domingo, 8 de diciembre de 2013

Capítulo 35.

Abrí  los ojos lentamente, adaptándome a la luz que entraba a través de la ventana. Pude observar entonces al hermoso chico que me estaba sosteniendo contra su pecho. A veces me preguntaba cómo podía ser tan perfecto.

Levanté la mano para poder acariciar su cara y luego la bajé hasta su pecho escribiendo letras al azar, sintiendo el movimiento de su respiración contra mis dedos. Se revolvió un poco entre las mantas y me apretó más contra su cuerpo.

- ¿Estás despierto? – susurré contra su cuello, pues era  la posición en la que él me había dejado.
- ¿Tú qué crees? Me has estado tocando durante un buen rato, además, me hacías cosquillas. – sonreí con las mejillas llenas de color.
- Lo siento.
- No lo sientas, me gusta que me toques. – me pellizcó un poco más abajo de la cintura, haciendo que pegara un pequeño bote por la sorpresa.
- ¡Eh!
- Sssssh, deja al pobre chico dormir. – Restregó su nariz contra mi hombro.
- No quiero seguir durmiendo.
- ¿Qué quieres hacer? – abrió solo un ojo, dirigiéndome una mirada pícara.
- Oh, cállate. Pensaba que podría prepararte el desayuno.
- Puedes ser mi desayuno. – dejó un mordisco sobre mi clavícula.
- Mmmmh…no. – lo oí gruñir mientras me dejaba ir.
- Pues más te vale que el desayuno esté lo suficientemente rico para compensar.

Me arrastré fuera de la cama y tuve suerte al ver la camiseta de Harry tirada a pocos centímetros de mis pies, pues sabía que no me dejaría llevar la sábana para cubrirme. Me puse la camiseta admirando su olor y fui a por mis bragas, éstas estaban algo más lejos pero aproveché que Harry se había quedado boca abajo respirando sobre la almohada, así que no podía verme y no tendría que morirme de la vergüenza.

Bajé  las escaleras de madera, yendo directa hasta la pequeña pero ideal cocina. No hacía falta que dijera de que material estaban hechos los muebles, pues allí todo era de madera y eso era una de las muchas cosas que hacían especial a la casa del árbol. Puede que la primera cosa que la hiciera especial fuera que había sido el lugar donde me había entregado por fin a la persona que más quería en este mundo, pero es un pensamiento muy íntimo y no creo que otras personas estuvieran tan de acuerdo.

Arrugué la nariz hacia la idea de otra pareja estando aquí dentro cuando nosotros nos fuéramos. Era un poco egoísta el querer que nadie más disfrutara de este pequeño palacio de fantasía, pero me sentía con el derecho de declararlo como nuestro. Por lo menos durante el tiempo en el que estemos aquí, lo sería.

 Abrí la nevera esperándome encontrarla vacía, pero para mi sorpresa estaba a rebosar de todo tipo de comestibles, al igual que los armarios. Cogí lo necesario para preparar tortitas y mientras mezclaba los ingredientes dejé vagar a mi mente por todos los acontecimientos de la noche anterior.

Aún podía sentir cada beso sobre mi piel, el tacto de sus manos sobre mi cuerpo, el cosquillo de sus rizos sobre mi mejilla, como hizo que…

- Se te va a quemar mi desayunó cariño, y tengo mucha hambre. – susurró esa voz ronca, siéndolo todavía más recién levantado, que tan familiar me era. Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras me abrazaba por detrás para luego dejar un beso húmedo bajo mi oreja.
- Ha-Harry…- estaba empezando a mordisquear mi cuello cuando de repente olí el humo. - ¡Mierda!

Metí la sartén en el fregadero y eché agua sobre ella, y por lo tanto, sobre la tortita que se estaba haciendo. Abrí las ventanas para que el humo se fuera y me quedé viendo con cara de asco la cosa viscosa dentro de la sartén.

- Ufff…lo siento.
- La masa está a salvo, ¿puedo hacer el desayuno para ti mientras te dedicas a descansar y a ser la chica más guapa del mundo? – me ruboricé un poco y dejé que me diera un apasionado beso en los labios.
- Venga, ahora soy yo la que tiene hambre. – se rió mientras lo apartaba e iba tumbarme en el sofá un rato.






- ¿Y bien? - preguntó después de saborear el primer trozo de sus tortitas.
- Debo admitir que sabes cocinar, y muy bien. Creo que a partir de ahora tú deberías ser el que cocina en esta relación.
- Bueno, si vinieras a vivir conmigo podría cocinar para ti siempre que quisieras. – casi me atraganto, pero pronto bajé la comida con un largo trago de agua. ¿Acababa de pedirme que me fuera a vivir con él?
- ¿Acabas de…?
- ¿Pedirte que vengas a vivir conmigo? Puede… ¿Dirías que si, si así fuera?
- Yo…Mmmmh…

La verdad es que por una parte me moría de ganas por poder despertarme a su lado todos los días, pero por otra…¿y si lo que tenemos se estropea con la convivencia? ¿Y si se da cuenta de que fue idiota al fijarse en alguien como yo siendo él tan especial?

- No tienes porque contestarme ahora, Kelly. – tomó mis manos encima de la mesa e hizo que le mirara a los ojos. – Pero me gustaría que te lo pensaras. Hace un tiempo que Louis y yo hemos estado pensando en eso de independizarnos el uno del otro, aunque él pasaba más tiempo fuera de casa que dentro últimamente. Me encantaría comprar un piso cerca del centro, cerca de la Universidad que escojas. Solo piénsalo. – me dedicó una sonrisa sincera antes de empezar a comer.





Estábamos tumbados en la hamaca mirando hacia el increíblemente azul del cielo. En Londres el cielo no tenía ese color tan claro y tampoco se podía respirar el aire que aquí había. Podía oler cientos de distintos tipos de árboles, plantas y flores.

- ¿En qué piensas? – susurró Harry mientras no cesaba sus caricias por mi brazo.
- En lo distinto que es este lugar respecto a Londres.
- ¿Distinto a bien o a mal?
- A genial. – me giré para verlo sonreír, haciendo que la hamaca se moviera, balanceándonos suavemente. - ¿Por qué aquí? ¿Por qué Finlandia?
- Mmmmh…- rozó su nariz contra mi cuello y depositó un pequeño beso luego. – Bueno, tú querías pasar tiempo a solas conmigo y yo quería hacerlo sin ser Harry Styles. Así que empecé a buscar sitios donde pudiéramos cumplir eso, entonces encontré este maravilloso camping privado. Aquí no puede entrar ni un solo paparazzi, hay seguridad y paz. Aquí solo soy Harry.
- Mi Harry.
- Mi Kelly.

Le miré a sus preciosos ojos esmeralda antes de atraerlo hacia mí para poder besar sus labios.





Los días iban pasando tan rápido que cada vez temía más al final de este precioso tiempo que tenía para estar a solas con Harry.

Era increíble todo lo que había hecho por mí, por nosotros. Antes de todo esto, en esas semanas anteriores que apenas nos podíamos ver había comenzado a tener un montón de dudas sobre nuestra relación. No paraba de pensar que no duraríamos demasiado si seguíamos así, pero luego llegó él con su enorme capacidad de hacerme feliz y apartó todos esos pensamientos de mi cabeza…Hasta ahora.

¿Qué iba a pasar después de que volviéramos a Londres? ¿Qué iba a pasar cuando cruzáramos ese horrible puente que nos separaba de la vida real y de nuestro mundo perfecto? ¿Y si ya no podemos aceptar estar lejos el uno del otro después de tanto tiempo sin separarnos? ¿Y si ya no…?

- Hey, Kelly.

Aparté la vista de un punto fijo que tenía marcado sobre la alfombra de la habitación y presté atención a Harry, sentado a mi lado en la cama y con el mando de la pequeña tele sobre las manos.

Aquí no llegaba la frecuencia de televisión, pero había un DVD y Harry había traído todas las temporadas de House para mí. Era lo único que mirábamos en esa pantalla, aunque no habíamos avanzado demasiadas temporadas. Sonreí.

- ¿Por qué sonríes? – Le dio al play, y comenzó un nuevo capítulo.
- Por nada. – ensanché mi sonrisa cuando bajó su cabeza hasta mi cuello y lo acarició con su nariz.
- ¿Quieres que dejemos al Dr.House para otro momento? – y comenzó un rastro de pequeños besos húmedos por debajo de mi oreja.
- En realidad…- solté un pequeño gemido cuando mordió la piel de mi cuello. - …Me gustaría saber dónde están de vacaciones los demás…- Harry paró y me miró a los ojos. No había querido decirme nada sobre ello durante todo este tiempo, y no entendía por qué.
- Umh… ¿Si te lo digo podemos atrasar el maratón House para más tarde? – enarcó una ceja mientras me mostraba una sonrisa pícara.
- Creo que necesitas una ducha fría pero…bueno, vale.

- Liam y Danielle están Florida, Zayn y Taylor en Italia, Louis y Eleanor en Paris y Niall y Sarah en Irlanda. – dijo todo lo rápido que era capaz. – Ya está. Mi parte está cumplida, ahora toca la tuya…

Nunca cambiará, me dije. Pero tampoco quería que lo hiciera. Yo quería a este Harry, a todo él.

Cuando quise hablar para decirle lo mucho que lo quería, sus labios estaban ya sobre los míos y sus manos se movían por debajo de mi camiseta. 







No, no estoy muerta. Y si, soy una horrible persona persona por no haber subido durante todo este tiempo. 
Pero os resumiré lo que me ha pasado en dos palabras: Odio Bachiller. 

Sé que este capítulo es asquerosamente corto, pero me sentía tan mal por no subir que lo escribí para poder olvidarme de este capítulo. Se acercan las vacaciones y espero poder terminar de una vez el fic para poder ponerme en serio con Gold in shadow. Solo queda un capítulo más, el capítulo final. 

En serio, siento muchísimo haber tardado tanto. Soy estúpida por no haber podido sacar tiempo, debería haberlo hecho pero...pffff. 

Gracias por haber seguido ahí, por comentar y por votar. Os quiero, de verdad que os quiero. 

2 comentarios:

  1. es perfecto!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! :) q Kelly se vaya a vivir con Harry plissss
    estos meses si q m hisist pasarla bien preocupada, realment creia q algo malo t habia susedido, pero estas bien y es lo importante :D

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  2. DIOS MIO ANAAAA ¿SABES QUE TE AMO DEMASIADO? TENGO YA PREPARADO LA PARTE CURSI DEL COMENTARIO FINAL PARA EL ULTIMO CAPITULO.
    OFMGGGGGGGGGGGGGGG Y TU DECIAS QUE IBA A SER CACA? PUES NO.
    Siento que sea corto pero es que me siento sin ganas de nada y .

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