lunes, 6 de agosto de 2012

Capítulo 11.


El timbre sonó finalizando las clases. Recogí mis cosas rápidamente y salí al pasillo en busca de Sarah.

- ¡Sarah! – la llamé cuando la encontré entre un grupo de gente.
- Dios, no sabes las ganas que tenía de salir de clase.
- Al final no me contaste todo lo de Niall eh. – le di un codazo. Ella se puso roja.
- Pues eso, que me llamó y estuvimos un buen rato hablando, y luego me dijo que si tenía algo que hacer esta tarde. Le dije que no, y ahora estoy de los nervios. Va a pasar por mi casa a las cinco. No sabes las ganas que tengo de verlo. – sonreí.
- ¿Te dijo que...?
- Me dijo que pertenecía a One Direction. – respondió a mi pregunta sin terminarla.
- ¿Y lo creíste? ¿Así sin más? – recordé lo cabezota que había sido respecto al tema con Harry.
- Si, bueno, al principio no. Pero me di cuenta de que me sonaba muchísimo, al igual que Harry.
- Yo no me lo creí al principio...- me reí.
- ¿Qué vas a hacer tú hoy?
- Ni idea, mi madre tiene turno de tarde en el hospital y como sola.
- ¿Y Emily?
- Se va a casa de mi tía, que por la tarde tiene entrenamiento. - Salimos por la puerta del instituto.
- Kelly...
- ¿Qué pasa?
- Mira. – señaló a la farola enfrente de nosotras. – Ese tipo, el que parece un esquimal, no para de mirarte. – me fijé y era cierto. Era un hombre, estaba demasiado abrigado, vale que había frío...pero lo suyo era excesivo: un abrigo marrón, una chaqueta con capucha por debajo, un gorro de lana cubierto por la capucha, una bufanda de color beige y unas gafas de sol Ray Ban de color negro. Bajó las gafas y las dejó sobre su nariz para mirarme.
- ¿Harry? – reconocí sus ojos. – bajé las escaleras de la entrada rápidamente para llegar hasta él.
- Hola. – me sonrió.
- ¿Qué haces aquí?
- Venir a buscarte. – no podía ocultar la amplia sonrisa que se había dibujado en mi cara.
- Hola, Sarah. – le saludó Harry cuando se acercó a nosotros.
- ¿Harry? – dijo extrañada. Él asintió. - ¿Qué haces así vestido?
- Camuflarme. – lo soltó como si fuera lo más natural del mundo.
- Bien...Entonces, ¿te quedas con él?
- Si. – contestó por mi. Yo lo miré a los ojos. – Si tu quieres, claro...
- Si, me quedo con él.
- Bueno, entonces me voy ya, que pierdo el bus. – se acercó para abrazarme y me susurró al oído. – Ya me contarás... ¡Adiós Harry!

Me quedé mirando como entraba en el autobús más tiempo del necesario, puede que para evitar lo evidente: toparme con sus ojos.
Pero no pude hacer más larga la espera, ya que el bus acaba de arrancar y ahora desaparecía calle abajo. Me giré lentamente al mismo tiempo que el se giraba hacia mi.

- Hola. – río.
- Hola. – me sonrojé.
- Pensaba que nunca te decidirías a mirarme.
- Lo...lo siento...estaba pensando en otra cosa...
- Ya veo. – me dedicó una sonrisa adorable.
- ¿Qué vamos a hacer? – dije mirando hacia mis zapatos.
- Que tal si... ¿comemos? – en ese momento posé mi mano sobre mi estómago, notando ya las ganas de comida.
- Creo que sería una buena idea.
- Bien, ¿y a dónde quieres ir? Podemos ir a donde tú quieras.
- ¿Dónde yo quiera? – el asintió. Pensé por un momento que me apetecía, hasta que se me encendió la bombillita de la cabeza. - ¡Ya sé! Vamos, no está muy lejos de aquí.

Empezamos a caminar y después de unos cinco minutos en silencio noté como mis dedos se entrelazaban a sus dedos. Miré fijamente a nuestras manos entrelazadas. Me había cogido de la mano. No podía apartar la mirada de su mano entre la mía, era tan grande – sonreí – y su textura era firme, pero lo mejor de todo, muy cálida.

- ¿Te molesta? – levanté la vista hacia él sin entender. - ¿Te molesta que te coja de la mano?
- ¿Eh? No, no, no. – volví la vista otra vez hacia nuestros dedos y rápidamente volví a mirarle. – No...- se río.

Volvíamos a ir en silencio. Era tan extraño. No me gustaba, quería oír su voz. Pero si le hablaba, me miraría, mejor dicho, miraría mi cara más roja que un tomate. No podía evitarlo. Era su culpa. ¿Por qué no podía parar de darme caricias con el pulgar? Me producía unas cosquillas que iban desde mis dedos hasta todas las partes de mi cuerpo.

Di gracias cuando pude ver el carrito de perritos calientes. Tiré un poco de su mano para avanzar hacia a él.

- ¿Quieres comer un perrito caliente?
- Me apetece mucho. – se río.
- Está bien. – nos acercamos más y el chico que estaba allí nos dio la bienvenida con una sonrisa.
- ¿Qué vais a querer?
- Mmmm...un perrito con ketchup y mostaza. – el dependiente lo preparó y me lo tendió en la mano.
- ¿Y usted? – se dirigió a Harry un poco extrañado, normal tan tapado que iba.
- Lo mismo. – al acabar de prepararlo se lo dio y Harry pagó.
- Podemos ir a ese banco. – sugerí, señalándolo.
- Vale.

Nos sentamos y empezamos a devorar los perritos. Que hambre tenía. Al terminar me giré hacia Harry, el cual había terminado también. Me reí.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes?
- Estás manchado.
- ¿Dónde, dónde? – se restregó las manos por las mejillas de una forma alocada.
- No, no. Para. Ahí no. Ven. – cogí la servilleta que nos habían dado y me acerqué a él, limpié el rastro rojo de ketchup que había algo más arriba de su labio superior. – Aquí... ¿ves?

Levanté la vista y él la tenía fija en mis labios, no pude evitarlo y miré los suyos también, me pedían probarlos. Que ganas tenía de que me besara.
Pero, me giré y me quedé mirando mis manos que no podía parar de moverse nerviosamente.

Entonces una gota cayó sobre mis dedos, levanté la cabeza y esta vez cayó en la puta de mi nariz. Y otra, y otra más.

- Llueve. – dije en un susurro.
- Corre, nos vamos a empapar.

Cogió mi mano de nuevo, pero esta vez para tirar de mi y correr hacia una parada de bus cubierta. Una vez debajo la lluvia empezó a caer con más fuerza.

- ¿Y ahora qué? – observábamos la lluvia sin saber muy bien que hacer.
- Podemos...No, es una locura.
- No, ¿Qué ibas a decir? ¿Podemos qué?
- Pues...podríamos coger el bus hasta nuestra urbanización...
- Pero... ¿y si te reconocen?
- Eso es lo arriesgado. – suspiró. En ese momento el autobús estacionó frente la parada.
- Vamos. – me miró con los ojos desorbitados. – Cúbrete bien la cara, ponte las gafas también, corre. – cogí su mano y entramos dentro. – Dos billetes por favor. – pagué al conductor.

Busqué un sitio apartado donde poder sentarnos, pero estaba ocupado, así que nos dirigí a un rincón apartado frente a una de las ventanas.

- Tengo miedo. – susurré. Él se puso enfrente de mí y cogió mis manos entre las suyas.
- Estás helada. – pasó una mano por mi pelo. – Y empapada. – hizo ademán de sacarse el abrigo, supongo que para ponérmelo, pero lo detuve.
- Para. Escucha. – nos quedamos en silencio y pudimos escuchar como un grupo de chicas, una de ellas con una camiseta de One Direction, hablaban de ellos.
- Solo están hablando.
- Una de ellas no nos quita ojo. – dije mirándola de soslayo. - ¿Has llevado alguna vez ese abrigo?
- Si, claro.
- Puede haberlo reconocido.
- ¿Y por qué tendría que ser yo? Lo compré en una tienda, como miles de chicos pudieron comprarlo también.
- Piensan como fans en una ciudad donde saben que viven sus ídolos, tonto. Yo me pondría igual.
- ¿Por mi? – se le dibujó una sonrisa en sus labios.
- Contigo no. Eres solo Ha...- me calle, sería mejor que no dijera su nombre, porque ya serían demasiadas coincidencias para los pensamientos de esa chica.
- ¿Solo soy...? – me miró a través de los cristales negros.
- Calla. – pareció entender y se dedicó a acariciar mis manos con sus dedos.

El bus hizo una parada y por suerte, era la de las chicas, todas bajaron entre risas, menos la que nos había estado observando, que nos miró con duda antes de salir.

Pegué un largo suspiro.

- Que cerca estuvo, ¿eh? – dijo con una sonrisa en la cara.
- No sonrías. No es divertido. – estaba de los nervios, la verdad es que no me hacía gracia eso de tener que esconderme.
- Eh, tranquila...ya pasó...

Volví a suspirar agachando la cabeza. Harry recogió un mechón de pelo mojado que me había caído y lo puso detrás de mi oreja, acariciando mi mejilla hasta llegar al mentón y obligarme a mirarlo. Se acercó más a mi, tanto que su respiración y su olor era lo único que mis sentidos podían apreciar. Le miré a los ojos, solo por un momento, porque me era imposible sostenerle la mirada, así que los cerré. Ahora respiraba a centímetros de mis labios, llegó a rozarlos y...





GUAAAAAAAPAS.

Ya sé que es una mierda de capítulo, pero quería subir pronto porque no parabais de comentar, así que me hizo querer subir lo antes posible. 

Dios, en serio, muuuuuuuchísimas gracias por todos esos comentarios. Que sería de mi imaginación sin vosotras. 

A ver si subo pronto *también subí cap del Fic de Zayn*.

OS AMO.

7 comentarios:

  1. Eres una genia! Sos la unica que sube capitulos seguidos! Me encanta! Ojala se ponga cada vez mas emocionante! Reviso tu pagina todos los dias! Me fascina!

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  2. Me encanta tu manera de escricir, espero que subas otro pronto <3

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  3. Buenísimos!! , no demores en escribir y subir capitulos... por que me tienes con los nervios de punta con respecto a lo que pasara... :)

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  4. Me encanta esta historia, de verdad. Sube otro yaaa!

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  5. Siguelaaa! Me encanta! Eres lo mejor escribiendo.! Ojala se ponga cada vez mas interesante!

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  6. AHHHHHHHHHH ME HAS MATAOOOOHH.
    Reviso todos los días y de pronto pone "CAPÍTULO 11" y yo estaba como "AHHH ha subido ha subido ha subidoo :3". Me encanta como esribes, me recuerda a mí.
    Sigue pronto, y de mierda nada, me salieron mariposinas en el estomago y todo con el último párrafo :O
    Venga hasta el proximo capi, por cierto, ¿de donde eres?

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  7. vas a seguir subiendo capitulos? espero que si, por que me encanta esta historia

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