miércoles, 25 de julio de 2012

Capítulo 9.



Podía notar su aliento sobre mi pelo y escuchaba cada latido de su corazón y eso me hacía ponerme nerviosa, hasta tal punto que era mi corazón el que se aceleraba.
Me separé un poco por vergüenza a que él notara ese cambio, aunque quería quedarme en ese momento para siempre.

- ¿Estás mejor? – susurró apartándose para verme a los ojos, despegué la cabeza de su pecho.
- Si...es solo que... ¿puedo ir al baño? Quiero lavarme la cara, no me gusta que me miren llorar...
- Oh, claro. Ven conmigo. – cogió mi mano y como una pequeña descarga sacudió todo mi cuerpo. No tardamos nada en llegar al baño, entonces se detuvo y me soltó. – Te espero aquí. – me sonrió y yo entré en el baño.

Nada más entrar apoyé las manos sobre el lavabo y fui subiendo la mirada hasta verme al espejo. Tenía los ojos irritados. Abrí la villa y me cubrí la cara de agua. Con una toalla que había allí me sequé y me volví a mirar al espejo. Suspiré y tomé aire antes de salir. Él me esperaba.

- ¿Qué tal? ¿Mejor? – volví a suspirar.
- Creo que si.
- ¿Lista para volver con los demás?
- ¿Tengo muy mala cara? – le pregunté frotándome los ojos. Él agarró mis brazos impidiendo que siguiera.
- Que va...yo te veo bien. Solo que...- dijo con tono preocupado observándome sin parar.
- ¿Solo qué? – levanté las cejas.
- Mmmmm....veamos....- levantó su mano izquierda y tocó mi cara un poco más debajo de mi pómulo, levantó la  derecha he hizo lo mismo con el otro lado de mi cara. Sonreí. – Estás perfecta. – me miró a los ojos dedicándome la mejor sonrisa y tuve que agachar la cabeza para que no notara el color en mis mejillas. - ¿Vamos?
- Vamos.

Pasamos por la sala donde antes estaban todos, pero ahora se habían trasladado a la sala abierta de al lado donde había una mesa con aperitivos. Había más gente de la que recordaba.

- Ven, quiero presentarte al resto. – nos acercamos a un grupito donde se encontraban también Niall y Louis.
- ¡Harry! No sabíamos donde estabas. – dijo Niall.
- Fui al baño un momento. – en ese momento tomó mi mano y me acercó más al grupo.
- ¡Kelly! – me giré hacia quien me llamaba y era Louis, le sonreí. – Ya empezaba a pensar que no volvería a verte. Aunque todas vuelven.
- ¡Oye! – una chica de pelo marrón y ondulado le pegó en el hombro.
- Lo siento Ele, pero sabes que mi simpatía es irresistible. – ella se limitó a negar con la cabeza y luego me miró.
- ¿No nos presentas a tu amiga, Harry? – en ese momento la timidez se apoderó de mi y sin quererlo estreché con fuerza la mano de Harry.
-  ¡Claro! Ella es Kelly. Kelly, ella es Eleanor, la novia de Louis.
- Encantada. – se acercó a mi y posó dos besos sobre mis mejillas acompañada de una cálida sonrisa. Era muy guapa.
- Mira, él es Liam. – él nombrado me miró y sonrió repitiendo la acción de Eleanor.
- Así que tú eres la famosa Kelly, Harry no paraba de hablar de ti ¿sabías? – vi como Harry le daba una patada a Liam.
- Harry, no pegues a mi chico. – reclamó una chica con el pelo algo más oscuro que Eleanor, pero el suyo era rizo. – Hola. – besó mi mejilla. – Yo soy Danielle, la novia de Liam. – este le sonrió.
- Y ese solitario de ahí es Zayn. – me dijo Harry señalándolo. El chico se limitó a mirarme y saludarme con la mano. – Es algo huraño. – se río. – Que va, es como un oso amoroso, está lleno de amor.
- Bueeeno. Nosotros nos vamos ya. – habló Louis sosteniendo la mano de Eleanor entre la suya.- Adiós amores.
- Adiós Kelly. – dijo ella despidiéndose con la mano, yo le correspondí el gesto.
- ¿A dónde se van? – le susurré a Harry.
- A comer.
- Como nosotros dos. También nos vamos. Encantado, Kelly. – dijo Liam. Antes de que desaparecieran Danielle se despidió con un beso en mi mejilla.
- ¿Y vosotros dos? – preguntó Harry dirigiéndose hacia Zayn y Niall.
- Zayn me deja solo...- se quejó Niall.
- ¿Quedaste?
- Si. – respondió acercándose a la puerta de salida. – Adiós.
- ¿Qué le pasa?
- Ni idea. Pero ya llevaba varios días así. Nunca sabemos donde anda. – Niall suspiró.
- ¿Qué vas a hacer?
- Me iré a casa solo...- se acercó a la puerta.
- Dale el número de Sarah. – me susurró Harry a la oreja. Fruncí el ceño al principio. Pero me pareció una buena idea.
- ¡Niall! – se giró hacia mi. Me acerqué a él y tomé un boli y una servilleta de una de las mesas. – Toma, -  el miró los número sobre la servilleta. – es el número de Sarah. Estoy segura de que se muere porque la llames. – le sonreí y noté como sus mejillas se llenaban de color.
- Oh...Bueno...Gracias. – miró a Harry. – Adiós. Adiós Kelly. – y se fue mirando la servilleta. No pude evitar reírme. Era tan adorable.
- Bueno....y solo quedamos tú y yo...- Harry apareció a mi lado y me habló al oído. Me estremecí.
- ¿No-no íbamos a comer? - dije al darme la vuelta y mirándole a los ojos. Él me sonrió.
- Claro. ¿Vamos?  Nos espera un coche abajo. - asentí.

Fuimos hacia el garaje del edificio y el coche negro de siempre estaba ya allí. Harry me abrió la puerta para entrar y solo puede contestarle con un tímido "gracias". Ahora ya no era Paul el que conducía.

- Harry, ¿y Paul?
- ¿Paul? Oh, pues supongo que ya ha acabado su trabajo por hoy. En realidad es nuestro "guardaespaldas" - hizo comillas con los dedos en la última palabra. - Pero como todos conducen menos yo...pues suele pasar más tiempo conmigo. Ya me estoy preparando para el examen de conducir, lo tengo en unas semanas, supongo que tendré mi coche para mi cumple.
- ¿Cuándo es tu cumpleaños?
- Uno de febrero. Por fin los dieciocho. - sonrió.
- No sabía que tuviéramos la misma edad.
- ¿Pensabas que era mayor? - negué con la cabeza. - Pensaba que te habías quedado en los seis años. - se le escapó una risa.
- Oh, por supuesto. En realidad tengo seis y medio, Louis siempre me rebaja medio año para conseguir la entrada en el cine más barata.
- Eres idiota. - me reí.
- ¿Cuándo cumples los dieciocho?
- Veinticuatro de febrero.
- Así que somos del mismo mes eh...¡Esto es cosa de las estrellas! - dijo con una voz extraña, intentando simular a las pitonisas que salen por la tele a altas horas de la madrugada.
- Repito, eres idiota. - volví a reír.
- ¿Y sabes lo mejor? Que te encanta. - no puede evitar ruborizarme y di gracias a que el coche hubiera parado.
- ¿Por qué paramos?
- Venimos a por nuestra comida. - en ese momento Harry bajó la ventanilla y pude ver que estábamos en un Mcauto.
- Hola, buenas, dígame.
- Un Big Mac, patatas y una Coca-Cola mediana. - me miró. - ¿Qué quieres?
- Eh...Hamburguesa con queso, patatas y una Coca-Cola media también - le repitió el pedido al dependiente.
- Está bien, pasen por la ventanilla uno.

El coche volvió a avanzar y al llegar ya estaba todo. Harry lo recogió y pagó.
Volvíamos a estar en la carretera, tuvieron que pasar unos diez minutos antes de que paráramos de nuevo.
Harry salió del coche y yo hice lo mismo. Se despidió del hombre que conducía y me miró.

- ¿Vamos? - estábamos en la entrada de su casa. Asentí y entramos.

Aun ahora me di cuenta de lo grande que era la casa por dentro. El salón era de unos tonos beige y  blanco. La televisión era enorme, por no hablar del sofá. En esa planta también estaba la cocina que pude apreciarla desde fuera ya que la puerta estaba abierta, parecía muy amplia. Al fondo había unas escaleras que supongo que llevarían a la planta de arriba.

- ¿No te sientas? - me di la vuelta y lo encontré sacando la comida de la bolsa marrón con el logotipo del McDonald's y poniéndolo sobre una mesa que había en el centro. Me senté a su lado pero guardando distancias. - Coge el mando y enciende la tele, porfa. - justamente el mando estaba a mi derecha. Encendí la tele y salió Disney Channel.
- ¿Disney Channel? ¿En serio?
- ¡Es culpa de Louis! - me reí.
- Pensaba que tú eras el niño de seis años y medio.
- El tiene dos.. – se rió. – Toma. – me pasó mi hamburguesa. Le saqué el envoltorio mientras él ya le pegaba un mordisco a la suya. Cuando por fin pude saborearla me di cuenta del hambre que tenía ya que acabé antes que él. - ¡Que apetito tienes! – dijo mientras masticaba su último trozo.
- Hoy solo desayuné un vaso de leche y una manzana. Y llevo desde las ocho y media sin comer nada. Condena de los adolescentes, supongo. – introducí la pajita en el vaso de Coca-Cola y pegué un sorbo.
- ¿Qué quieres estudiar?
- Periodismo. – sonrió mientras bebía.
- Oye...- empecé a mordisquear una patata cuando clavó su mirada en la mía. – Siento lo de antes...- fruncí el ceño en señal de no entender mientras terminaba de comerme la pata frita. – No quería que lloraras...Ese no era el propósito de llevarte hasta la emisora...Solo que quería que me creyeras...- agachó la cabeza.
- Lo cierto es que no sé porque me puse a llorar, ni lo había notado hasta que me lo dijiste. Supongo que la canción era demasiado bonita...y vuestras voces son...impresionantes. No pensaba que el talento de One Direction estuviera en tan alto nivel.
- Espera. – dijo con un tono de asombro. - ¿Cómo sabes qué...?
- Sé quienes sois. – le corté en la mitad se su pregunta.
- ¿Qué? Pero...si tú no me creías cuando intentaba decírtelo y... ¿me mentiste? – el brillo que guardaba en sus ojos se desvaneció, parecía... ¿dolido?
- ¡¿Qué?! No, no. Claro que no. Me enteré ayer por la tarde.
- ¿Cómo lo hiciste?
- Es que...estaba sola en casa, con el portátil y se me ocurrió probar a buscar a Louis, no sé porque lo hice, simplemente pasó. Y ahí estabas tú, en una foto con Louis, Niall y otros dos chicos más. Luego me limité a escribir tu nombre y miles de fotos tuyas llenaron la pantalla de mi ordenador. De verdad que no me lo creía. Fui tan idiota al no creerte, lo siento...
- Vaya. La verdad...creo que lo prefiero así, es decir, me alegra que no me hubieras creído. ¿Y si no te comportabas conmigo como realmente eres? Creo que entonces tú no estarías aquí, comiendo en mi casa.
- Me hubiera comportado igual. – aseguré. Y la verdad es que no dudaba de ello.
- ¿En serio lo crees?
- Si. Porque tu ‘tú famoso’ fue el que me habló por primera vez, demostrando lo idiota que eres. Así que te hubiera puesto en tu lugar. – se río durante un momento y luego me miró con una sonrisa en la cara. Me quedé como una estúpida viendo su sonrisa, y es que hasta ese momento no me había fijado en los dos huecos de sus mejillas. - ¡Tienes hoyuelos! – exclamé sin poder evitar tocarlos manteniendo su sonrisa.
- ¿En serio? Nunca me había fijado. – río.
- No me diera cuenta. Son geniales. – seguía con mis dedos en sus mejillas. – Me encantaría tener hoyuelos.
- Opino que tu cara es preciosa así. – levantó su mano hacia mi mejilla y la acarició, haciendo que yo apartara mis manos de su cara. ¿Cuándo me había acercado tanto a él? Estábamos prácticamente pegados.

Me perdí. Me perdí en sus ojos. ¿Cómo podían ser tan preciosos? Un verde perfecto los cubría por completo. El brillo volvía a aparecer, haciendo que me pusiera nerviosa de tal manera que podría darme un paro cardíaco en cualquier momento. Me estaban matando.

- Ha-Harry...
- ¿Si? – apartó un mechón de pelo de mi cara y lo pasó detrás de mi oreja.
- Yo...me tengo que ir...- seguía acariciando mi mejilla. – Mi madre piensa que estoy en casa de Sarah...
-  Pero estás conmigo. – si no dejaba de mirarme de esa forma me desmayaría.
- Y-ya...por eso...tengo que irme a casa...no quiero que me castigue y...y...- se acercó todavía más a mi. –...y...mañana tengo clase...y...
- Está bien. – besó mi mejilla en un movimiento rápido. Sacó su iPhone del bolsillo y tecleó en él. – Vendrán a buscarnos en cinco minutos. – se levantó del sofá y yo aproveché para soltar en un suspiro todo el aire que había aguantado. Me levanté también. - ¿Esperamos fuera? – asentí y salimos de la casa.

En nada el coche ya estaba delante de nosotros. Entramos y permanecimos todo el camino en silencio. Yo no era capaz de hablar, aun seguía muy nerviosa, así que solo miraba a través del cristal mientras notaba sus ojos clavados en mí nuca. Hasta que llegamos.

- Bueno...me voy...- susurré abriendo la puerta.
- Gracias por este día, Kelly. – me besó en la comisura de los labios y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Salí lo más rápido posible y entré en casa.