sábado, 18 de agosto de 2012

Capítulo 13.


Me desperté a las diez menos cuarto y me di una ducha. Al salir busqué lo más cómodo que pudiera encontrar en mi armario (http://www.polyvore.com/sin_t%C3%ADtulo_125/set?id=54642070). Me sequé el pelo y lo recogí con una goma.

Bajé a la cocina y no había nadie. Saqué zumo de la nevera y llené un vaso, luego cogí uno de los bollos que estaban sobre un palto en la encimera, donde también se encontraba una nota.

Kelly, voy a llevar a tu hermana a entrenar y de paso me acerco al super, así que no voy a estar cuando te despiertes.
Pásatelo bien y no llegues muy tarde.

Besos,
                                                      Mamá.


Dejé la nota sobre la encimera de nuevo y miré el reloj que había en la cocina. 11:05. Genial. – pensé. – Acabé el bollo y me bebí el vaso de zumo de golpe. Salí corriendo hacia la puerta, recogí las llaves y el móvil y salí fuera.

 Levanté la vista y me encontré con un descapotable gris. Eleanor me saludó con la mano. Me acerqué hasta el coche y me senté en el asiento del copiloto.

- Hola. 
- ¡Buenos días! – dijo con una sonrisa en la cara. – Creo que para esta mañana no dan lluvias, pero no sé que me da que aquella nubecita de allí nos cubrirá. – puso las llaves en el contacto. – Pero bueno, aprovechemos nuestro tiempo.

Eleanor encendió la radio y de repente se empezó a escuchar Call Me Maybe, sonreí, hacía poco que esa canción había alcanzado el éxito en las listas británicas, y era condenadamente pegadiza. Eleanor canturreaba sin apartar la vista de la carretera, lo que me incitaba todavía más a querer cantarla con ella, lo hice, en un tono bajo, claro. Aun no estaba preparada para mostrarme tan abierta ante ella, pero era todo culpa de la canción.

En apenas unos minutos llegamos al centro comercial. Entramos en el parking y aparcó, salimos entre risas y nos adentramos en el fabuloso mundo de las compras.

- ¿A dónde vamos primero? Hay tantas tiendas y tanta ropa...
- ¿Qué tal si entramos en la más cercana? Mmmm...- miré alrededor. – creo que es Zara.
- Puesssss vamos.

Entramos en Zara. Yo fui por un lado de la tienda y ella por otro para al rato encontrarnos con los brazos cargados de ropa. Fuimos directas a los probadores y al salir comentábamos como nos quedaba.

- Me gustan los pantalones, pero esa camiseta no. Prueba con esta. – me tendió una de su montón y me la puse. – Te queda genial. – esbozó una sonrisa y se la correspondí encantada.

Salimos de allí con dos bolsas llenas cada una. Pero no fue nuestra última parada, después de Zara vinieron muchas tiendas más, y siempre salíamos con las manos repletas de bolsas y más bolsas.

- ¿Qué te parece este sombrero? – lo sostenía por los lados y se giraba poniendo poses divertidas.
- Estupendo, ¿y esta chistera? – agarré una vieja chistera de color lila que se encontraba a mi lado, en una estantería.
- Divina. Pareces Willy Wonka o el Sombrerero Loco, pero estás divina. – estallamos en una carcajada.
- Wonka...eso me recuerda a que...- llevé una mano a mi estómago con dificultad a causa del peso que las bolsas ejercían sobre mi brazo. – Me muero de hambre.
- Ahora que lo dices, yo también. Son las dos y media. ¿Vamos a comer algo?
- Vale.

Fuimos hasta la planta de restaurantes y escogimos una pizzería. Pedimos una Hawaiana y nos sentamos en las mesas de fuera.

- Me revientan los pies. – dijo Eleanor entre mordisco y mordisco,luchando con el queso fundido.
- Hombre, vienes con esos zapatos tan planos de compras. Las Converse son siempre una buena elección.
- Pfff, no pensaba que me dolerían tanto.
- ¿Qué número usas?
- Treinta y ocho.
- Te los cambio, son un ocho también. – di el último sorbo a mi Coca-Cola.
- ¿Segura?
- Que si, mis pies están muy cómodos ahora mismo, pueden resistirlo. Los tuyos necesitan algo de descanso.
- Está bien. – nos intercambiamos los zapatos. – Gracias.
- Eleanor, no las tienes que dar.
- Ele.
- ¿Cómo?
- Llámame Ele. Conmigo puedes ser tú misma, de verdad. Al principio del día te he notado algo tensa, pero veo que ahora ya has cogido más confianza. Quiero que sepas que puedes hacerlo, puedes confiar en mí, de verdad. – me dedicó tal sonrisa que me dieron ganas de saltar y abrazarla.
- Gracias, Ele. – sonreí. – Tú también puedes confiar en mi.
- Lo tendré en cuenta. ¿Y que tal si nos vamos ya? Estoy cansadísima.
- Por mi perfecto.

Nos levantamos y nos dirigimos hacia el parking de nuevo, pero al escuchar como un grupo de chicas llamaba a Eleanor nos giramos.

- ¡Eleanor, Eleanor! – se pusieron rápidamente frente a nosotras. Eran cuatro chicas, uno o dos años más jóvenes que yo solamente. Estaban super nerviosas. Tres de las chicas empujaban a una para que hablara.
- Hola. – dijo Ele con toda la tranquilidad del mundo.
- E-E-Eleanor... – consiguió decir. - ¿Te sacarías una foto con nosotras? – habló rápido, pero sin tropezarse y eso ayudó a que se le entendiera.
- Oh, por supuesto que si. – Dejó sus bolsas a mi lado en el suelo. Las chicas se miraron entre ellas decidiendo quien se quedaría fuera de la foto para sacarla.
- Puedo hacer yo la foto, si queréis. – les dije. La chica rubia que sostendía la cámara me miró con una sonrisa esperanzada y me tendió su cámara.
- Bueno, poneros. – enfoqué y me preparé para darle al botón. - ¿Listas? Decir patata.
- Patataaaa. – canturrearon y sonó el flash de la cámara capturando el momento.
- Muchísimas gracias. – hablaron a la vez. Eleanor recogió las bolsas.
- A vosotras. – sonrió. – Espero volver a veros por ahí, chicas. – se despidió y volvimos a emprender el camino. Giré la cabeza y vi como daban pequeños grititos de alegría al ver la imagen en la pantalla.
- Vaya...- susurré.
- Si son así conmigo, imagínate con los chicos. Y cuando voy con Danielle, todavía peor. Y tuvimos suerte, estas no gritaron tanto como las últimas que me encontré.
- ¿Solo por salir con Louis? ¿En serio? Es increíble... ¿No...No te molesta? ¿No te sientes acosada ni nada? – negó con la cabeza.
- Bueno, algunas veces si me siento agobiada por los medios. Saber que hay gente que se gana su sueldo persiguiéndote con tu novio para sacarte un par de fotos es un poco...enfermizo. Claro, pero sé que ni se compara a lo que deben sufrir diariamente los chicos. Y más últimamente, cuando más fama alcanzan, más pública se vuelve su vida, y con ello, también las vidas de la gente que les rodea. Y créeme, que eso no les gusta lo más mínimo. Pueden soportar que los juzguen a ellos, pero a sus familias y a sus seres queridos...duele. Es algo loco, lo sé. Pero lo cierto es que sin ellas, sin sus fans, ellos no estarían donde están ahora mismo, y es algo que tienen muy presente. Son espléndidas. Yo las adoro.

Acabó la pequeña charla sobre sus pensamientos con una sonrisa, y a pesar de sentirme algo acongojada, sonreí también.
Ya estábamos en el coche, camino hacia la casa de Louis y Harry. Ya que me había dicho que Harry quería verme, algo que me puso verdaderamente nerviosa.

- A Harry es al que más le afecta la prensa. – dijo al llegar a un semáforo en rojo. – No le gusta nada que sea así, y querría que fuera todo lo contrario. Pero lo cierto es que la prensa se ceba mucho con él. Sobretodo con él. Yo no sería capaz de afrontar tanta presión, y creo que tampoco ninguno de los chicos. – una punzada atravesó mi estómago, como si me rajaran con una navaja. Tragué saliva. – Aun no entiendo cual es la fuente de esa fuerza que tiene. La verdad es que llevaba un par de días bastante malos, pero desde hace unas semanas, se ha recuperado como si nada.

Me quedé en silencio. No sabía que decir. Y Eleanor pareció entenderlo.

- Apareciste y te llevaste todas sus preocupaciones. - hizo una pausa. – A Harry le gustas, Kelly. – lo dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo, como una afirmación segura, como que dos más dos son cuatro.
- Yo...yo...
- A ti también te gusta. – declaró firme.
- Yo...no...no sé..yo...
- ¡Oh, por favor! ¡Kelly! Sabes que es así, por las dos partes. Y ni se te ocurra negarlo, porque te engañas a ti misma. Si te mira te pones nerviosa, es más, solo con escuchar su voz te pones nerviosa. Y no hablemos de cuando te toca...- estaba al rojo vivo en aquellos momentos y solo quería salir corriendo. – Lo que no entiendo es como Harry está tardando tanto en expresar lo que siente, y lo que quiere. Que por supuesto, eres tú. Él no es así.
- Eleanor...yo...
- Llegamos. No te voy a agobiar más...pero piensa, y date cuenta de las cosas, por favor. Hazlo por él. O por ti. – salió del coche.- Venga, entremos.