ninguno de los chicos. – una punzada atravesó mi estómago, como si me rajaran con una navaja. Tragué saliva. – Aun no entiendo cual es la fuente de esa fuerza que tiene. La verdad es que llevaba un par de días bastante malos, pero desde hace unas semanas, se ha recuperado como si nada.

Me quedé en silencio. No sabía que decir. Y Eleanor pareció entenderlo.

- Apareciste y te llevaste todas sus preocupaciones. - hizo una pausa. – A Harry le gustas, Kelly. – lo dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo, como una afirmación segura, como que dos más dos son cuatro.
- Yo...yo...
- A ti también te gusta. – declaró firme.
- Yo...no...no sé..yo...
- ¡Oh, por favor! ¡Kelly! Sabes que es así, por las dos partes. Y ni se te ocurra negarlo, porque te engañas a ti misma. Si te mira te pones nerviosa, es más, solo con escuchar su voz te pones nerviosa. Y no hablemos de cuando te toca...- estaba al rojo vivo en aquellos momentos y solo quería salir corriendo. – Lo que no entiendo es como Harry está tardando tanto en expresar lo que siente, y lo que quiere. Que por supuesto, eres tú. Él no es así.
- Eleanor...yo...
- Llegamos. No te voy a agobiar más...pero piensa, y date cuenta de las cosas, por favor. Hazlo por él. O por ti. – salió del coche.- Venga, entremos.



domingo, 12 de agosto de 2012

Capítulo 12.


El autobús volvió a parar e hizo que nos separáramos bruscamente.

- Es nuestra parada. – susurró, cogiéndome de la mano y obligándome a bajar.

Nos quedamos viendo como el bus desaparecía durante un rato.

- Toma. – se sacó el abrigo y me lo puso sobre los hombros.
- Gracias. – metí las manos a través de las mangas y me aferré al calor que había dejado en la tela.

Volvió a coger mi mano y avanzamos por el mismo camino de la otra vez hasta su casa. No hablábamos, ni si quiera nos mirábamos. Me dolía. Si tenía que besarme para no tener esta tensión entre nosotros, que me besara de una vez. Es frustrante. No sé ni que decirle, también podría ser yo la que de el paso, pero....no me atrevo. Me pierden sus ojos.

Sin darme a penas cuenta, Harry estaba abriendo la puerta de su casa. Soltó mi mano y me dejó pasar. No me gustó. Cuando cogía mi mano, sentía que lo tenía todo en ella, y ahora me arrebató ese todo.

- ¿Harry? – se escuchó desde el salón. Al entrar vimos a Louis y a Eleanor tumbados en el sofá, con una manta encima y un bol de palomitas. Nos dirigieron una mirada con los ojos abiertos.
- ¿Qué pasa? – preguntó Harry.
- ¡Dios! Estáis empapados. – Eleanor se levantó del sofá y desapareció del pasillo para volver a aparecer con dos toallas sobre las manos, tendió una a Harry y con otra cubrió mi cuerpo frotándome los brazos para que entrara en calor.
- Ha empezado a llover y hemos tenido que subir a un bus.
- ¡¿A un bus?! – exclamó alarmado Louis.
- Si, pero tranquilo, no me vio nadie. En realidad, pasé toda la tarde desapercibido. Todo gracias a tu idea del “camuflaje”. – hizo comillas con los dedos.
- Sabía que funcionaría. – Harry se sentó al lado de Louis y este lo abrazó.
- Si, muy bonito lo del camuflaje, él casi no esta mojado porque iba cubierto completamente. Pero mirar a Kelly, ¡estás temblando! – era cierto, no había parado de tiritar desde que entramos en la casa, y eso que allí se estaba más caliente.
- Voy a subir la calefacción. – dijo Louis y se levantó dejando un Harry preocupado a la vista. No me quitaba ojo, se levantó también y vino hacia mi.
- ¿Estás bien? – repitió la acción de Eleanor y pasó sus manos sobre mis brazos, para darme calor.
- Ven, vamos a quitarte toda esa ropa mojada. – Eleanor pasó un brazo sobre mi cintura y me condujo a lo largo del pasillo. Subimos las escaleras hasta llegar al piso de arriba donde me llevó hasta una de las puertas. – Es la habitación de Louis. Tengo algo de ropa por aquí. – empezó a buscar en los cajones del armario mientras yo me aferraba a mi cuerpo para evitar que el mínimo calor que guardaba no se esfumara por completo. – Toma. – me tendió unos vaqueros y un jersey de punto rojo. – Cámbiate en el baño,yo ya bajo.

Me dejó sola.

Fui al baño que estaba en el pasillo. Esa planta solo estaba ocupada por tres puertas: la habitación de Louis, el baño y otra puerta más.
Dejé la toalla sobre la bañera y me quité la ropa, me costó un poco sacarme los vaqueros mojados, pero después de mucho tirar lo conseguí. Lo único de mi ropa que estaba seca era la camiseta interior, así que la dejé y encima me puse el jersey de Eleanor, se podía apreciar su olor y el de Louis sobre el tejido.

Antes de bajar me miré en el espejo, tenía el pelo muy ondulado y aun húmedo, cogí un peine y me recogí el pelo en una coleta con la goma que tenía en la muñeca. Suspiré. Recogí mi ropa y bajé.

- ¿Ya estás? – Eleanor me esperaba en la escalera. Asentí. – Dame tu ropa. – se la di y la metió dentro de una bolsa. - ¿Quieres algo? – dijo entrando en la cocina.
- No, gracias.
- Kelly. – me giré y Harry estaba detrás de mi. - ¿Qué tal? – acarició mi brazo.
- Algo mejor... ¿Puedo irme a casa ya? Creo que debería meterme en cama, antes de que coja un resfriado.
- Oh, claro.
- Yo te llevo. – Eleanor salió de la cocina con unas llaves en la mano.
- Si no trajiste tu coche. – habló Louis desde el sofá.
- Me llevo el tuyo. – se acercó a él y le dio un besó en los labios. Aparté la mirada. - ¿Nos vamos Kelly?
- Eh...si.

Salí de la casa detrás de Eleanor y acompañada por Harry hasta llegar al garaje, iba a entrar pero Harry me detuvo.

- Te llamo, ¿vale? – asentí con una sonrisa mientras él acariciaba mi cara. – Chao.
- Adiós. – susurré.

Me senté en el asiento del copiloto y Eleanor puso el coche en marcha. Le indiqué donde vivía y nos dirigimos por las carreteras de Londres.

- ¿Qué tal con Harry? – aprovechó para mirarme con una sonrisa ya que habíamos llegado a un semáforo en rojo. Me puse nerviosa.
- ¿Con-con Harry?
- Ajá, ¿cómo van las cosas por el camino del amor? – abrí los ojos asombrada y la miré, si hubiera sido Sarah le habría pegado un pequeño puñetezazo en el hombro, pero con ella, que no la conocía apenas, me daba mucho corte. Se río. – Como te has puesto. Ni que hubiera dicho algo tan raro.
- Es que...bueno...yo...- tragué saliva.
- Entiendo...- me sonrió. – Harry te trata muy bien, desde que lo conozco no lo había visto así con nadie. – mis mejillas se llenaron de color y agaché la cabeza. - ¡Eh! Es algo bueno...muy bueno en realidad. Menos por los celos de Louis, que me toca aguantarlos a mí. – no puede evitar reírme ante ese comentario. – Te pone muy nerviosa hablar de Harry, ¿verdad?
- Un poquito...- pegué mi vista en la ventana y pude divisar ya las luces de mi calle.
- ¿Qué casa es?
- Aquella. – se la señalé y aparcó delante. Iba a abrir la puerta para salir, pero me llamó. – Kelly.
- Dime.
- ¿Qué te parece si mañana te vienes de compras conmigo? Los chicos tienen ya la mañana ocupada, podemos comer juntas y así acabamos nuestra conversación, creo que aunque te ponga nerviosa, necesitas hablar sobre el tema. ¿Qué dices? – me dedicó la mejor de sus sonrisas.
- Vale, me encantaría.
- Genial, te paso a buscar sobre las once.
- Está bien. Hasta mañana.
- Hasta mañana, Kelly.







Bueno, aquí está la mierda de capítulo doce. 
De verdad que lo siento, es muuuuuuy corto. Pero me comentabais tanto, que tenía ganas de subiros de una vez capítulo, la cosa es que no me siento muy bien de ánimos...así que este es el resultado. 

Pronto vendrán los momentos esperados, lo juro. 

Gracias por leer, chicas. Que esta historia exista y que siga escribiendo es gracias a vosotras, os quiero. 

lunes, 6 de agosto de 2012

Capítulo 11.


El timbre sonó finalizando las clases. Recogí mis cosas rápidamente y salí al pasillo en busca de Sarah.

- ¡Sarah! – la llamé cuando la encontré entre un grupo de gente.
- Dios, no sabes las ganas que tenía de salir de clase.
- Al final no me contaste todo lo de Niall eh. – le di un codazo. Ella se puso roja.
- Pues eso, que me llamó y estuvimos un buen rato hablando, y luego me dijo que si tenía algo que hacer esta tarde. Le dije que no, y ahora estoy de los nervios. Va a pasar por mi casa a las cinco. No sabes las ganas que tengo de verlo. – sonreí.
- ¿Te dijo que...?
- Me dijo que pertenecía a One Direction. – respondió a mi pregunta sin terminarla.
- ¿Y lo creíste? ¿Así sin más? – recordé lo cabezota que había sido respecto al tema con Harry.
- Si, bueno, al principio no. Pero me di cuenta de que me sonaba muchísimo, al igual que Harry.
- Yo no me lo creí al principio...- me reí.
- ¿Qué vas a hacer tú hoy?
- Ni idea, mi madre tiene turno de tarde en el hospital y como sola.
- ¿Y Emily?
- Se va a casa de mi tía, que por la tarde tiene entrenamiento. - Salimos por la puerta del instituto.
- Kelly...
- ¿Qué pasa?
- Mira. – señaló a la farola enfrente de nosotras. – Ese tipo, el que parece un esquimal, no para de mirarte. – me fijé y era cierto. Era un hombre, estaba demasiado abrigado, vale que había frío...pero lo suyo era excesivo: un abrigo marrón, una chaqueta con capucha por debajo, un gorro de lana cubierto por la capucha, una bufanda de color beige y unas gafas de sol Ray Ban de color negro. Bajó las gafas y las dejó sobre su nariz para mirarme.
- ¿Harry? – reconocí sus ojos. – bajé las escaleras de la entrada rápidamente para llegar hasta él.
- Hola. – me sonrió.
- ¿Qué haces aquí?
- Venir a buscarte. – no podía ocultar la amplia sonrisa que se había dibujado en mi cara.
- Hola, Sarah. – le saludó Harry cuando se acercó a nosotros.
- ¿Harry? – dijo extrañada. Él asintió. - ¿Qué haces así vestido?
- Camuflarme. – lo soltó como si fuera lo más natural del mundo.
- Bien...Entonces, ¿te quedas con él?
- Si. – contestó por mi. Yo lo miré a los ojos. – Si tu quieres, claro...
- Si, me quedo con él.
- Bueno, entonces me voy ya, que pierdo el bus. – se acercó para abrazarme y me susurró al oído. – Ya me contarás... ¡Adiós Harry!

Me quedé mirando como entraba en el autobús más tiempo del necesario, puede que para evitar lo evidente: toparme con sus ojos.
Pero no pude hacer más larga la espera, ya que el bus acaba de arrancar y ahora desaparecía calle abajo. Me giré lentamente al mismo tiempo que el se giraba hacia mi.

- Hola. – río.
- Hola. – me sonrojé.
- Pensaba que nunca te decidirías a mirarme.
- Lo...lo siento...estaba pensando en otra cosa...
- Ya veo. – me dedicó una sonrisa adorable.
- ¿Qué vamos a hacer? – dije mirando hacia mis zapatos.
- Que tal si... ¿comemos? – en ese momento posé mi mano sobre mi estómago, notando ya las ganas de comida.
- Creo que sería una buena idea.
- Bien, ¿y a dónde quieres ir? Podemos ir a donde tú quieras.
- ¿Dónde yo quiera? – el asintió. Pensé por un momento que me apetecía, hasta que se me encendió la bombillita de la cabeza. - ¡Ya sé! Vamos, no está muy lejos de aquí.

Empezamos a caminar y después de unos cinco minutos en silencio noté como mis dedos se entrelazaban a sus dedos. Miré fijamente a nuestras manos entrelazadas. Me había cogido de la mano. No podía apartar la mirada de su mano entre la mía, era tan grande – sonreí – y su textura era firme, pero lo mejor de todo, muy cálida.

- ¿Te molesta? – levanté la vista hacia él sin entender. - ¿Te molesta que te coja de la mano?
- ¿Eh? No, no, no. – volví la vista otra vez hacia nuestros dedos y rápidamente volví a mirarle. – No...- se río.

Volvíamos a ir en silencio. Era tan extraño. No me gustaba, quería oír su voz. Pero si le hablaba, me miraría, mejor dicho, miraría mi cara más roja que un tomate. No podía evitarlo. Era su culpa. ¿Por qué no podía parar de darme caricias con el pulgar? Me producía unas cosquillas que iban desde mis dedos hasta todas las partes de mi cuerpo.

Di gracias cuando pude ver el carrito de perritos calientes. Tiré un poco de su mano para avanzar hacia a él.

- ¿Quieres comer un perrito caliente?
- Me apetece mucho. – se río.
- Está bien. – nos acercamos más y el chico que estaba allí nos dio la bienvenida con una sonrisa.
- ¿Qué vais a querer?
- Mmmm...un perrito con ketchup y mostaza. – el dependiente lo preparó y me lo tendió en la mano.
- ¿Y usted? – se dirigió a Harry un poco extrañado, normal tan tapado que iba.
- Lo mismo. – al acabar de prepararlo se lo dio y Harry pagó.
- Podemos ir a ese banco. – sugerí, señalándolo.
- Vale.

Nos sentamos y empezamos a devorar los perritos. Que hambre tenía. Al terminar me giré hacia Harry, el cual había terminado también. Me reí.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes?
- Estás manchado.
- ¿Dónde, dónde? – se restregó las manos por las mejillas de una forma alocada.
- No, no. Para. Ahí no. Ven. – cogí la servilleta que nos habían dado y me acerqué a él, limpié el rastro rojo de ketchup que había algo más arriba de su labio superior. – Aquí... ¿ves?

Levanté la vista y él la tenía fija en mis labios, no pude evitarlo y miré los suyos también, me pedían probarlos. Que ganas tenía de que me besara.
Pero, me giré y me quedé mirando mis manos que no podía parar de moverse nerviosamente.

Entonces una gota cayó sobre mis dedos, levanté la cabeza y esta vez cayó en la puta de mi nariz. Y otra, y otra más.

- Llueve. – dije en un susurro.
- Corre, nos vamos a empapar.

Cogió mi mano de nuevo, pero esta vez para tirar de mi y correr hacia una parada de bus cubierta. Una vez debajo la lluvia empezó a caer con más fuerza.

- ¿Y ahora qué? – observábamos la lluvia sin saber muy bien que hacer.
- Podemos...No, es una locura.
- No, ¿Qué ibas a decir? ¿Podemos qué?
- Pues...podríamos coger el bus hasta nuestra urbanización...
- Pero... ¿y si te reconocen?
- Eso es lo arriesgado. – suspiró. En ese momento el autobús estacionó frente la parada.
- Vamos. – me miró con los ojos desorbitados. – Cúbrete bien la cara, ponte las gafas también, corre. – cogí su mano y entramos dentro. – Dos billetes por favor. – pagué al conductor.

Busqué un sitio apartado donde poder sentarnos, pero estaba ocupado, así que nos dirigí a un rincón apartado frente a una de las ventanas.

- Tengo miedo. – susurré. Él se puso enfrente de mí y cogió mis manos entre las suyas.
- Estás helada. – pasó una mano por mi pelo. – Y empapada. – hizo ademán de sacarse el abrigo, supongo que para ponérmelo, pero lo detuve.
- Para. Escucha. – nos quedamos en silencio y pudimos escuchar como un grupo de chicas, una de ellas con una camiseta de One Direction, hablaban de ellos.
- Solo están hablando.
- Una de ellas no nos quita ojo. – dije mirándola de soslayo. - ¿Has llevado alguna vez ese abrigo?
- Si, claro.
- Puede haberlo reconocido.
- ¿Y por qué tendría que ser yo? Lo compré en una tienda, como miles de chicos pudieron comprarlo también.
- Piensan como fans en una ciudad donde saben que viven sus ídolos, tonto. Yo me pondría igual.
- ¿Por mi? – se le dibujó una sonrisa en sus labios.
- Contigo no. Eres solo Ha...- me calle, sería mejor que no dijera su nombre, porque ya serían demasiadas coincidencias para los pensamientos de esa chica.
- ¿Solo soy...? – me miró a través de los cristales negros.
- Calla. – pareció entender y se dedicó a acariciar mis manos con sus dedos.

El bus hizo una parada y por suerte, era la de las chicas, todas bajaron entre risas, menos la que nos había estado observando, que nos miró con duda antes de salir.

Pegué un largo suspiro.

- Que cerca estuvo, ¿eh? – dijo con una sonrisa en la cara.
- No sonrías. No es divertido. – estaba de los nervios, la verdad es que no me hacía gracia eso de tener que esconderme.
- Eh, tranquila...ya pasó...

Volví a suspirar agachando la cabeza. Harry recogió un mechón de pelo mojado que me había caído y lo puso detrás de mi oreja, acariciando mi mejilla hasta llegar al mentón y obligarme a mirarlo. Se acercó más a mi, tanto que su respiración y su olor era lo único que mis sentidos podían apreciar. Le miré a los ojos, solo por un momento, porque me era imposible sostenerle la mirada, así que los cerré. Ahora respiraba a centímetros de mis labios, llegó a rozarlos y...





GUAAAAAAAPAS.

Ya sé que es una mierda de capítulo, pero quería subir pronto porque no parabais de comentar, así que me hizo querer subir lo antes posible. 

Dios, en serio, muuuuuuuchísimas gracias por todos esos comentarios. Que sería de mi imaginación sin vosotras. 

A ver si subo pronto *también subí cap del Fic de Zayn*.

OS AMO.