domingo, 8 de abril de 2012

Capítulo 2.


‘Someday, you'll come knockin' on my door. And I'll leave you lonely, I don't want you anymore. My bones are stronger than before. So don't come 'round my way, I'll kick your ass right out the door.’

Evadirme del mundo con mis cascos y la música a todo volumen era lo que de verdad necesitaba. Todo sonaba tan perfecto, hasta que dejó de ser perfecto y solo escuchaba por un oído…

- ¿Mamá? – abrí los ojos y la encontré sosteniendo una parte de mis cascos.
- Me voy a casa de la tía y me llevo a Emily conmigo.
- Vale. – se quedó mirándome.
- Kelly, ¿no habías dicho que habías quedado a las seis y media?
- Si.
- Son las seis y diez, y estás sin vestir. – dirigí la mirada lentamente hacia mi, me había pasado el día en pijama.
- ¡Mierda! – salté de cama y entré en el baño.
- ¡Esa boca!
- Lo siento, lo siento. – volví a entrar a la habitación, abrí el armario de un golpe y empecé a pasar las perchas rápidamente.
- Me voy ya, ten cuidado eh.
- Si,si. Adiós.

Cogí unos vaqueros, una camiseta rosa claro bastante suelta y me vestí lo más rápido que pude, me calcé y volví a entrar en el baño, me miré al espejo. Tenía una pinta horrible, me lavé la cara, deshice la coleta que tenía y me peiné como pude, me coloqué una diadema negra fina y bajé las escaleras. Al llegar al vestíbulo toqué el bolsillo del pantalón ¡el iPhone! Volví escaleras arriba y recogí el móvil que estaba encima del escritorio. Bajé de nuevo las escaleras, cogí una chaqueta y salí corriendo.

Me iba poniendo la chaqueta mientras corría, eran las cinco y veinticinco, y el Harry este dijo que a y media…bueno dijo alrededor de las seis y media…supongo que eso me otorga unos minutos más. Pero aun así, es capaz de irse y llevarse mi móvil. Aceleré más el paso, ya faltaba poco para llegar…ya estaba. Frené y me permití coger aire durante unos instantes. Suspiré. Lo busqué con la mirada por todas partes pero no había ni rastro de él. Este era el sitio, estaba segura…pero, no, él no estaba aquí.

- Chssss. – giré la cabeza hacia un banco apoyado en la pared al lado de un callejón. Había alguien sentado con un periódico abierto ante sus ojos. – Chsssss. ¡Hey, tú, ven! – me acerqué algo extrañada.
- ¿Me hablas a mi? – me puse en frente de ese individuo y me di cuenta de que el periódico tenía dos agujeros pequeños.
- Si. Siéntate. – me senté y él cerró el periódico sobre su regazo. Era un chico con unas Ray-Ban negras y llevaba puesto un sombrero de paja. Se sacó las gafas y me miró sonriendo.
- ¡Eres…! – me vi cortada en mitad de la frase, ya que se abalanzó sobre mi tapando mi boca con su mano y arrastrándome dentro del callejón, una vez dentro me soltó. - ¡…Tú! ¡¿Sé puede saber que haces?! – chillé.
- ¡Qué no grites! ¿A caso estás loca? ¿Quieres que nos rodeen cientos de fans acompañadas de periodistas?
- ¿Y por qué iba a pasar eso?
- Porque soy famoso. – me aguanté la risa.
- Oh claro, por supuesto que si, seguramente eres toda una estrella del pop.
- Pues lo cierto es que si…pero bah, tú no lo entenderías.
- Claro que lo entendería, es más, lo entiendo. Yo también soy famosa, soy una reina.
- ¿Eres reina?
- Si, ¿no me conoces? Soy la famosa reina de Narnia, por allí soy el mayor centro de atención. – no podía dejar de ser irónica, con él me salía solo. Me miraba tan extrañado que resultaba demasiado gracioso.
- ¿Narnia? – se rascó la cabeza. Suspiré.
- Da igual, ¿por qué no me devuelves mi móvil y acabamos con esto?
- Claro. – sacó mi móvil de su bolsillo trasero y yo saqué el suyo y se lo tendí al igual que él a mi. Cada uno cogió su respectivo iPhone. – No habrás estado cotilleando nada, ¿verdad?
- No. Aunque lo mismo te digo.
- No necesito cotillearte el móvil.
- Pues eso. – suspire. – Me voy. – me dispuse a salir de ese callejón y cuando ya estaba fuera noté que me seguía, me di la vuelta. - ¿Vas a seguir…? – me echó contra la pared haciendo una jaula con sus brazos en paralelo sobre mis hombros y acercó su cara a la mía, estaba tan cerca que podía saborear su respiración. No podía dejar de mirarlo desorbitadamente, él en cambio no sé a donde dirigía la mirada.
- Ya está – suspiró. – se han ido, que a punto estuvieron de verme la cara. – entonces me miró directamente a los ojos y mis mejillas se llenaron de color, dirigió su mirada a mis labios y me regaló una sonrisa de lado. Fue puro impulso, me escapé de sus brazos y me situé a tres pasos de él.
- Me voy, adiós.
- ¡Adiós reina de Narnia! – sin quererlo sonreí volviendo a llenarme de color.

Empecé a caminar rápido, muy, muy rápido. Y llegué hasta Nando’s vi a Sarah en la terraza y me acerqué hasta ella.

- ¡Kelly! ¿Qué haces aquí?
- ¿Eh? Pues…es que…tengo mi móvil. – creo que hablaba demasiado nerviosa.
- ¿Estás bien?
- Sisisisisi. – asentía.
- Vale...¿Por qué no esperas un poquito, que ya va a acabar mi turno y nos vamos juntas?
- Valep.

Me senté en un banco saqué mi móvil y empecé a pasar fotos. No sé porque estaba tan nerviosa, de verdad. Puff...es un idiota, ¿quién piensa qué es para acorralarme así? Aggg. No, no, no.

- Tierra llamando a Kelly. – levanté la vista, allí estaba Sarah con una sonrisa de oreja a oreja.
- Hola. – me levanté y empezamos a caminar.
- ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué estabas tan rara antes?
- Nada, he ido a recoger mi móvil.
- ¿Recoger tu móvil?
- Sip, es que...cuando choqué con el chico de ayer, los intercambiamos sin quererlo, y ayer me llamó para quedar y darme mi móvil y yo a él el suyo.
- ¡¿Volviste a ver al chico de ayer?! – como se emocionaba.
- Si...
- Yyy ¿Qué pasó?
- Nada, que está loco, me metió en un callejón.
- ¡¿Qué te metió en un callejón?!
- Sarah, no grites.
- ¡¿Te besó?! – la miré, creo que mis oídos no daban crédito a lo que escuchaban.
- ¡¿Qué?! ¡Pues claro que no! – Hubo un silencio – Pero pudo haberlo hecho...
- ¡¿Qué?! ¡Cuéntame todo!
- No hay nada que contar, porque no pasó nada.
- Pero pudo haber pasado, ¿no?
- Si...y no...Es que se quedó mirándome, y sonrió y....
- Le gustas. Fijo que le gustas.
- Sarah, no lo conozco de nada, y él a mi tampoco, así que no flipes tanto, porfis.
- Es que eres tonta, tienes que aprovechar lo que te dan.
- No, claro que no. Dios, no quiero seguir hablando de él. – llegamos a su casa. – Me voy ya, se ha hecho tarde, nos vemos.

Volví a caminar rápido y pronto estuve en casa. Timbré y la puerta se abrió dejando ver a la pequeñaja de mi hermana.

- ¡Mamá, es Kelly! – gritó y me dejó pasar.
- Hola enana. – le revolví el pelo.
- No soy una enana, casi tengo diez años. – me sacó la lengua.
- Sigues siendo una enana. – me dirigí a las escaleras.
- Kelly, no te pongas a escuchar música que en nada vamos a cenar.
- Vaaaale, solo voy a subir un momento a la habitación.

Dicho y hecho, subí, dejé el móvil sobre la mesilla, cambié las Converse por unas zapatillas y justo cuando me iba a tumbar en cama mi madre hizo grito de presencia:

- ¡Kelly, baja ya!
- Vooooy.

Bajé a cenar y una vez acabado, volví corriendo a mi cuarto de nuevo. Necesitaba una ducha, así que abrí la villa del agua y dejé que se calentara para después meterme debajo de ella. Me dejé estar ahí como una media hora, al salir me puse el pijama, sequé un poco mi pelo con una toalla y me tiré en cama. Cerré los ojos y respiré bien hondo.
Alcancé mi móvil con la mano, lo desbloqueé y me encontré con un mensaje en el WhatsApp.

“Harry: Hola, ¿qué tal por Narnia? :)”

No me lo podía creer. ¿Cómo lo hizo? Dudé entre contestarle o no, pero al final lo hice.

Bien, desde que derrotamos a la bruja blanca todo va bien por aquí, siento que el mundo del famoseo sea más complicado :)”
“Harry: Lo cierto es que no, el mundo del famoseo no es fácil, aunque a veces es gratificante, puedo tener todas las chicas que quiera.”
“Bien, me alegro. Ahora me apetecería dormir, así que si me vas a estar molestando más, te bloquearé.”
“Harry: Tranquila, no molesto más. Buenas noches princesa.”

No podía creérmelo, sinceramente, no podía ¿me acaba de llamar princesa? Esto no podía estar pasándome, no. No lo conocía de nada, exactamente de nada.
Estuve a punto de bloquearlo, pero me quedé a eso, a punto. Dejé el móvil en la mesa, me tapé y cerré los ojos con fuerza.




PD: la canción del principio es Mr. Big Shot de Anarbor.  


Capítulo 1.


Llegaré tarde, lo estoy viendo, siempre igual. Agg. ¿Dónde está mi móvil? Aquí. Bien, ya estoy lista.

Bajo las escaleras lo más rápido que puedo, recojo mi chaqueta del perchero y me la pongo mientras sujeto el móvil en una mano y abro la puerta con otra. El suelo, está frío. Miro hacia mis pies. Oh, genial. Busco con la mirada mis Converse blancas, ¡allí! Me las coloco en un tiempo récord metiendo los cordones por dentro, sino no acabaría nunca.

Salgo hacia el centro de Londres, caminando a paso ligero mientras intento escribir en mi iPhone un mensaje para Sarah, son las cinco y cuarto, quedáramos a las cinco en punto. Es que soy tonta.

“Sarah, perdón, estoy llegando.”

Vale, desde aquí solo hay unos seis minutos hasta el Starbucks, ya estoy cerca. Buah, me va a matar, ayer le dije que sería la última vez que iba a llegar tarde.
Sigo concentrada en la pantalla de mi móvil esperando a que Sarah me conteste, como se haya enfadado me muero. Poco a poco la luz de mí alrededor se va convirtiendo en una sombra, levanto la mirada para ver donde estaba la claridad.

- ¡Ah! – me caí al suelo de culo. – Ay…
- Lo siento ¿estás bien? – tomé la mano que me estaban tendiendo y me levanté.
- Si, gracias. - era un chico, más o menos de mi edad. Era poco más alto que yo, tenía el pelo lleno de rizos castaños desaliñados, vestía unos vaqueros, una camiseta granate de cuello alto y una americana gris. Y sus ojos eran de un verde tan…
- Deberías mirar cuando andas ¿sabes? No puedes ir por ahí tirando a la gente al suelo. -…tan asquerosamente verdes.
- Oh, siento haberme entrometido en tu camino tirándote al suelo, no era mi intención, niño. – dije lo más molesta posible.
- ¿Niño? No sabes con quien estás hablando. – movió su mano a través del pelo.
- Puede, más tú tampoco sabes con quien estás hablando, soy una desconocida. ¿Tu mamá no te enseñó que no se debe hablar con desconocidos? – esbocé una media sonrisa.
- Soy Harry. – extendió su mano con una estúpida sonrisa satisfactoria en su rostro. Suspiré, le dejé ahí solo y empecé a caminar otra vez. - ¡Eh! – corrió hacia mi. Me giré.
- ¿Qué quieres ahora?
- Toma. – extendió de nuevo su mano, pero ahora sostenía un iPhone, mi iPhone. Entonces me di cuenta de que no lo tenía, debió de caerme al chocar con este tío raro. Lo cogí.
- Gracias y adiós. – me volví a girar y empecé a caminar una vez más. Hasta que noté una mano en mi hombro. Suspiré.
- ¡Qué! – otra vez su mano extendida ¿es qué no se cansaba?
- Soy Harry, Harry Styles.
- Oh, me alegro. ¿Puedo irme ya?
- Eh…Soy Harry Styles… - su cara era de desconcierto total.
- Lo sé, ya lo has dicho. Me tengo que ir, llego tarde.
- ¡Espera! No me has dicho tu nombre. – le miré vacilante.
- ¿Es qué a caso importa? No nos vamos a ver nunca más, no necesitas saber como me llamo. Y ahora, si me dejas seguir mi camino, me voy.

Lo dejé atrás agradecida de que ya no me siguiera. Miré mi reloj, cinco y veinticinco. Había perdido diez minutos de mi tiempo con él. En fin, no vale la pena ni darle importancia. Guardé el móvil en el bolsillo y aceleré más el paso.

Ya estaba llegando, podía avistar a mi amiga bajo el logo verde del Starbucks. Sarah era como yo, bueno, ella tiene los ojos azules y los míos son…mezclas de grises y azules, si. Y su pelo rubio oscuro es tan bonito…y el mío es castaño claro y…no tiene una forma fija, me puedo despertar un día con el pelo liso, otro ondulado, hasta a veces rizo.Bueno, Sarah y yo somos iguales, o parecidas, depende de con que ojos nos miren. Pero en la forma de ser, somos prácticamente gemelas. Por algo es mi mejor amiga, esa que tiene que aguantarme y esperarme cada vez que llego tarde, que en mí, es de lo más normal.

- Sarah, lo siento, lo siento, lo siento. – llegué hasta ella.
- ¡Kelly! Menos mal que apareciste, pensaba que estabas llegando, hace quince minutos.
- Lo siento…es culpa de un niño raro. – entramos en el Starbucks, pedimos dos frapuccinos y volvimos a salir.
- ¿Con qué un niño raro? – me miró sorbiendo por la pajita.
- Si, bueno, no era un niño, un chico.
- ¡¿Un chico?! ¿Cómo era? ¿Alto? ¿Moreno? ¿Era guapo? – Sarah era igual que yo en su forma de ser, pero había excepciones, los chicos, era una de ellas.
- Pues no sé…era normal, como cualquiera supongo.
- Venga, no seas así. Descríbelo mejor. – suspiré y tomé un sorbo.
- Solo era algo más alto que yo, tenía el pelo castaño y rizado, y sus ojos eran verdes. – dije secamente.
- ¿Ya? ¿Así? ¿En serio?
- Ya te lo describí.
- Pero no le has dado ninguna emoción.
- No la tiene. – me encogí de hombros.
- Eres tonta, a ver, ¿sabes su nombre?
- Harry. – su imagen repitiéndome su nombre me vino a la cabeza.
- Me gusta, ¿y cómo lo conociste?
- Me choqué con él, se me cayó el móvil y me lo devolvió. No lo conocí.
- Pero sabes su nombre.
- Él no sabe el mío. – Sarah se paró y se quedó mirándome.
- ¡¿Qué?! ¿Por qué?
- Porque no se lo dije, no tiene porque saberlo. – suspiró y siguió caminando a mi lado.
- Que rara eres, chica. Te chocas con un tío y no sabes aprovecharlo. Podría a ver sido el amor de tu vida.
- ¡Oh, claro, por supuesto que si! – me reí.
- ¿Y si hubiera sido amor a primera vista? Acabaríais casándoos, y con tres bonitos hijos, dos niñas y un niño. Una pequeña Kelly, un pequeño Harry y una pequeña Sarah. – me paré por completo y escupí el sorbo que había casi tragado estallando en risa.
- ¡¿Sarah?! ¿En serio? Jajajajajaja. No.
- ¿Qué? ¿Por qué no? Podría haber pasado fácilmente.
- Claro que si, anda, camina y no digas boberías. – giramos la calle y nos encontramos con una marabunta de gente, prácticamente todo chicas. - ¿Por qué hay tanta gente aquí?
- Creo que escuché que iban a grabar un videoclip de una banda hoy. Así que serán sus fans.
- Pues vayamos por otro sitio. No me apetece salir en Youtube.
- Valep. – cogimos otra calle evitando a la gente.
- ¿Qué banda era?
- ¿Eh? Ah, pues no sé. Lo anunciaron en las noticias, pero mi hermano cambió de canal para poner un partido y no pude escuchar.
- Hace tiempo que no se ve a James.
- Mañana se vuelve a ir de viaje con el equipo de fútbol.
- Acabará jugando en el Manchester.
- Si…seguro que si. – empezamos a reírnos. - ¿Sabes? ¡Al final conseguí el trabajo de camarera en Nando’s!
- ¿Si? Enhorabuena. ¿Cuándo empiezas?
- Mañana tengo turno de tarde.
- ¿No teníamos tarde de cine?
- Si…lo siento…
- Boh, no pasa nada. Vamos otro día, a ver si se renueva la cartelera. – Sarah me abrazó.
- Aiiiiiiissss como te quiero, aunque no dejes que ningún chico conquiste ese corazoncito, yo te quiero.
- Saca, boba. – reí. – Tu casita, ale, para dentro.
- No te me enfades, sabes que ahora estoy soltera, si sigo así durante un tiempo y tú también, podemos casarnos nosotras.
- Será lo mejor, no creo en el amor a primera vista eh.
- Haaaaaaasta que te llega.
- No llegará.
- No estés tan segura. – abrió la puerta de su casa. – Nos vemos, guapa.
- Adiós, tonta.

Me giré y empecé a caminar hacia mi casa, solo estaba a veinte minutos de la de Sarah. De repente una canción empezó a sonar dentro de mi bolsillo, me extrañó no reconocer mi tono de llamada habitual, saqué mi móvil y me quedé mirando a la pantalla, la cual lucía mi número de teléfono, indicándome que yo, bueno, mi móvil estaba ¿llamándome?

- ¿Si? – esto era raro.
- ¡Tienes mi móvil!
- ¿Qué?
- Soy Harry, el chico de hoy a la tarde. Al chocar nos cayeron los móviles a los dos, y me confundí, dándote mi iPhone.
- ¡¿Qué?! – chillé.
- No me grites. A mi tampoco me hace gracia.
- Aggg pero si es tu culpa. ¿Es qué no reconoces ni tu propio móvil?
- Tú tampoco lo hiciste, sino no sería yo el que te llamara. – punto para él, tenía razón.
- Bueno, no importa. Quiero mi móvil.
- Y yo él mío.
- ¿Entonces?
- ¿Podrías venir hasta mi casa mañana?
- ¿Hasta tu casa? ¿Dónde queda?
- En una urbanización en las afueras de Londres. - ¿estaba de broma verdad?
- No pienso ir hasta las afueras de Londres. No conduzco, ¿sabes?
- Bueno…pues a ver... ¿Qué tal mañana en el mismo sitio que nos chocamos sobre las seis y media?
- Está bien.
- Vale, pues cuida de mi móvil, como venga con un solo rasguño…
- Lo mismo digo. – y le colgué.

Era lo que me faltaba, al final si iba a tener que volver a verlo. Como me gusta mi vida, claro que si. 

No.