‘Someday, you'll come knockin' on my door. And
I'll leave you lonely, I don't want you anymore. My bones are stronger than
before. So don't come 'round my way, I'll kick your ass right out the door.’
Evadirme del mundo con mis cascos y la música a todo volumen
era lo que de verdad necesitaba. Todo sonaba tan perfecto, hasta que dejó de
ser perfecto y solo escuchaba por un oído…
- ¿Mamá? – abrí los ojos y la encontré sosteniendo una parte
de mis cascos.
- Me voy a casa de la tía y me llevo a Emily conmigo.
- Vale. – se quedó mirándome.
- Kelly, ¿no habías dicho que habías quedado a las seis y
media?
- Si.
- Son las seis y diez, y estás sin vestir. – dirigí la mirada
lentamente hacia mi, me había pasado el día en pijama.
- ¡Mierda! – salté de cama y entré en el baño.
- ¡Esa boca!
- Lo siento, lo siento. – volví a entrar a la habitación, abrí el armario de un golpe y empecé a pasar las perchas rápidamente.
- Lo siento, lo siento. – volví a entrar a la habitación, abrí el armario de un golpe y empecé a pasar las perchas rápidamente.
- Me voy ya, ten cuidado eh.
- Si,si. Adiós.
Cogí unos vaqueros, una camiseta rosa claro bastante
suelta y me vestí lo más rápido que pude, me calcé y volví a entrar en el baño,
me miré al espejo. Tenía una pinta horrible, me lavé la cara, deshice la coleta
que tenía y me peiné como pude, me coloqué una diadema negra fina y bajé las
escaleras. Al llegar al vestíbulo toqué el bolsillo del pantalón ¡el iPhone! Volví
escaleras arriba y recogí el móvil que estaba encima del escritorio. Bajé de nuevo
las escaleras, cogí una chaqueta y salí corriendo.
Me iba poniendo la chaqueta mientras corría, eran las cinco
y veinticinco, y el Harry este dijo que a y media…bueno dijo alrededor de las
seis y media…supongo que eso me otorga unos minutos más. Pero aun así, es capaz
de irse y llevarse mi móvil. Aceleré más el paso, ya faltaba poco para llegar…ya
estaba. Frené y me permití coger aire durante unos instantes. Suspiré. Lo busqué
con la mirada por todas partes pero no había ni rastro de él. Este era el
sitio, estaba segura…pero, no, él no estaba aquí.
- Chssss. – giré la cabeza hacia un banco apoyado en la
pared al lado de un callejón. Había alguien sentado con un periódico abierto
ante sus ojos. – Chsssss. ¡Hey, tú, ven! – me acerqué algo extrañada.
- ¿Me hablas a mi? – me puse en frente de ese individuo y me
di cuenta de que el periódico tenía dos agujeros pequeños.
- Si. Siéntate. – me senté y él cerró el periódico sobre su regazo. Era un chico con unas Ray-Ban negras y llevaba puesto un sombrero de paja. Se sacó las gafas y me miró sonriendo.
- Si. Siéntate. – me senté y él cerró el periódico sobre su regazo. Era un chico con unas Ray-Ban negras y llevaba puesto un sombrero de paja. Se sacó las gafas y me miró sonriendo.
- ¡Eres…! – me vi cortada en mitad de la frase, ya que se
abalanzó sobre mi tapando mi boca con su mano y arrastrándome dentro del callejón,
una vez dentro me soltó. - ¡…Tú! ¡¿Sé puede saber que haces?! – chillé.
- ¡Qué no grites! ¿A caso estás loca? ¿Quieres que nos
rodeen cientos de fans acompañadas de periodistas?
- ¿Y por qué iba a pasar eso?
- Porque soy famoso. – me aguanté la risa.
- Oh claro, por supuesto que si, seguramente eres toda una
estrella del pop.
- Pues lo cierto es que si…pero bah, tú no lo entenderías.
- Claro que lo entendería, es más, lo entiendo. Yo también
soy famosa, soy una reina.
- ¿Eres reina?
- Si, ¿no me conoces? Soy la famosa reina de Narnia, por
allí soy el mayor centro de atención. – no podía dejar de ser irónica, con él
me salía solo. Me miraba tan extrañado que resultaba demasiado gracioso.
- ¿Narnia? – se rascó la cabeza. Suspiré.
- Da igual, ¿por qué no me devuelves mi móvil y acabamos con
esto?
- Claro. – sacó mi móvil de su bolsillo trasero y yo saqué
el suyo y se lo tendí al igual que él a mi. Cada uno cogió su respectivo
iPhone. – No habrás estado cotilleando nada, ¿verdad?
- No. Aunque lo mismo te digo.
- No necesito cotillearte el móvil.
- Pues eso. – suspire. – Me voy. – me dispuse a salir de ese
callejón y cuando ya estaba fuera noté que me seguía, me di la vuelta. - ¿Vas a
seguir…? – me echó contra la pared haciendo una jaula con sus brazos en
paralelo sobre mis hombros y acercó su cara a la mía, estaba tan cerca que podía
saborear su respiración. No podía dejar de mirarlo desorbitadamente, él en
cambio no sé a donde dirigía la mirada.
- Ya está – suspiró. – se han ido, que a punto estuvieron de
verme la cara. – entonces me miró directamente a los ojos y mis mejillas se
llenaron de color, dirigió su mirada a mis labios y me regaló una sonrisa de
lado. Fue puro impulso, me escapé de sus brazos y me situé a tres pasos de él.
- Me voy, adiós.
- ¡Adiós reina de Narnia! – sin quererlo sonreí volviendo a
llenarme de color.
Empecé a caminar rápido, muy, muy rápido. Y llegué hasta
Nando’s vi a Sarah en la terraza y me acerqué hasta ella.
- ¡Kelly! ¿Qué haces aquí?
- ¿Eh? Pues…es que…tengo mi móvil. – creo que hablaba
demasiado nerviosa.
- ¿Estás bien?
- Sisisisisi. – asentía.
- Vale...¿Por qué no esperas un poquito, que ya va a acabar
mi turno y nos vamos juntas?
- Valep.
Me senté en un banco saqué mi móvil y empecé a pasar fotos. No
sé porque estaba tan nerviosa, de verdad. Puff...es un idiota, ¿quién piensa qué
es para acorralarme así? Aggg. No, no, no.
- Tierra llamando a Kelly. – levanté la vista, allí estaba
Sarah con una sonrisa de oreja a oreja.
- Hola. – me levanté y empezamos a caminar.
- ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué estabas tan rara antes?
- Nada, he ido a recoger mi móvil.
- ¿Recoger tu móvil?
- Sip, es que...cuando choqué con el chico de ayer, los
intercambiamos sin quererlo, y ayer me llamó para quedar y darme mi móvil y yo
a él el suyo.
- ¡¿Volviste a ver al chico de ayer?! – como se emocionaba.
- Si...
- Yyy ¿Qué pasó?
- Nada, que está loco, me metió en un callejón.
- ¡¿Qué te metió en un callejón?!
- Sarah, no grites.
- ¡¿Te besó?! – la miré, creo que mis oídos no daban crédito
a lo que escuchaban.
- ¡¿Qué?! ¡Pues claro que no! – Hubo un silencio – Pero pudo
haberlo hecho...
- ¡¿Qué?! ¡Cuéntame todo!
- No hay nada que contar, porque no pasó nada.
- Pero pudo haber pasado, ¿no?
- Si...y no...Es que se quedó mirándome, y sonrió y....
- Le gustas. Fijo que le gustas.
- Sarah, no lo conozco de nada, y él a mi tampoco, así que
no flipes tanto, porfis.
- Es que eres tonta, tienes que aprovechar lo que te dan.
- No, claro que no. Dios, no quiero seguir hablando de él. –
llegamos a su casa. – Me voy ya, se ha hecho tarde, nos vemos.
Volví a caminar rápido y pronto estuve en casa. Timbré y la
puerta se abrió dejando ver a la pequeñaja de mi hermana.
- ¡Mamá, es Kelly! – gritó y me dejó pasar.
- Hola enana. – le revolví el pelo.
- No soy una enana, casi tengo diez años. – me sacó la
lengua.
- Sigues siendo una enana. – me dirigí a las escaleras.
- Kelly, no te pongas a escuchar música que en nada vamos a
cenar.
- Vaaaale, solo voy a subir un momento a la habitación.
Dicho y hecho, subí, dejé el móvil sobre la mesilla, cambié
las Converse por unas zapatillas y justo cuando me iba a tumbar en cama mi
madre hizo grito de presencia:
- ¡Kelly, baja ya!
- Vooooy.
Bajé a cenar y una vez acabado, volví corriendo a mi cuarto
de nuevo. Necesitaba una ducha, así que abrí la villa del agua y dejé que se
calentara para después meterme debajo de ella. Me dejé estar ahí como una media
hora, al salir me puse el pijama, sequé un poco mi pelo con una toalla y me tiré
en cama. Cerré los ojos y respiré bien hondo.
Alcancé mi móvil con la mano, lo desbloqueé y me encontré
con un mensaje en el WhatsApp.
“Harry: Hola, ¿qué tal por Narnia? :)”
No me lo podía creer. ¿Cómo lo hizo? Dudé entre contestarle
o no, pero al final lo hice.
“Bien,
desde que derrotamos a la bruja blanca todo va bien por aquí, siento que el
mundo del famoseo sea más complicado :)”
“Harry: Lo cierto es que no, el mundo
del famoseo no es fácil, aunque a veces es gratificante, puedo tener todas las
chicas que quiera.”
“Bien, me alegro. Ahora me apetecería
dormir, así que si me vas a estar molestando más, te bloquearé.”
“Harry: Tranquila, no molesto más.
Buenas noches princesa.”
No podía creérmelo, sinceramente, no podía ¿me acaba de
llamar princesa? Esto no podía estar pasándome, no. No lo conocía de nada,
exactamente de nada.
Estuve a punto de bloquearlo, pero me quedé a eso, a punto. Dejé
el móvil en la mesa, me tapé y cerré los ojos con fuerza.