Hoy era viernes
y sentía como cada vez el tiempo al lado de Harry se iba agotando, de manera
tan rápida que cada vez que respiraba me parecía tiempo perdido a su lado.
Durante los
últimos tres días, desde que las cosas entre nosotros se arreglaron casi no me
había despegado de él. Venía a buscarme por la mañana para llevarme al
instituto, a pesar de que hubiera insistido en que tenía que quedarse en casa y
descansar, Harry se había empeñado completamente en que quería pasar esos pocos
minutos de trayecto en coche conmigo. Me recogía después de salir de clase
también, y luego íbamos a comer juntos hasta que fuera hora de ir a entrenar,
donde él estaba claramente presente.
Ese era el caso
en este momento. Me deslizaba a través de la pista formando poco a poco la
coreografía. Nobody Knows había sido
la elección correcta estaba tan agradecida a Zayn, el cual se había pasado ayer
a ver que tal iba el entrenamiento antes de ir a ver a Taylor, aunque se fue
muy rápido ya que no quería robarnos nuestro escaso tiempo y él también debía
aprovecharlo junto a Taylor.
Lo cierto es
que todas las parejas estaban en el mismo caso que el mío. Yo solo miraba a
Sarah gracias a que estábamos juntas en el instituto, y ella solo miraba a
Taylor porque trabajaban en Nando’s. De Danielle y Liam sabía poco, pero por
lo que me había contado Harry parecía ser que Liam se había llevado a Danielle
a una pequeña escapada romántica. Y Louis…Louis se había escapado a casa de
Eleanor. Harry se quejaba de que llevaba un par de días durmiendo solo y que no
le hacía la menor gracia, me resultaba tan gracioso que cuando comíamos me
numerara cada ruido raro que había oído mientras estaba en su cuarto solo.
- ¡Eh, te has
saltado un paso! – forcé las cuchillas de los patines al suelo cuando escuché
la voz de Harry por encima de la radio donde sonaba una y otra vez Nobody Knows.
- ¡Lo siento! –
teníamos que hablar casi a gritos, pero ayudaba que hubiera eco. Me acerqué
hasta a él lentamente.
- ¿En qué
pensabas? – levantó una ceja hacia mi mientras me tendía la botella de agua, a
la cual di un largo sorbo antes de responder.
- En nada en
especial…- Solo dos días y te vas, en eso pienso.
- ¿Me das un
beso? – mi sonrisa fue inmediata. Me acerqué más a él, y cuando estaba a pocos centímetros
de sus labios me detuve.
- Una vez más y
te doy tu beso, ¿vale?
Me separé
impulsándome con las manos hasta llegar al centro de la pista. Le miré
sonriendo y asentí para que le diera al play
de nuevo. Él frunció el ceño antes de pulsar el botón, la música comenzó a
llenar todo el espacio. Repetí la poca
coreografía que tenía preparada y luego me permití patinar libremente al ritmo
de la canción. Adoraba saltar tan alto y clavar la caída, la brisa que se
creaba me daba en la cara suavemente, y la sensación de libertad infinita
que me producía. Entonces levanté la vista y vi a Harry que me miraba con ojos
cargados de devoción mientras apoyaba su barbilla sobre la palama de su mano.
Me acordé de una cosa. Fui hacia el de nuevo.
- Coge mi bolsa.
– señalé a su lado, donde se situaba mi bolsa de entrenamiento. El obedeció.
- ¿Qué pasa? –
preguntó curioso mientras rebuscaba en el interior de la tela cerrada por una
simple cremallera.
- Toma.
Póntelos. – saqué los viejos patines de mi padre que había guardo esta mañana
con la esperanza de que Harry patinara conmigo.
- ¿Qué? No.
¿Estás loca? No sé patinar.
- Oh, venga. Yo
Te enseño.
- Kelly, no
creo que…
- Patina
conmigo, por favor. – miré directamente a sus ojos, suplicándole. Y como era de
esperar, cayó en mi súplica.
- Está bien…
Suspiró antes
de sentarse y abrocharse, después de varios intentos, los patines. Y volvió a
suspirar y a maldecir mientras intentaba acercarse a la entrada de la pista.
Contener la risa estaba resultando demasiado difícil, tuve que taparme la
boca con la mano.
- Bien, ahora
apóyate en el muro y pon un pie en el hielo. – me coloqué delante de él con los
brazos abiertos por si se caía. Puso el pie izquierdo en el hielo con la cara
llena de dudas. – Genial, venga, ahora el otro pie. – le costó un poco pero
consiguió tener los dos pies sobre el hielo. – Solo falta que sueltes las manos
y todo perfecto.
- ¿Y si me
caigo? – levantó la cabeza hacia mí, con todos los rizos cayéndole sobre la
frente.
- Yo te cogeré.
– me miró no muy seguro. – Vamos, estrella del pop. Sé que puedes hacerlo. –
frunció el ceño enfadado hacia mí y por fin soltó las manos. Casi se cae de
bruces contra el suelo, pero estaba ahí para que pudiera agarrarse a mis brazos.
- ¿Estás bien?
- Cr-creo que sí.
- Dame las manos. – le costó soltarse, pero por
fin cogió mis manos. - ¡Mira, te estás manteniendo de pie! – miró hasta el
suelo, a sus pies y luego a mí, con una sonrisa de niño pequeño marcada por
esos preciosos hoyuelos.
- Quiero
deslizarme.
- A eso vamos,
tranquilo. – me reí. – Voy a alejarme un poco, pero no te soltaré las manos,
¿vale? – asintió, y me alejé de su cuerpo. Sin que le dijera nada empezó a
anteponer un pie a otro, deslizándose hasta mi posición.
- ¡Es genial!
Suéltame una mano.
- ¿Seguro?
- Si. – hice lo
que me pidió, y pude ponerme a su lado para impulsar su deslizamiento.
- ¿Qué tal vas?
– no lo hacía nada mal para ser la primera vez que patinaba, aunque sus piernas
parecieran las de un pequeño pato.
- Bien, bien.
Pero no me sueltes la mano eh, que ya me estoy viendo estampado contra el
suelo, prefiero no abusar de mi suerte.
- Jamás te soltaría.
De repente
estaba pegada contra el muro agarrada por la cintura. Todo había sido tan rápido
que ni siquiera lo había visto venir. En el mismo instante que levanté la
cabeza, con la boca abierta preparada para decir algo, Harry se apoderó
salvajemente de mis labios. Me dejé llevar y coloqué mis brazos tras su cuello,
agarrando los rizos de su nuca, enredándolos en mis dedos. Sus manos pasaron de
deslizarse por mi espalda y cintura a ir más y más abajo, hasta llegar a mi
culo. Me sobresalté, llevaba puesto unos leggins demasiado finos de color negro,
perfectos para entrenar, y por los que podía sentir las caricias casi como si
no tuviera nada puesto. Me dio una palmada y tuve que abrir los ojos incrédula.
Rompió el beso para hablarme.
- Eso por no
haber querido darme antes mi beso. Uhm.
Sin pensármelo
dos veces, me escapé de él y en un abrir y cerrar de ojos estaba fuera de la
pista de hielo. Me senté en las gradas y me saqué los patines.
- ¡Eh, no me
dejes aquí!
Colgué mi bolso
sobre el hombro y me levanté. Caminé hasta la puerta y luego me giré.
- Ahora sales
de ahí tú solito, por listillo. Me voy a cambiar, no tardes. – salí riéndome.
Harry me había
dejado en casa hace una hora, hora en la que me había dedicado a ver viejos
capítulos de House con un bol de
palomitas a mi lado en la cama.
Me dijo que
vendría a verme más tarde, así que decidí aprovechar ahora para darme una ducha
ya que no sabía cuando iba a ser ese ‘más tarde’. Cogí el móvil y escogí la
lista de reproducción más movida para que fuera la banda sonora de mi baño. Abrí
la villa y me desnudé mientras el agua se iba calentando y llenando de vapor el
baño. Me metí dentro de la ducha, agradeciendo el agua caliente.
Al salir me
puse un pantalón largo de pijama y una camiseta vieja de manga corta. Como no
tenía nada que hacer, y me aburría demasiado decidí entrar en mi vieja cuenta
de Twitter, hacía siglos que no entraba.
Me sorprendí
muchísimo al ver mi número de seguidores, la última vez que había entrado tenía
alrededor de doscientos y ahora pasaba de los seiscientos mil. Fui directa a
mis interacciones y descubrí las millones de menciones que tenía. Empecé a
bajar la página a medida que leía. La mayoría eran tweets que iban con buena
intención, pero el resto no lo eran. ¿Me odiaban tanto las fans de los chicos?
¿Solo por salir con Harry?
Quise contestar
a alguno de los tweets, pero no lo hice. Empecé a preguntarme como habrían descubierto
cual era mi Twitter, pero supongo que no sería demasiado complicado, si había
mil fotos e información sobre mi rondando por ahí, ¿por qué no iban a conocer
mi Twitter?
El timbre sonó.
Bajé la tapa del ordenador, cerrándolo de golpe para luego bajar casi saltando
las escaleras. Sabía quién era antes de abrir la puerta, salté a sus brazos una
vez que la abrí. El reconfortante olor natural de Harry mezclado con la colonia
que siempre usaba me invadió junto al radiante calor de su cuerpo.
- ¡Vaya
bienvenida! – dijo una vez que le solté y le dejé entrar. - ¿Qué estabas
haciendo?
- Nada, viciar
un poco con el ordenador. – levanté los hombros, queriendo mostrar
indiferencia.
- Genial, si no
estabas haciendo nada, ahora lo harás. – junté las cejas extrañada.
- ¿A qué te
refieres?
- Sube a
vestirte, porque nos vamos al concierto de Ed Sheeran.
- ¡¿Qué?! –
chillé. Tenía que haber escuchado mal, si, debía de haber sido eso.
- Tú. Yo. Ed.
Eso digo. – me sonrió mientras estiraba la chaqueta vaquera que llevaba para
que viera su camiseta, una camiseta de color negro con un ‘+’ de color naranja
y en una esquina de ese ‘+’ se podía leer Ed Sheeran en color blanco.
- Harry, ¿en
serio? - Se limitó a asentir y no tardé en reaccionar, pegando un gritito y
saltando a sus brazos. - ¡Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te
quiero!
- Está bien,
está bien. Yo también te quiero, mucho además. Pero tienes que cambiarte ahora
si no quieres que lleguemos tarde.
- ¡Oh, claro,
claro! – estaba a punto de subir las escaleras, pero me giré de nuevo hacia él.
– Espera, mi madre aun no llegó y ella no sabe que…
- Tu madre lo
sabe, y tienes permiso. Hablé con ella cuando te dejé en casa. – volví a
abrazarlo.
- Te quiero. –
dejé un beso corto en sus labios y volví a ir hacia las escaleras.
Subí corriendo
a mi habitación, me saqué el pijama tan rápido como pude y me metí en mis
vaqueros negros, até mis Converse blancas y solo me quedaba la camiseta…¿qué
podía ponerme?
- ¿Kelly? – me di
la vuelta y noté como la mirada de Harry bajaba hacia mi pecho. – No es que no
me guste verte en sujetador, es más, me encanta pero es demasiada distracción y…-
se mordió el labio sin apartar la vista.
- ¡Date la
vuelta! – cogí la camiseta que tenía antes puesta y me la volví a poner.
- ¿Ya?
- Ya. No sé que
ponerme.
- No te
preocupes por eso, yo te traje algo. – hasta ahora no me había dado cuenta de
la bolsa que llevaba en su mano.
Puso la bolsa
sobre mi cama y sacó de ella una sudadera gris con el logo de Ed y
con su nombre escrito debajo (http://www.polyvore.com/im_falling_for_your_eyes/set?id=81706440).
- ¿Es para mí?-
abrí los ojos, era preciosa.
- Así es, ¿te
gusta?
- Es perfecta,
Harry.
Me la dio y no
dudé ni un segundo en ponérmela. Fui hacia al baño, peiné mi melena colocándola
sobre mis hombros, me hice la raya en los ojos con un lápiz negro y…estaba
lista.
- Estoy lista.
- Entonces nos
vamos ya.
Ya llevábamos
un buen rato en el coche. Yo sentía unos nervios pre-concierto abrumadores. Aun
no podía siquiera creerme que iba a ver a mi cantante favorito, a mi ídolo en
directo. Había intentando ir a un concierto suyo a finales del año pasado, pero
no pude ahorrar lo suficiente y me puse muy triste, tanto que solo con escuchar
los primeros acordes de alguna de sus canciones me ponía a llorar
desesperadamente.
- Llegamos. –
anunció Harry. Sentí como el corazón se me subía a la garganta. – Ponte esto. –
me dio un gorro de lana de color azul y luego él se puso uno de color verde
oscuro. – Es para pasar más desapercibidos, vamos a entrar por la parte de
atrás, pero puede que haya alguna fan.
Me coloqué el
gorro y después Harry me lo puso como él quería que me quedara, sacando algunos
de los mechones de delante. Me sonrió como si lo hiciera a una obra de arte
acabada de hacer para luego coger mi mano y sacarme del vehículo.
Como él había
previsto, tuvimos que sortear alguna que otra fan, pero por suerte nadie nos
paró. Entramos en el local donde se iba a dar el concierto por la puerta de
atrás. Gente se movía de un lado a otro sin parar siquiera un momento, era
demasiado estresante. Harry me hizo
avanzar por un pasillo, intentaba pegarme todo lo que podía a su cuerpo, ya que
me sentía un estorbo para toda esa gente ajetreada.
- ¡Hazza!
- ¡Ed, bro!
Harry me soltó
la mano para abrazar a…abrazar a mi ídolo. No me lo podía creer, tenía a Ed
delante de mí. El hombre que me había ayudado tanto con todas su canciones
estaba abrazando ahora mismo a mi novio. No había palabras para expresar las
grandes e intensas emociones que estaban llenando todo mi cuerpo en esos
instantes.
- Ed, mira,
esta es Kelly, mi novia. Como te dije, es una gran, gran fan tuya.
- ¿Es eso
cierto?
Y me sonrió.
Entonces, sin yo quererlo, las lágrimas empezaron a descender por mis mejillas
en una carrera. Me llevé una mano a la boca, intentando controlarme, pero era
imposible. Me encontré en el calor de unos brazos que no eran los de Harry,
eran los brazos de ese pelirrojo que tan feliz me hacía.
- Eh, no
llores. – acarició mi espalda intentando darme consuelo. Pasé los brazos a su
alrededor y recibí el abrazo como es debido. Lo estaba abrazando, era mejor de
lo que jamás podría haber llego a imaginar. - ¿Puedo hacerte sentir mejor de alguna manera? –
negué separándome un poco de él.
- Gracias por
tu música. – fue lo único que logré decir.
- Gracias por
escucharme. – volvió a regalarme una sonrisa.
- ¡Ed, cinco
minutos! – gritó un chico desde alguna parte.
- Creo que es maravilloso abrazarte, me pasaría la vida haciéndolo, pero además de que me parece que Hazza no me lo permitiría, me espera un montón de gente ahí afuera.
- Lo siento. –
me separé de él, limpiando las lágrimas restantes con la manga de la sudadera.
- No lo
sientas. Bueno, espero que os guste el concierto. Nos vemos luego.
Vi como iba a
buscar su guitarra y se aseguraba de que estuviera afinada. Unas cuatro
personas lo rodearon y antes de salir por fin a escena, levantó su pulgar hacia
nosotros. Miles de gritos se escucharon después. Give me love comenzó a sonar.
- ¿Estás bien? –
Harry tomó mi mano y la apretó levemente para que le mirara a los ojos.
- Mejor que
nunca. Gracias por esto, Harry. Acabas de cumplir uno de mis sueños.
- No me
importaría cumplir todos y cada uno de ellos.
- Te quiero.
- Yo también te
quiero.
Mirábamos el
concierto desde bastidores, tan cerca que parecía irreal. Harry me abrazaba por
la cintura desde atrás, con la barbilla pegada a mi hombro. Su respiración
chocaba contra mi mejilla y me producía una sensación muy agradable.
- Quisiera
dedicar la siguiente canción a dos personas que me acompañan hoy. A un gran
amigo y a una gran fan.
Eso fue lo que
Ed dijo antes de comenzar a cantar This.
A mi cabeza saltaron los recuerdos de Harry cantándome esa misma canción en mi
habitación, recuerdos que se convirtieron casi en presente cuando la voz grave
de Harry se encontraba cantando This
contra mi oído y poniéndome los pelos de punta. Aprovechaba cualquiera pausa en
la canción para besar mi cuello, haciendo que todo a nuestro alrededor se desvaneciera,
manteniéndome sobre una nube. Estaba a años luz de aquel lugar, de aquel
concierto.
- You are the start of something new.
¡Estoy de vuelta! Ya era hora, ¿verdad?
Creo que este capítulo es larguito, así que es mi modo de compensaros.
En el último capítulo os anuncuié que iba a empezar a subir una nueva novela, pues ya hay cuatro capítulos. Os dejo el enlace para que os paséis, y que me deis vuestra opinión: http://goldin-shadow.blogspot.com.es/
Siento haber tardado tanto en subir, de verdad. Ahora se aproximan los exámenes finales, así que no os aseguro que vuelva a subir pronto, espero que lo comprendáis.
No me extiendo más. De verdad que muchas gracias por leer y comentar, por estar siempre ahí. Via blog, Twitter e incluso ask preguntándome cuando iba a seguir la novela. Sois un gran apoyo, en serio.
Recordar votar la entrada para saber cuanta gente lee la novela.
Os quiero muchísimo.