domingo, 8 de abril de 2012

Capítulo 1.


Llegaré tarde, lo estoy viendo, siempre igual. Agg. ¿Dónde está mi móvil? Aquí. Bien, ya estoy lista.

Bajo las escaleras lo más rápido que puedo, recojo mi chaqueta del perchero y me la pongo mientras sujeto el móvil en una mano y abro la puerta con otra. El suelo, está frío. Miro hacia mis pies. Oh, genial. Busco con la mirada mis Converse blancas, ¡allí! Me las coloco en un tiempo récord metiendo los cordones por dentro, sino no acabaría nunca.

Salgo hacia el centro de Londres, caminando a paso ligero mientras intento escribir en mi iPhone un mensaje para Sarah, son las cinco y cuarto, quedáramos a las cinco en punto. Es que soy tonta.

“Sarah, perdón, estoy llegando.”

Vale, desde aquí solo hay unos seis minutos hasta el Starbucks, ya estoy cerca. Buah, me va a matar, ayer le dije que sería la última vez que iba a llegar tarde.
Sigo concentrada en la pantalla de mi móvil esperando a que Sarah me conteste, como se haya enfadado me muero. Poco a poco la luz de mí alrededor se va convirtiendo en una sombra, levanto la mirada para ver donde estaba la claridad.

- ¡Ah! – me caí al suelo de culo. – Ay…
- Lo siento ¿estás bien? – tomé la mano que me estaban tendiendo y me levanté.
- Si, gracias. - era un chico, más o menos de mi edad. Era poco más alto que yo, tenía el pelo lleno de rizos castaños desaliñados, vestía unos vaqueros, una camiseta granate de cuello alto y una americana gris. Y sus ojos eran de un verde tan…
- Deberías mirar cuando andas ¿sabes? No puedes ir por ahí tirando a la gente al suelo. -…tan asquerosamente verdes.
- Oh, siento haberme entrometido en tu camino tirándote al suelo, no era mi intención, niño. – dije lo más molesta posible.
- ¿Niño? No sabes con quien estás hablando. – movió su mano a través del pelo.
- Puede, más tú tampoco sabes con quien estás hablando, soy una desconocida. ¿Tu mamá no te enseñó que no se debe hablar con desconocidos? – esbocé una media sonrisa.
- Soy Harry. – extendió su mano con una estúpida sonrisa satisfactoria en su rostro. Suspiré, le dejé ahí solo y empecé a caminar otra vez. - ¡Eh! – corrió hacia mi. Me giré.
- ¿Qué quieres ahora?
- Toma. – extendió de nuevo su mano, pero ahora sostenía un iPhone, mi iPhone. Entonces me di cuenta de que no lo tenía, debió de caerme al chocar con este tío raro. Lo cogí.
- Gracias y adiós. – me volví a girar y empecé a caminar una vez más. Hasta que noté una mano en mi hombro. Suspiré.
- ¡Qué! – otra vez su mano extendida ¿es qué no se cansaba?
- Soy Harry, Harry Styles.
- Oh, me alegro. ¿Puedo irme ya?
- Eh…Soy Harry Styles… - su cara era de desconcierto total.
- Lo sé, ya lo has dicho. Me tengo que ir, llego tarde.
- ¡Espera! No me has dicho tu nombre. – le miré vacilante.
- ¿Es qué a caso importa? No nos vamos a ver nunca más, no necesitas saber como me llamo. Y ahora, si me dejas seguir mi camino, me voy.

Lo dejé atrás agradecida de que ya no me siguiera. Miré mi reloj, cinco y veinticinco. Había perdido diez minutos de mi tiempo con él. En fin, no vale la pena ni darle importancia. Guardé el móvil en el bolsillo y aceleré más el paso.

Ya estaba llegando, podía avistar a mi amiga bajo el logo verde del Starbucks. Sarah era como yo, bueno, ella tiene los ojos azules y los míos son…mezclas de grises y azules, si. Y su pelo rubio oscuro es tan bonito…y el mío es castaño claro y…no tiene una forma fija, me puedo despertar un día con el pelo liso, otro ondulado, hasta a veces rizo.Bueno, Sarah y yo somos iguales, o parecidas, depende de con que ojos nos miren. Pero en la forma de ser, somos prácticamente gemelas. Por algo es mi mejor amiga, esa que tiene que aguantarme y esperarme cada vez que llego tarde, que en mí, es de lo más normal.

- Sarah, lo siento, lo siento, lo siento. – llegué hasta ella.
- ¡Kelly! Menos mal que apareciste, pensaba que estabas llegando, hace quince minutos.
- Lo siento…es culpa de un niño raro. – entramos en el Starbucks, pedimos dos frapuccinos y volvimos a salir.
- ¿Con qué un niño raro? – me miró sorbiendo por la pajita.
- Si, bueno, no era un niño, un chico.
- ¡¿Un chico?! ¿Cómo era? ¿Alto? ¿Moreno? ¿Era guapo? – Sarah era igual que yo en su forma de ser, pero había excepciones, los chicos, era una de ellas.
- Pues no sé…era normal, como cualquiera supongo.
- Venga, no seas así. Descríbelo mejor. – suspiré y tomé un sorbo.
- Solo era algo más alto que yo, tenía el pelo castaño y rizado, y sus ojos eran verdes. – dije secamente.
- ¿Ya? ¿Así? ¿En serio?
- Ya te lo describí.
- Pero no le has dado ninguna emoción.
- No la tiene. – me encogí de hombros.
- Eres tonta, a ver, ¿sabes su nombre?
- Harry. – su imagen repitiéndome su nombre me vino a la cabeza.
- Me gusta, ¿y cómo lo conociste?
- Me choqué con él, se me cayó el móvil y me lo devolvió. No lo conocí.
- Pero sabes su nombre.
- Él no sabe el mío. – Sarah se paró y se quedó mirándome.
- ¡¿Qué?! ¿Por qué?
- Porque no se lo dije, no tiene porque saberlo. – suspiró y siguió caminando a mi lado.
- Que rara eres, chica. Te chocas con un tío y no sabes aprovecharlo. Podría a ver sido el amor de tu vida.
- ¡Oh, claro, por supuesto que si! – me reí.
- ¿Y si hubiera sido amor a primera vista? Acabaríais casándoos, y con tres bonitos hijos, dos niñas y un niño. Una pequeña Kelly, un pequeño Harry y una pequeña Sarah. – me paré por completo y escupí el sorbo que había casi tragado estallando en risa.
- ¡¿Sarah?! ¿En serio? Jajajajajaja. No.
- ¿Qué? ¿Por qué no? Podría haber pasado fácilmente.
- Claro que si, anda, camina y no digas boberías. – giramos la calle y nos encontramos con una marabunta de gente, prácticamente todo chicas. - ¿Por qué hay tanta gente aquí?
- Creo que escuché que iban a grabar un videoclip de una banda hoy. Así que serán sus fans.
- Pues vayamos por otro sitio. No me apetece salir en Youtube.
- Valep. – cogimos otra calle evitando a la gente.
- ¿Qué banda era?
- ¿Eh? Ah, pues no sé. Lo anunciaron en las noticias, pero mi hermano cambió de canal para poner un partido y no pude escuchar.
- Hace tiempo que no se ve a James.
- Mañana se vuelve a ir de viaje con el equipo de fútbol.
- Acabará jugando en el Manchester.
- Si…seguro que si. – empezamos a reírnos. - ¿Sabes? ¡Al final conseguí el trabajo de camarera en Nando’s!
- ¿Si? Enhorabuena. ¿Cuándo empiezas?
- Mañana tengo turno de tarde.
- ¿No teníamos tarde de cine?
- Si…lo siento…
- Boh, no pasa nada. Vamos otro día, a ver si se renueva la cartelera. – Sarah me abrazó.
- Aiiiiiiissss como te quiero, aunque no dejes que ningún chico conquiste ese corazoncito, yo te quiero.
- Saca, boba. – reí. – Tu casita, ale, para dentro.
- No te me enfades, sabes que ahora estoy soltera, si sigo así durante un tiempo y tú también, podemos casarnos nosotras.
- Será lo mejor, no creo en el amor a primera vista eh.
- Haaaaaaasta que te llega.
- No llegará.
- No estés tan segura. – abrió la puerta de su casa. – Nos vemos, guapa.
- Adiós, tonta.

Me giré y empecé a caminar hacia mi casa, solo estaba a veinte minutos de la de Sarah. De repente una canción empezó a sonar dentro de mi bolsillo, me extrañó no reconocer mi tono de llamada habitual, saqué mi móvil y me quedé mirando a la pantalla, la cual lucía mi número de teléfono, indicándome que yo, bueno, mi móvil estaba ¿llamándome?

- ¿Si? – esto era raro.
- ¡Tienes mi móvil!
- ¿Qué?
- Soy Harry, el chico de hoy a la tarde. Al chocar nos cayeron los móviles a los dos, y me confundí, dándote mi iPhone.
- ¡¿Qué?! – chillé.
- No me grites. A mi tampoco me hace gracia.
- Aggg pero si es tu culpa. ¿Es qué no reconoces ni tu propio móvil?
- Tú tampoco lo hiciste, sino no sería yo el que te llamara. – punto para él, tenía razón.
- Bueno, no importa. Quiero mi móvil.
- Y yo él mío.
- ¿Entonces?
- ¿Podrías venir hasta mi casa mañana?
- ¿Hasta tu casa? ¿Dónde queda?
- En una urbanización en las afueras de Londres. - ¿estaba de broma verdad?
- No pienso ir hasta las afueras de Londres. No conduzco, ¿sabes?
- Bueno…pues a ver... ¿Qué tal mañana en el mismo sitio que nos chocamos sobre las seis y media?
- Está bien.
- Vale, pues cuida de mi móvil, como venga con un solo rasguño…
- Lo mismo digo. – y le colgué.

Era lo que me faltaba, al final si iba a tener que volver a verlo. Como me gusta mi vida, claro que si. 

No. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario